Santa Catalina, Santa Clara, Villa Clara, 11 de febrero del 2010, (FCP). Desde el año 2005 en la televisión cubana comenzaron a exhibirse anuncios que criticaban la política del plan Bush hacia Cuba. En los mismos se ridiculiza a los norteamericanos y a los cubano-americanos acusándolos de querer apoderarse de la isla, de regresar a vengarse y así cometer crímenes de lesa humanidad.
Estos se hicieron en forma de spots televisivos y dibujos animados, para que de esa manera llegara mejor el mensaje a los niños y jóvenes cubanos. Esta información fue totalmente tergiversada, por lo que hasta los infantes la ridiculizaban y cada vez que le planteaban una negativa a sus padres y maestros la explicación era: "Porque no me da mi gana americana".
El gobierno cubano hábilmente desinformaba mediante estos cortos a toda la población al infundirles temor al cambio, pues este les traería el descalabro económico, político y social amén de un baño de sangre. Como siempre la culpa no cae al piso y a todas luces tiene que echársele la incapacidad propia al enemigo sempiterno del castrismo…el imperialismo yanqui.
Entre las mentiras difundidas estaba la de eliminar la asistencia social para los ancianos. Los ingenuos abuelos cubanos no sabían que quienes de verdad les iban a quitar toda ayuda era el bondadoso sistema socialista, la benévola revolución de los humildes y para los humildes a hechura de los hermanos Castro.
¿Dónde quedaron las promesas del líder de la revolución cubana de que aquí nadie iba a quedar desamparado, que con la revolución desaparecerían los mendigos, pordioseros así como la afirmación de que en Cuba habría una vejez digna y segura? Si tuvieran vergüenza no fueran tan demagogos ya que más pronto se coge al mentiroso que a un cojo.
Aparecía en el spot un señor milagroso en forma de miniatura rosada, con una varita mágica que decía: cachán cachán al tiempo que la movía y salía un destello que lo transformaba todo en malo y desagradable. A este personaje lo nombraron cabo Casón, juego de palabras utilizado para burlarse del jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, señor Keison.
La concordancia de los parámetros físicos que existe entre el personaje del spot y el actual presidente del país dio pie a que la población reflexionara. A unos pocos años de diferencia de la exhibición de esos fílmicos los isleños se preguntan si fue pura casualidad del destino que el presidente de la isla sea el anciano y hermano pequeño de la dinastía Castro-comunista, Raúl.
Por otra parte, se les infundía que el gobierno de transición manipulado por los estadounidenses sería racista en extremo, por eso la discriminación racial tomaría auge y se crearía una banda del Ku Klux Klan. Todo ha quedado desmentido al salir presidente de los Estados Unidos por primera vez un afroamericano.
Con la Salud Pública también se intentó sembrar la cizaña al difundir que la atención médica debía ser pagada y selectiva. En contradicción con los falsos logros en esta esfera, en estos momentos los nacionales carecen de medicamentos hasta de producción natural como los jarabes y la escayola para inmovilizar fracturas, pues todo se envía a la colaboración médica foránea.
Amenazaban además, que vendrían los cubanos exiliados a reclamar sus propiedades, aquellas que al triunfo de la revolución les fueron expropiadas. La vida ha demostrado que los que siguen con los embargos, suspenden licencias a cuentapropistas y frecuentemente realizan desalojos son los agentes gubernamentales, justificando todo esto so pretexto de ilegalidades.
Los cubanos que visitan la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en Cuba tuvieron la oportunidad de tener en su poder una rata de peluche, color rosa que ripostaba todas las mentiras del spot cubano. Este muñeco contenía una grabación esperanzadora para el pueblo esclavizado, que al apretarlo decía: "Cachán cachán… días mejores pronto vendrán".
Se criticó la enseñanza privada y se silenció la existencia de una educación pública y gratuita así como el derecho a recibir instrucción religiosa. Frente al aula del corto presentaban a una anciana vestida de uniforme militar de camuflaje con botas y habla inglesa la que le pedía a los estudiantes: "Repeat after me… la comunisma es mala".
Única verdad que trasmitía el anuncio, que los niños cubanos que padecen las miserias propias del comunismo, en su ingenuidad repetían sin cesar, junto a los ya no tan cándidos adultos, lo que popularizó la frase. Motivo por el cual la censura televisiva suspendió dichos anuncios politizados, parece que a ellos… no les dio su gana americana.
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