Placetas, Villa Clara, 17 de mayo del 2009. Para infortunio del régimen y fortuna de los que luchan por la libertad dentro y fuera de Cuba, una nueva hornada de jóvenes cubanos de todas edades, sexos y extracciones sociales conforman un incipiente liderazgo en la lucha por los derechos humanos y la resistencia frontal frente al totalitarismo imperante.
Careciendo de recursos, influencias, relaciones y reconocimiento personal han pasado a ser detalles de menor cuantía, pues la lucha en las calles, la desobediencia civil y la solidaridad, y el trabajo comunitario ocupan la mayor parte de su tiempo.
Ellos en su mayoría llamados guajiros, muy jóvenes o simplemente sin nombre se esfuerzan denodadamente por dar al traste con la cruel dictadura que oprime su patria y le ven mucho mas importancia al trabajo sistemático en cada una de las esferas de la sociedad a continuar en la iniciativa llamada cooperación, ahora en su segunda etapa, que la exportación de proyectos, proclamas.
Estos cuales “sin tierra”, viajantes sin bolsa y con la cartera casi siempre vacía, con vestimenta natural y el calzado roído, montados en rústicos trenes o cogiendo botellas en carreteras y autopistas. Huéspedes sistemáticos de inmundos calabozos de desconocidas y tétricas unidades de la Policía Política. Dentro de ellos la lucha por la libertad patria y la defensa de los derechos humanos se ha convertido en parte inseparable de su vida. Representando hoy por hoy, la espina más incomoda que el régimen se siente atragantada en la garganta.
Esos y esas, son los que más rápido y oportunamente llegan hasta el lugar de una protesta, o los que no les importa regresar de un victorioso plante frente a una prisión holguinera cerrados en furgoneta a falta de billetes convertibles para tomar una maquina o una guagua china marca “yuton”.
Son esos quienes protestan en plazas y calles del país, sin la presencia de prensa extranjera acreditada o previo conocimiento de diplomáticos, son los que desde la capital se trasladan para dormir en rusticas literas, o en un banco y suelo húmedo, porque quieren estar con sus hermanos para darles su apoyo y aliento. Y son ellos los que cuando de luchar por un mismo objetivo se trata ponen por encima las diferencias de estrategias opositoras o tendencias políticas.
A esta nueva hornada le es mucho más significativo los intensivos espirituales del apoyo moral, que los beneficios monetarios y a pesar del poco nivel informativo o de incluso nivel académico de no pocos, comprenden el serio peligro que entraña a la causa de la libertad de Cuba desenfocar el terma del civilismo con gestiones o asuntos que se encuentran fuera del radio de acción de la lucha. También de lo nocivo que resultan las iniciativas confrontacionales, las estrategias caudillistas y proyectos personalistas.
La joven hornada de civilistas concientes de que el valor de los hombres y mujeres, no puede ni debe medirse por títulos académicos, dominio de la elocuencia o relaciones personales. Así como tampoco por los años en prisión o por el sufrimiento padecido. El valor de un civilista se mide por la dignidad y proceder sincero que demuestre en las circunstancias que le haya tocado enfrentar.
El camino ha sido duro y escabroso, pero en el horizonte se vislumbran los aires de cambios y democracia, mientras ese momento llegue es deber de cada activista y cubano, luchar por democratizar primero al cubano que llevamos dentro. Y pensar o actuar de manera pluralista, teniendo en cuenta que en la forma que nos proyectemos y actuemos, es el modelo de sociedad que queremos instaurar futuramente en nuestro país.
Sr. Antúnez,¡ qué extraordinaria crónica nos hace Ud. de estos jóvenes desobedientes cíviles de los que nadie habla y que en ninguna parte salen! ¿por qué los ningunea la prensa independiente? son la esperanza del país, como bien dice, y os deseo a todos mucha suerte y ánimos. la lucha de Ud. ha trascendido: que trascienda también la de ellos.
ResponderEliminarEnhorabuena, le seguiré. Una sevillana.