Camajuaní, Villa Clara, 14 de mayo del 2009 (FDC). Todos los cubanos y un poco más allá hemos oído hablar de la Revolución Energética en el marco de una campaña mediática denominada por los medios oficiales de prensa Batalla de Ideas ¿Qué residente en esta isla no ha escuchado sobre las ventas bondadosas de disímiles equipos electrodomésticos?
La supuesta bondad tuvo un alto precio social y económico para los ciudadanos más pobres de la isla. Esa proclamada compasión y preocupación por el cubano de a pie nunca fue tal, porque el costo a los de mayor precariedad ha sido y es para ellos impagable.
En realidad la mal llamada Revolución Energética resultó toda una imposición estatal con respecto a quienes mal viven en el archipiélago. Debido a que más allá de una opción todo fue una burda imposición de los modos tradicionales de consumo de energía, por otros que le convenían a la nomenclatura totalitaria.
A raíz de la nunca gratuita entrega de equipos eléctricos para la cocción de alimentos a la población fue reducida la cuota de los combustibles tradicionales, como el petróleo y gas doméstico. De pronto esos carburantes habituales se convirtieron según el lenguaje de la burocracia, en combustibles de la reserva ante catástrofes.
Los dueños de los viejos refrigeradores se vieron obligados a adquirir las neveras por la “desaparición” en los talleres de reparación estatal los gases refrigerantes y las piezas de repuesto, a pesar de la propagación gubernamental de que el cambio era voluntario.
Al canje con el estado socialista, estos equipos se entregaron sin costo monetario alguno, mientras el Banco (in) Popular de Ahorro (BPA) te cobra 1600 pesos moneda nacional de interés. Entonces muchos de los perjudicados consideran que la proclamada preocupación del sistema en el poder es con escopeta.
Además, la gran mayoría del equipamiento vendido procede de la República Popular China, lo que implica que son fabricados para que sean usados como mínimo dos años. Por lo que repararlos cuesta más caro que acabarlos de pagar y a esto se le suma el déficit de piezas de recambio.
Los hermanos Castro se refieren a la “Deuda Externa del Tercer Mundo”, pero no se les ocurre platicar respecto a la deuda interna que poseen millones de cubanos con el estado. Un adeudamiento presionante para los hijos de esta tierra, quienes todavía no saben cuando y como terminará el apremio de los bancos gubernamentales.
Ahora que Barack Obama ha tomado algunas medidas unilaterales para aliviar a los cubanos que viven dentro de la Mayor de las Antillas, algunos defensores del régimen piden el levantamiento del Embargo Económico hacia Cuba. Y el tema de quitarle el también llamado Bloqueo Económico está boga.
Nadie se acuerda de los embargos a los pobladores cubanos por parte de las instituciones bancarias del gobierno totalitario. La mala situación salarial generalizada en el país, ha incidido en adeudos de los compradores de estos efectos electrodomésticos.
Como nadie es capaz de disentir sobre la amenaza a los cubanos más pobres referente a los embargos de haberes a los humildes obreros (as), que para su desgracia no han saldado sus obligaciones financieras. El miedo a marcarse ante los gobernantes y sus servidores por protestar paraliza a quienes están en franco desacuerdo.
Para aquellos que sufren lo antes expuesto el término transformación de energía es un antónimo del humanismo, porque los engañaron con alevosía y premeditación. Los cubanos embarcados en la gran estafa llamada Revolución Energética, se sienten víctimas por la imposibilidad de saldar los equipos adquiridos.
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