La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 14 de mayo del 2009 (FDC). Uno de los baluartes en franca decadencia de la todavía denominada Revolución Cubana es el deporte. Una de las aristas que más golpea a la actividad muscular de la isla y que lo ha debilitado en la esfera internacional, es el comercio oficializado de entrenadores deportivos.
Para lograr buenos resultados en las actividades competitivas desde el punto de vista de la materia prima humana se necesitan dos factores claves. El primero de estos es que exista un atleta motivado con aptitudes físicas junto con actitudes psicológicas y en segundo lugar un entrenador experto que sepa hacer rendir a su discípulo.
En Cuba tras la rebelión que llevó al poder a los hermanos Castro, se creó un movimiento masivo de profesores de educación física y deportes. Al cabo de algo más de una década se comenzaron a percibir los frutos de esa estrategia por el alto nivel académico-práctico de los instructores.
A esto siempre es bueno agregar que se recibió una intensa ayuda técnica del antiguo campo socialista europeo, que fortaleció la imagen de los directores técnicos deportivos. Este apoyo vino fundamentalmente de la desaparecida Unión Soviética y de la ahora unificada Alemania del Este.
Los dirigentes de estos dos países socialistas concebían a la actividad deportiva como una manera de hacer política de estado y así fomentar la admiración del mundo que los observaba. Las competencias musculares se transformaron en partes orgánicas de la Guerra Fría, sin que aparecieran los muertos de toda conflagración.
Aquellos tiempos eran de mostrarle a un mundo aterrado ante la posibilidad de una guerra atómica, que el ruso Vasili Alexee era el hombre más fuerte del mundo. También los espectadores recibían el mensaje de la alemana comunista Marita Koch, la cual corría a mayor velocidad que cualquiera otra semejante.
Por cada región importante de esta larga y estrecha isla nos topamos con licenciados en Cultura Física, que pudieran bien ser la envidia de cualquier nación desarrollada del planeta. Pocos países pueden tener la cantidad de graduados universitarios de alta calidad profesional de la que alardea este archipiélago.
Con la estrepitosa caída en 1989, de los aliados comunistas en el viejo continente, la sociedad cubana se vio ante el apremio de alquilar médicos, enfermeros, maestros y entrenadores deportivos. Desde hace casi 20 años la renta de expertos en la esfera deportiva es un modo honesto de tratar de vivir como personas en este mundo.
Una falta de sentimientos de pertenencia a sus equipos, provincias y patria por parte de aquellos quienes hacen el papel de entrenadores en lares extranjeros. Lo esencial dejó de ser enseñar a los coterráneos que son unos muertos de hambre y lo indicado es preparar en otras naciones donde si se gane dinero.
Existen conocidos guías atléticos que ni obligados regresan a Cuba a formar nuevos atletas, la causa de esto es que ya no se adaptan a residir en una sociedad tan anómala como la cubana. Casi sin quererlo, ellos por sus posturas de vida consumista, ya se transformaron en peligrosos inadaptados sociales.
Las pérdidas de motivaciones perecederas por alcanzar logros en el deporte nacional, hacen que cada día deserten una cantidad secreta de deportistas y entrenadores en franco ascenso. Los disímiles mecanismos de control de la población a veces se hacen de la vista gorda ante las constantes huidas de atletas y entrenadores.
Ante la mala racha del Villa Clara de béisbol en la 48 Serie Nacional, los fanáticos le preguntaron a un otrora estelar pelotero, hoy entrenador alquilado en Italia: ¿Cuándo te harás cargo del Villa Clara? Este respondió: ¡Nunca más compadre! Porque yo ahora pago la cuota del Partido Comunista de Cuba en dólares.
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