La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 28 de mayo del 2009 (FDC). Ninguna organización social conocida en este perro mundo que nos tocó vivir, pudo hacer que los mendigos como entes sociales dejaran de existir. Es un reto para el hombre como ser social alcanzar la perfección, para que todos tengan prosperidad material o espiritual.
Los conflictos dentro de las familias como núcleos fundamentales de toda sociedad, que acarrean egoísmos, incomprensiones, envidias e individualismos entre sus miembros. Lo que hace se produzcan rupturas afectivas y conflictos de unos seres queridos consanguíneos con otros.
Para que un ser humano ruede hacia el rol de pordiosero tienen que suceder con el, dos condiciones fundamentales en sus conciencias individuales. La primera es que este deja de tener motivaciones, o de poseer, estas sean muy primitivas respecto al logro de sus objetivos a corto, mediano y largo plazo.
En segundo lugar, la indiferencia con los destinos de sus semejantes entre quienes integran la sociedad siempre resultará de medio a alto. El valor social de comportarse solidariamente con el prójimo es echado a un lado por la mayoría de aquellos que la componen.
Cada ser conciente debe hacer todo lo posible por aportar al contexto donde vive y por ello recibir ganancias materiales en correspondencia con sus esfuerzos individuales. El hecho de tratar de triunfar en los planos material y espiritual no significa, que se deba perder el humanismo con los de menores ingresos.
La indigencia como fenómeno latente es por ello de un origen multicausal, que no debe ser abordado bajo concepto alguno con superficialidad. Esas raíces catalizadoras de la menesterancia son de difícil diagnostico, esencialmente porque sus procedencias tiene un carácter polifacético.
Son espinosos cualesquiera de los métodos que se usan para disminuir la subsistencia de los mendicantes al interior de una sociedad. Todo debido a que los expertos en ciencias sociales creen en la singularidad de cada uno de los hombres y mujeres incidentes en el pordioserismo.
El estado cubano se caracteriza por aplicar en mayor proporción la utilización de procedimientos represivos, con el objetivo de hacer desaparecer la imagen de los pordioseros en las calles. La punición constante contra aquellos desahuciados en las vías públicas de la isla, es la forma más fácil de enfrentar el problema.
A la vez, es la manera de evitar caer en la búsqueda de responsabilidades en el mantenimiento como manifestación social del pordioserismo, que puedan poseer los dirigentes de esta sociedad. Reprimir a los menesterosos públicos es el modo más fácil de evadir arrostrar las auténticas causas del mismo.
Con la paranoia característica de la nomenclatura castrista la actividad de los mendigos es considerada como altamente nociva para la imagen del socialismo. Los lideres y sus subordinados creen que rompe el retrato de armonía paradisíaca del imperio de los hermanos Raúl y Fidel Castro Ruz.
Operativos policiales desproporcionados son algo cotidiano y recurrente para detener, así como después conducir a lugares ignotos a los indigentes en las vías públicas. El objetivo no es reeducarlos y reincorporarlos a la sociedad para que aporten. La verdadera causa de estas redadas es esconderlos de la opinión pública internacional.
Ser imperfecto es un rasgo que nos hace reales a los seres humanos y por tanto resulta hipócrita intentar el ocultamiento de las lacras sociales con que cuenta cualquier conglomerado de entes concientes. Es mejor aspirar a ser perfectibles si aceptan que vivimos con virtudes y defectos, donde dejen existir a una mendicidad a lo castrista.
Los conflictos dentro de las familias como núcleos fundamentales de toda sociedad, que acarrean egoísmos, incomprensiones, envidias e individualismos entre sus miembros. Lo que hace se produzcan rupturas afectivas y conflictos de unos seres queridos consanguíneos con otros.
Para que un ser humano ruede hacia el rol de pordiosero tienen que suceder con el, dos condiciones fundamentales en sus conciencias individuales. La primera es que este deja de tener motivaciones, o de poseer, estas sean muy primitivas respecto al logro de sus objetivos a corto, mediano y largo plazo.
En segundo lugar, la indiferencia con los destinos de sus semejantes entre quienes integran la sociedad siempre resultará de medio a alto. El valor social de comportarse solidariamente con el prójimo es echado a un lado por la mayoría de aquellos que la componen.
Cada ser conciente debe hacer todo lo posible por aportar al contexto donde vive y por ello recibir ganancias materiales en correspondencia con sus esfuerzos individuales. El hecho de tratar de triunfar en los planos material y espiritual no significa, que se deba perder el humanismo con los de menores ingresos.
La indigencia como fenómeno latente es por ello de un origen multicausal, que no debe ser abordado bajo concepto alguno con superficialidad. Esas raíces catalizadoras de la menesterancia son de difícil diagnostico, esencialmente porque sus procedencias tiene un carácter polifacético.
Son espinosos cualesquiera de los métodos que se usan para disminuir la subsistencia de los mendicantes al interior de una sociedad. Todo debido a que los expertos en ciencias sociales creen en la singularidad de cada uno de los hombres y mujeres incidentes en el pordioserismo.
El estado cubano se caracteriza por aplicar en mayor proporción la utilización de procedimientos represivos, con el objetivo de hacer desaparecer la imagen de los pordioseros en las calles. La punición constante contra aquellos desahuciados en las vías públicas de la isla, es la forma más fácil de enfrentar el problema.
A la vez, es la manera de evitar caer en la búsqueda de responsabilidades en el mantenimiento como manifestación social del pordioserismo, que puedan poseer los dirigentes de esta sociedad. Reprimir a los menesterosos públicos es el modo más fácil de evadir arrostrar las auténticas causas del mismo.
Con la paranoia característica de la nomenclatura castrista la actividad de los mendigos es considerada como altamente nociva para la imagen del socialismo. Los lideres y sus subordinados creen que rompe el retrato de armonía paradisíaca del imperio de los hermanos Raúl y Fidel Castro Ruz.
Operativos policiales desproporcionados son algo cotidiano y recurrente para detener, así como después conducir a lugares ignotos a los indigentes en las vías públicas. El objetivo no es reeducarlos y reincorporarlos a la sociedad para que aporten. La verdadera causa de estas redadas es esconderlos de la opinión pública internacional.
Ser imperfecto es un rasgo que nos hace reales a los seres humanos y por tanto resulta hipócrita intentar el ocultamiento de las lacras sociales con que cuenta cualquier conglomerado de entes concientes. Es mejor aspirar a ser perfectibles si aceptan que vivimos con virtudes y defectos, donde dejen existir a una mendicidad a lo castrista.
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