martes, 23 de marzo de 2010

Chiste

Con el aumento de fieles en las iglesias cubanas, producto de la aparente apertura religiosa, estos santos lugares se han llenado de inconversos de todo tipo, entre los que no han faltado los sinceros creyentes en Cristo, aunque ingenuos defensores de la supuesta bondad del líder de la Revolución Cubana, al que le justifican todo.



Entre esas personas estaba la protagonista de esta historia, que al enterarse del precario estado de salud de Fidel Castro, postrada de rodillas ante el Santísimo Sacramento del Altar, rogaba con insistencia:



_ ¡Ilumínalo Señor! ¡Ilumínalo!



Una monjita que se hallaba cerca, no pudo dejar de escuchar la súplica, por lo que se le acercó a la buena mujer y bien bajito le dijo:



_ Señora, mejore su dicción al rezar, déjese de hablarle a Dios con faltas de ortografía.



La interlocutora sin comprender todavía, le preguntó sorprendida:



_ ¿Cómo dice hermana?



A lo que la religiosa responde sin más dilación:



_Se dice: ¡Elimínalo, Señor! ¡Elimínalo!






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