El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 14 de enero del 2010. (FDC). En el mes de diciembre del año 2009, tuvo lugar la celebración del IV Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Lo más importante a reseñar fueron los informes sobre los lineamientos Económicos y Sociales y el Presupuesto del Estado para el 2010.
También en el discurso de clausura, del General de Ejército, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, abundó sobre los temas anteriores. Se refirió además a las negociaciones que están en curso para reprogramar el pago de la deuda con los acreedores.
Nuevamente la defraudación invadió el corazón de los cubanos. Muchos abrigaron falsas expectativas, sobre los cambios económicos, políticos y sociales anunciados. Pero la trama novelesca volvió a repetirse, “nada se cumplió, nada se cumplirá”. La economía continúa su estado calamitoso, que entra ya en sus 52 años.
No puede ser más tenebroso e incierto el panorama que se vislumbra. El año cerró según el Ministro de Economía y Planificación con un estimado de crecimiento de l,4 %, frente a un proyecto inicial del 6%. Hubo una considerable disminución en el flujo de los ingresos en divisas.
Según el titular de economía, Marino Alberto Murillo Jorge, esto determinó, que se incumplieran los compromisos de pagos externos contraídos. Al no cumplir el régimen con sus obligaciones creó serias dificultades para acceder a fuentes de financiamientos. El ineficiente manejo de las finanzas por el castrismo, no es nuevo.
Otros factores contribuyeron, a estos tristes y lamentables resultados, como ocurre todos los años. El ministro argumentaba ante los diputados lo siguiente: “el plan de inversiones estaba dirigido, fundamentalmente hacia objetivos que no generaban ingresos en divisas a corto plazo, necesarios en el contexto antes señalado”.
Continuaba: “a la que se unían elevados gastos en la esfera social, que el país no estaba en condiciones reales de asimilar”. El cubano de a pie se preguntaba al escuchar a este alto funcionario. ¿La dirección del país no conocía lo que iba a ocurrir con esa política irracional?
Factores que fueron determinantes en los descalabros económicos del año recién concluido fueron: disminución de la cotización del precio del Níquel, a l0 mil dólares la tonelada, cuando en el plan se previó a 12 mil, los ingresos del turismo se comportaron muy por debajo de lo planificado.
La persistente política económica, que pese a los continuados fracasos lleva adelante el equipo gobernante, explica el deterioro del Producto Interno Bruto. La industria decrece un 2 %. Y el comercio no crece. La productividad del trabajo disminuye un 1,1 % en relación al año anterior.
Las exportaciones de bienes y servicios, según el informe leído por el ministro decrecieron un 22,9 %, con relación a la ejecución del 2008. Las importaciones disminuyeron un 37,4 %, en ambos casos, influye la reducción de precios, aunque en el caso de las exportaciones, afecta además una reducción de las unidades físicas.
Para el plan 2010, se prevé, que las condiciones externas continuaran siendo difíciles. Esto lo recoge Marino Alberto Murillo en los lineamientos: “…no incurrir en gastos en divisas por monto superior a los ingresos. Reducir los gastos en la esfera social, pues la economía no soporta sus cuantiosos montos”.
Los logros sociales, hoy están en franco deterioro. Estos fueron viables por los cuantiosos subsidios soviéticos. Persisten en señalar las condiciones externas adversas en la marcha de la economía y no reconocen que el modelo cubano agotó sus posibilidades, por eso para los cubanos fue el 2009, otro año perdido”.
También en el discurso de clausura, del General de Ejército, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, abundó sobre los temas anteriores. Se refirió además a las negociaciones que están en curso para reprogramar el pago de la deuda con los acreedores.
Nuevamente la defraudación invadió el corazón de los cubanos. Muchos abrigaron falsas expectativas, sobre los cambios económicos, políticos y sociales anunciados. Pero la trama novelesca volvió a repetirse, “nada se cumplió, nada se cumplirá”. La economía continúa su estado calamitoso, que entra ya en sus 52 años.
No puede ser más tenebroso e incierto el panorama que se vislumbra. El año cerró según el Ministro de Economía y Planificación con un estimado de crecimiento de l,4 %, frente a un proyecto inicial del 6%. Hubo una considerable disminución en el flujo de los ingresos en divisas.
Según el titular de economía, Marino Alberto Murillo Jorge, esto determinó, que se incumplieran los compromisos de pagos externos contraídos. Al no cumplir el régimen con sus obligaciones creó serias dificultades para acceder a fuentes de financiamientos. El ineficiente manejo de las finanzas por el castrismo, no es nuevo.
Otros factores contribuyeron, a estos tristes y lamentables resultados, como ocurre todos los años. El ministro argumentaba ante los diputados lo siguiente: “el plan de inversiones estaba dirigido, fundamentalmente hacia objetivos que no generaban ingresos en divisas a corto plazo, necesarios en el contexto antes señalado”.
Continuaba: “a la que se unían elevados gastos en la esfera social, que el país no estaba en condiciones reales de asimilar”. El cubano de a pie se preguntaba al escuchar a este alto funcionario. ¿La dirección del país no conocía lo que iba a ocurrir con esa política irracional?
Factores que fueron determinantes en los descalabros económicos del año recién concluido fueron: disminución de la cotización del precio del Níquel, a l0 mil dólares la tonelada, cuando en el plan se previó a 12 mil, los ingresos del turismo se comportaron muy por debajo de lo planificado.
La persistente política económica, que pese a los continuados fracasos lleva adelante el equipo gobernante, explica el deterioro del Producto Interno Bruto. La industria decrece un 2 %. Y el comercio no crece. La productividad del trabajo disminuye un 1,1 % en relación al año anterior.
Las exportaciones de bienes y servicios, según el informe leído por el ministro decrecieron un 22,9 %, con relación a la ejecución del 2008. Las importaciones disminuyeron un 37,4 %, en ambos casos, influye la reducción de precios, aunque en el caso de las exportaciones, afecta además una reducción de las unidades físicas.
Para el plan 2010, se prevé, que las condiciones externas continuaran siendo difíciles. Esto lo recoge Marino Alberto Murillo en los lineamientos: “…no incurrir en gastos en divisas por monto superior a los ingresos. Reducir los gastos en la esfera social, pues la economía no soporta sus cuantiosos montos”.
Los logros sociales, hoy están en franco deterioro. Estos fueron viables por los cuantiosos subsidios soviéticos. Persisten en señalar las condiciones externas adversas en la marcha de la economía y no reconocen que el modelo cubano agotó sus posibilidades, por eso para los cubanos fue el 2009, otro año perdido”.
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