La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 14 de enero del 2010 (FDC). Tras la ocurrencia de esto, se le acabaron las posibilidades a Francisco Arencibia de ser una persona en la sociedad cubana. Sus ilusiones de llegar a jugador regular del equipo Cuba de pelota, se desvanecieron con las palizas que recibió por parte de los guardias de las cárceles El Pre Tensado de Santa Clara y Las Alambradas de Manacas.
Por el Éxodo del Mariel, en 1980, donde 125 000 compatriotas pudieron salir del comunismo, a los integrantes de aquella causa judicial, todavía en prisión no los dejaron huir. En ese momento comprendieron, que había un desquite claro hacia ellos, pues el ya fallecido coronel del MININT Oscar “Lulo” Peña…. se encargó de dar las órdenes pertinentes.
Inmediatamente que salió de prisión y fue llamado al Servicio Militar General (SMG), lo que a muchos les dejo un sabor de clara venganza. Sin embargo, durante tres largos años no tocó armamento alguno, pues a Arencibia Gutiérrez los oficiales de Contra Inteligencia Militar (CIM) lo consideraron no confiable políticamente.
Como soldado, la única arma que portó en 36 meses, resultó ser un largo machete, para cortar mucha caña de azúcar como efectivo del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT). Los analistas de la Sección Política del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, siempre estuvieron plenamente convencidos, que El Chino Arencibia era alguien socialmente peligroso.
Trató de incorporarse a la sociedad totalitaria en que le tocó vivir, pero siempre resultó rechazado por las autoridades de la misma. Él, sabía que poseía un estigma sobre su cabeza y por ello se presentó voluntario para ir a la guerra en Angola. A algunos amigos les dijo: “Tengo que hacerlo…. como única manera de poder limpiarme”.
Siempre fue rechazado por los militares y nunca pudo reivindicar su imagen social, incluso se plantó ante el Comité Militar de Santa Clara, en 1989, cuando se libraba la Batalla de Cuito Cuanavale y tampoco hubo cupo para él. Un teniente coronel de apellido Tamayo le llegó a afirmar: “Con sus antecedentes penales…. podrías desertar en Islas Sal”.
A partir de ese momento, se cansó de luchar y se dedicó a beber alcohol de un modo diario y excesivo. Decidió dejar de trabajar y se convirtió en uno de los borrachos más emblemáticos de Santa Clara, era referencia obligada en la esquina de las calles Toscano y Caridad. Bebía lo que apareciera, fuese ron Decano o el alcohol casero, conocido como “Espérame en el piso”.
Sin el poste del tendido eléctrico que allí existe, no hubiera podido sobrevivir borracheras, después se iba para una pequeña a seguir la juerga. Al Chino Arencibia le gustaba aclarar a todos, que aquella estaca era de su propiedad y en cuanto se daba el primer trago, se aferraba con una mano al palo, mientras con la otra bebía para olvidarse de que había nacido en el castrismo.
Cantaba Carlos Gardel, que 20 años no es nada, pero dos décadas de frustraciones evacuadas a través de excesos etílicos acabaron con la vida de este hombre. Desde hacia ocho años padecía de Polineuropatía de Etiología Alcohólica y tenía marcadas dificultades en su visión, además de Disnea de Fuerza hasta para poder caminar.
Aseguran los médicos del Hospital Universitario Provincial “Arnaldo Milián Castro” de la ciudad de Marta Abreu, que este paciente murió de las secuelas de sus excesos etílicos. Pero sus amigos y vecinos saben que esto no es verdad, fue el sistema político, implantado hace 51 años en Cuba, quien lo mató, debido a su raigal intolerancia, por ella murió…. El Chino Arencibia.
Por el Éxodo del Mariel, en 1980, donde 125 000 compatriotas pudieron salir del comunismo, a los integrantes de aquella causa judicial, todavía en prisión no los dejaron huir. En ese momento comprendieron, que había un desquite claro hacia ellos, pues el ya fallecido coronel del MININT Oscar “Lulo” Peña…. se encargó de dar las órdenes pertinentes.
Inmediatamente que salió de prisión y fue llamado al Servicio Militar General (SMG), lo que a muchos les dejo un sabor de clara venganza. Sin embargo, durante tres largos años no tocó armamento alguno, pues a Arencibia Gutiérrez los oficiales de Contra Inteligencia Militar (CIM) lo consideraron no confiable políticamente.
Como soldado, la única arma que portó en 36 meses, resultó ser un largo machete, para cortar mucha caña de azúcar como efectivo del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT). Los analistas de la Sección Política del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, siempre estuvieron plenamente convencidos, que El Chino Arencibia era alguien socialmente peligroso.
Trató de incorporarse a la sociedad totalitaria en que le tocó vivir, pero siempre resultó rechazado por las autoridades de la misma. Él, sabía que poseía un estigma sobre su cabeza y por ello se presentó voluntario para ir a la guerra en Angola. A algunos amigos les dijo: “Tengo que hacerlo…. como única manera de poder limpiarme”.
Siempre fue rechazado por los militares y nunca pudo reivindicar su imagen social, incluso se plantó ante el Comité Militar de Santa Clara, en 1989, cuando se libraba la Batalla de Cuito Cuanavale y tampoco hubo cupo para él. Un teniente coronel de apellido Tamayo le llegó a afirmar: “Con sus antecedentes penales…. podrías desertar en Islas Sal”.
A partir de ese momento, se cansó de luchar y se dedicó a beber alcohol de un modo diario y excesivo. Decidió dejar de trabajar y se convirtió en uno de los borrachos más emblemáticos de Santa Clara, era referencia obligada en la esquina de las calles Toscano y Caridad. Bebía lo que apareciera, fuese ron Decano o el alcohol casero, conocido como “Espérame en el piso”.
Sin el poste del tendido eléctrico que allí existe, no hubiera podido sobrevivir borracheras, después se iba para una pequeña a seguir la juerga. Al Chino Arencibia le gustaba aclarar a todos, que aquella estaca era de su propiedad y en cuanto se daba el primer trago, se aferraba con una mano al palo, mientras con la otra bebía para olvidarse de que había nacido en el castrismo.
Cantaba Carlos Gardel, que 20 años no es nada, pero dos décadas de frustraciones evacuadas a través de excesos etílicos acabaron con la vida de este hombre. Desde hacia ocho años padecía de Polineuropatía de Etiología Alcohólica y tenía marcadas dificultades en su visión, además de Disnea de Fuerza hasta para poder caminar.
Aseguran los médicos del Hospital Universitario Provincial “Arnaldo Milián Castro” de la ciudad de Marta Abreu, que este paciente murió de las secuelas de sus excesos etílicos. Pero sus amigos y vecinos saben que esto no es verdad, fue el sistema político, implantado hace 51 años en Cuba, quien lo mató, debido a su raigal intolerancia, por ella murió…. El Chino Arencibia.
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