CONSIDERADOS ANALFABETOS POLÍTICOS, Guillermo Fariñas Hernández.

La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 3 de septiembre del 2009 (FDC). La apoteosis de la falsedad resultó el programa oficialista de análisis políticos Mesa Redonda, trasmitido por varios canales televisivos y radiales gubernamentales, el 28 de agosto del 2009. En ese espacio de supuesta información al pueblo cubano se les tomó el pelo a los telespectadores y radioescuchas.

El tema tratado ese día, se tituló oficialmente: “UNASUR y las bases militares en Colombia”. Casi todas las intervenciones versaron respecto al encuentro realizado ese mismo día, en el balneario de Bariloche, Argentina. Así como a las distintas ínterversiones de los 12 presidentes de Sudamérica, allí citados por la Unión de Naciones del Sur (UNASUR).

Randy Alonso Falcón, el moderador del programa, secundado por los periodistas participantes Nidia Díaz Fernández, del periódico Granma Internacional, Marina Menéndez Quintero, diario Juventud Rebelde y Oliver Zamora Oria, de la Redacción de Noticias de la Televisión Cubana realizaron verdaderos actos de magia para desinformar a los espectadores nacionales.

Este conclave se debe a una polémica suscitada entre el grupo de gobernantes representantes de la izquierda radical-populista versus el gobierno de Colombia. Todo porque los mandatarios Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales fundamentalmente, se consideran amenazados por la instalación de siete bases militares de Estados Unidos de América en suelo colombiano.

O sea, que esta Cumbre Extraordinaria fue convocada ad hoc para debatir los desencuentros políticos, castrenses, económicos y diplomáticos entre el eje Chávez-Correa-Morales contra Álvaro Uribe Vélez, presidente de la República de Colombia. El trío mencionado aboga por defender los ideales políticos cercanos al comunismo, mientras Uribe Vélez es derechista.

Los propios comunicadores de la Mesa Redonda reconocieron en sus palabras, que se produjeron agrias discusiones sobre los temas tratados en la reunión. Y hasta aceptaron ante el público, que sobre la cuestión de la retirada de los enclaves militares en esta parte del continente americano, no se pudo arribar a ningún tipo de acuerdo.

Ahora, lo desastroso del programa comunicativo resultaron las burdas manipulaciones de lo dicho por cada uno los protagonistas asistentes, como si los televidentes residentes en Cuba padecieran de Retraso Mental. Cada uno de los discursos de los estadistas fue sesgado con total irrespeto a quienes miraban u oían.

Por simple deducción lógica cada cubano interesado en lo que allí aconteció, se llenó de expectativas para saber los argumentos expresados por cada contrincante. Estos deseaban conocer las palabras de Chávez Frías, Correa Delgado y Morales Ayma y para poder ver como les respondía Uribe Vélez.

Pero una parte de esa ecuación faltó, pues los televidentes escucharon varios fragmentos de las deposiciones de los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Casualmente con lo que les refutó Uribe, eso nunca fue trasmitido y solo se vieron imágenes sin audio de sus contestas.

¿Serían tan contundentes las respuestas que dio el presidente de Colombia a sus homólogos? ¿Las contestas crearían incertidumbres entre la gran masa del desinformado pueblo de Cuba? ¿Por qué los censores castristas no permitieron que se oyeran fragmentos de alguna de las tres intervenciones del colombiano?

Si existió una disputa entre partes encontradas de América Latina en ese punto de la geografía argentina ¿Cuál es el temor a presentar a los cubanos las explicaciones con que cuenta el presidente no izquierdista? No fuera algo más honesto insertar fragmentos manipulados de las palabras de cada gobernante y después intentar tergiversarlas con los periodistas.

Parece que lo argumentado por el abogado y politólogo es demasiado evidente para los frágiles oídos de los cubanos de a pie. El miedo a permitirles a los telespectadores nacionales escuchar lo que pueda revelar Álvaro Uribe, de lo necesario de aceptar bases yanquis en su patria, no es para unos isleños curiosos y considerados analfabetos políticos.