El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 14 de enero del 2009. (FDC). El mundo entero, siguió con atención los trabajos para la celebración de la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas. Los jefes de Estados de todos los Continentes, se prepararon para esta gran cita, donde esperaban lograr acuerdos unánimes, en la lucha por mitigar los efectos del calentamiento global.
Con anterioridad, en La Habana tuvo lugar la VIII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, con motivo del V Aniversario de su constitución. En esta ocasión el reducido grupo de países que integran este bloque, elaboraron una plataforma política contraria al espíritu del encuentro.
La Comunidad Internacional, esperaba de esta importante reunión acuerdos concretos. Los pueblos depositaron sus esperanzas en el trabajo de las delegaciones participantes. El peligro, que amenaza la existencia de la vida en el planeta esta presente. Sólo la voluntad política de los países ricos y pobres podrá detener esta carrera.
Sin lugar a dudas, ese no fue el espíritu de la delegación del ALBA. Desde su llegada a Dinamarca, anunciaban el boicot a cualquier acuerdo, que no reflejara los puntos de vista de ese bloque, que de forma manipuladora dicen representar a los países del Tercer Mundo, por ser los más vulnerables.
“Los violentos hacen temblar a Copenhague”, así comentaron un grupo de personas, que estaban en la cola del picadillo de Soya, en espera de que comenzara su venta racionada Otros expresaron su preocupación por la forma en que se desarrollaban las sesiones plenarias, donde no podían esperarse buenos resultados.
Hugo Rafael Chávez Frías, junto a su homólogo Evo Morales, presidentes de Venezuela y Bolivia respectivamente, fueron la voz cantante, que desentonó, el ritmo normal de la conferencia, con acusaciones infundadas contra los países desarrollados, cuyo modelo económico ha elevado el nivel y calidad de vida de sus ciudadanos.
Luego el mandatario Venezolano, volvió a destilar lava incendiaria en su discurso a los movimientos sociales y otras organizaciones de izquierda. La presencia de estas agrupaciones en ese país, no obedecía a las aspiraciones de los pueblos de alcanzar acuerdos viables para salvar a la humanidad de un futuro desastre.
Jóvenes, a los que Chávez llamó: “Volcán del Socialismo y de los pueblos”. Fueron los mismos que en Seatle y en Ginebra, con motivo de la reunión de la Organización Mundial del Comercio, rompieron vidrieras, incendiaron coches, saquearon tiendas, como protesta por la Mundialización y los Intercambios Comerciales.
Chávez en su discurso atacó sin argumentos lógicos irrebatibles al sistema capitalista. Lo hizo responsable de la contaminación del medio ambiente, de los millones de hambrientos que existen. La reiteración, no la demostración le permite presentar como un mal del Capital, lo que es sólo una realidad de los tiempos.
Se podía esperar un poco más de sutileza en el Presidente Venezolano, a la hora de rehabilitar el socialismo y acusar al capitalismo. Sobre todo desde el momento que tras 75 años de existencia en la antigua Unión Soviética, el Socialismo se ha revelado como el destructor más poderoso de la dignidad de los seres humanos.
Acusar a los países desarrollados de rehuír compromisos vinculantes, de reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 40 %, hasta el 2020, merece una seria reflexión. En primer lugar en Cuba no se publicó ninguna de las intervenciones de los jefes de estado, que no fueran los del ALBA.
Por lo tanto, los cubanos sólo tuvieron la oportunidad de conocer lo que los representantes del ALBA hablaron. Acusaron con virulencia al presidente de los Estados Unidos de América, Barach Obama, con los peores epítetos. Si hay culpables del fracaso de Copenhague, se debe a la miopía política del Chavismo.
Con anterioridad, en La Habana tuvo lugar la VIII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, con motivo del V Aniversario de su constitución. En esta ocasión el reducido grupo de países que integran este bloque, elaboraron una plataforma política contraria al espíritu del encuentro.
La Comunidad Internacional, esperaba de esta importante reunión acuerdos concretos. Los pueblos depositaron sus esperanzas en el trabajo de las delegaciones participantes. El peligro, que amenaza la existencia de la vida en el planeta esta presente. Sólo la voluntad política de los países ricos y pobres podrá detener esta carrera.
Sin lugar a dudas, ese no fue el espíritu de la delegación del ALBA. Desde su llegada a Dinamarca, anunciaban el boicot a cualquier acuerdo, que no reflejara los puntos de vista de ese bloque, que de forma manipuladora dicen representar a los países del Tercer Mundo, por ser los más vulnerables.
“Los violentos hacen temblar a Copenhague”, así comentaron un grupo de personas, que estaban en la cola del picadillo de Soya, en espera de que comenzara su venta racionada Otros expresaron su preocupación por la forma en que se desarrollaban las sesiones plenarias, donde no podían esperarse buenos resultados.
Hugo Rafael Chávez Frías, junto a su homólogo Evo Morales, presidentes de Venezuela y Bolivia respectivamente, fueron la voz cantante, que desentonó, el ritmo normal de la conferencia, con acusaciones infundadas contra los países desarrollados, cuyo modelo económico ha elevado el nivel y calidad de vida de sus ciudadanos.
Luego el mandatario Venezolano, volvió a destilar lava incendiaria en su discurso a los movimientos sociales y otras organizaciones de izquierda. La presencia de estas agrupaciones en ese país, no obedecía a las aspiraciones de los pueblos de alcanzar acuerdos viables para salvar a la humanidad de un futuro desastre.
Jóvenes, a los que Chávez llamó: “Volcán del Socialismo y de los pueblos”. Fueron los mismos que en Seatle y en Ginebra, con motivo de la reunión de la Organización Mundial del Comercio, rompieron vidrieras, incendiaron coches, saquearon tiendas, como protesta por la Mundialización y los Intercambios Comerciales.
Chávez en su discurso atacó sin argumentos lógicos irrebatibles al sistema capitalista. Lo hizo responsable de la contaminación del medio ambiente, de los millones de hambrientos que existen. La reiteración, no la demostración le permite presentar como un mal del Capital, lo que es sólo una realidad de los tiempos.
Se podía esperar un poco más de sutileza en el Presidente Venezolano, a la hora de rehabilitar el socialismo y acusar al capitalismo. Sobre todo desde el momento que tras 75 años de existencia en la antigua Unión Soviética, el Socialismo se ha revelado como el destructor más poderoso de la dignidad de los seres humanos.
Acusar a los países desarrollados de rehuír compromisos vinculantes, de reducir sus emisiones de dióxido de carbono en un 40 %, hasta el 2020, merece una seria reflexión. En primer lugar en Cuba no se publicó ninguna de las intervenciones de los jefes de estado, que no fueran los del ALBA.
Por lo tanto, los cubanos sólo tuvieron la oportunidad de conocer lo que los representantes del ALBA hablaron. Acusaron con virulencia al presidente de los Estados Unidos de América, Barach Obama, con los peores epítetos. Si hay culpables del fracaso de Copenhague, se debe a la miopía política del Chavismo.
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