Sakenaf, Santa Clara, Villa Clara, 18 de febrero de 2010 (FCP). La Televisión Cubana posee un modo para suprimir de la pantalla chica programas televisivos: la censura. Cual manzana en la cabeza, al decir de Joaquín Sabina, demasiadas emisiones dependen, de la buena o la mala puntería que tenga ese día Guillermo Tell, o sea, los ancianos gobernantes.
Al televisor se le ha dado un sinfín de apelativos, que varían según el parecer de cada individuo, sus más acérrimos detractores lo han llegado a llamar: "el opio de las masas". Definición esta, que además de etiquetarlo, le hace cierto tipo de cuestionamiento prejuicioso, todavía por demostrar, aunque la parte cubana ya haya comenzado a creérselo.
Tal vez, algunas emisiones televisivas no lleven incluido el contenido ni la calidad exigida, por los versados en esas materias, para catalogarlos de ideal. En cambio, puede que a una "minoría absoluta" como sentenció, el grupo de rock, Extremo Duro, le despierte gran interés determinado material y este sea retirado de la pantalla por una minoría, aún menor.
Esto último esbozado, pudo haber sido lo sucedido, el 27 de diciembre de 2009, con uno de los temas a tratarse en el programa Pasaje a lo Desconocido. Emisión que cada domingo a través del canal Tele Rebelde, conducido por el periodista Reinaldo Taladrid y un invitado para la ocasión, llega a buen número de hogares en todo el país.
El citado día, debió proyectarse el documental "2012, El fin de los tiempos II", sobre el posible final de la especie humana a ocurrir, el viernes 21 de diciembre de 2012, debido a un fenómeno cósmico. Sin embargo, los seguidores de esta serie se quedaron con las ganas. Además de deseos, debieron de sufrir la falta de información, sobre la no continuación en cartelera de dicho tema.
Asimismo, previo a aquella única presentación se leyeron mensajes remitidos por clubes, todos interesados en el tema, nacionales y de Miami. Ambos grupos coincidieron en esperar la fecha de modo positivo, además, "los de afuera" incluyeron en su misiva la nota de, que son un mismo pueblo y, que estarán junto a los "de adentro" en esas horas "finales".
Justo un día después de presentar la primera parte sobre la hipótesis maya, se produjeron enconados debates científicos y religiosos en varias plazas de la geografía nacional. Disputas estas, que al estar relacionadas con la muerte, no aceptaban la evidencia de lo planteado por el otro, eso sí, hasta los menos preocupados en temas triviales, expresaron su desvelo.
Estas libres maneras de opinar y cuestionar sin estar presente un ciudadano estatal, que diera el punto de vista oficial, parecen haber asustado a los viejos gobernantes. No existió más excusa para un accionar como este, que el temor a un mero programa de televisión, donde la solución de algo no partía de los acostumbrados líderes, sino del mismísimo azar.
Casi todos saben que la información es el cuarto poder y, por lo tanto, quien lo controle podrá actuar deliberadamente, en la mente de los demás. Y como la discusión infundía un nuevo miedo para el Estado, nada mejor que aprovechar el control ejercido por este, para dejar bien claro, que ellos controlan hasta el modo y la fecha para cualquier metamorfosis por ocurrir en la isla.
Un asomo de inseguridad ante el revuelo popular provocado por el suceso, se considera lo que rondó en la imaginación de los sensores político-culturales. De ningún modo aceptarían estos señores, que asuntos tan insípidos les fueran a despojar sus planes y optaron por lo que mejor saben hacer, censurar sin explicar.
Han pasado ya cerca de 2 meses, desde la proscripción de "2012, Fin de los tiempos II" y como nada se ha comentado en los vastos espacios informativos oficiales, que posee la nación, alguien debe abordarlo. Debe recordarse, que la censura nunca ha sido la manera ideal para diluir una idea, al contrario, la manzana prohibida llama poderosamente la atención.
De eternizarse el continúo eliminar de programas, llegará el día en que no impere lo atractivo, didáctico o reflexivo. Si únicamente se acepta como positivo lo ordenado, sólo de ensayo servirá entonces, la destreza mostrada por el verdadero héroe suizo. Quien ante el anciano gobernante no mostró reverencia alguna, aunque en ello le fuera la vida de su hijo.
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