lunes, 5 de abril de 2010

A WILLIAM, QUE NO SE FUE, Feliberto Pérez Del Sol



Sakenaf, Santa Clara, Villa Clara, 11 de febrero de 2010 (FCP). La violencia imberbe, ha salpicado nuevamente con sangre las angostas calles de Santa Clara, se llevó consigo esta vez, a William Fabián Álvarez, líder de la banda punk-rock: Eskoria. El violento modo de marcharse, al barrio que hay detrás de las estrellas, conmocionó a la comunidad freaky santaclareña.
Los seguidores de este músico no imaginaron, que el concierto realizado, el pasado 31 de enero, sería el último del popular cantante. El parquecito, ubicado en la calle Tristá y Carretera Central, fue el postrer escenario, desde el cual, William defendió a través de sus canciones, a todos los marginados sociales.
Ese fue el sempiterno motivo, que tuvo este hijo de Los Sirios, su "barrio marginal", como el solía llamarlo, para fundar, en 1994, esa leyenda hoy despedazada, nombrada Eskoria. En sus textos, dos generaciones de jóvenes inadaptados, encontraron, cada uno a su modo, el necesario consuelo para poder "quitarle peso a su propia cruz".
Razones poseíste de sobra, aquella aciaga noche, cuando insinuaste al centenar de reunidos, que era la última. Claro que te referías al cierre de aquel sitio, pues las bases de tu obra, supiste removerlas al plantear: "…esta fue una revolución hecha para la conveniencia de unos pocos… esta es una esquina para la libertad… para sentirnos libres… y decir lo que queramos…".
Sabías, que tantas verdades juntas no serían vueltas a permitir y aunque fuera el final del espacio ganado para la peña, preferiste arriesgarlo, la legión te apoyó. Donde estés, nunca te callarás la rabia acumulada, porque los músicos como tú, comprometidos, saben de sobra que: "si ser un carnero, es ser agradable, prefiero seguir siendo lo que soy, un indeseable".
De esa, tu última actuación quiso el azar, que nadie grabara unos minutos, por ello, el recuerdo será el más inmune de los soportes. Quienes tuvieron la dicha, saben, que atesoran una reliquia, sólo comparable a esa lírica tuya tantas veces escuchada: "…Ya se me jodió la noche otra vez, tengo que dormir en la celda, como casi siempre, a mi me toco perder…".
Tu figura tatuada, jovial, ebria e inconforme, fue el que motivó a las organizaciones encargadas de los contratos profesionales, para no aceptarte. Hacia esos inquisidores del estilo "Do it your Self" sólo disparaste voces y sonidos distorsionados, además, de estas palabras: "…Somos la banda con más fans en Villa Clara y nunca nos han propuesto un contrato, pero… no importa…".
Incontables son los éxitos no dejados de interpretar en tus conciertos, pero uno por encima de todos descolló. Tomado de los Punkys españoles R.I.P: "Enamorado de la Muerte", jamás quedó ausente de ningún repertorio y fue tanta tu obsesión por ella (la muerte), que la hiciste parte de todos: "Yo ya tengo novia, ya encontré mi amor,…día y noche está en mi mente…".
Diste todo por mantener viva la escena punk, incluso, participaste en eventos, que con el local lleno, no te reportaron un miserable peso cubano, con la falta que te hacía. Hasta algunos "inaudibles" difundieron tu actuación, para así poder atraer público, más no te molestó, estaba el rock n roll en juego y había que acudir.
Serás músico de culto, querido por pequeñas mayorías, tus canciones serán himnos versionados y entonados hasta la saciedad. Si Londres tuvo al Sid Vicious de Sex Pistols, Seattle el Kurt Cobain de Nirvana, Santa Clara te tendrá a ti y no solamente para ella, pues antes de irte, ya eras nacionalmente conocido, como William Eskoria.
En 1989, para evadir el Servicio Militar Obligatorio, decides contraer el virus VIH, pues creías en su pronta vacuna. Vives varios años con él, ganándole todas las batallas, por eso "No te Metas en mi Vida", es tan exitosa: "Yo no creo en guapos, no creo en la guapearía, conmigo la cosa, se resuelve desde aquí arriba,… no te metas en mi vida, porque soy peor que el sida…".
Y que decir de El Mejunje, ese sitio mítico donde creciste musicalmente, el cual, nunca te cerró la única puerta de entrada al recinto. Sede del orgullo gay, allí hiciste las primeras presentaciones para el piquete de colegas santaclareños, que acudían a escuchar cada nueva canción. Lástima no hayas terminado aún el tema dedicado a este maravilloso espacio.
Muchos serán los modos para inmortalizarte, aunque sería bueno consultarlo contigo, pues no ibas de comercial ni mucho menos de "Rock and Roll Star". El movimiento Punk-Rock, conoce la manera de hacerlo, porque tú les dejaste modestas normas, pero todavía están conmocionados y desean perpetuarte de algún modo.
Las estrechas arterias de la ciudad no cesan de sangrar, lloran por cada hijo, que marcha de modo involuntario. William Fabián, en los archivos de muertes violentas, eres sólo un número y pronto, un caso resuelto, en cambio para la comuna freaky pasarás de acompasados lamentos a ser ídolo aplaudido, porque nunca te fuiste. Solamente andas de gira por el firmamento.

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