La Ceiba, Camajuaní, Villa Clara, 14 de enero del 2010 (FDC). Hablar de izquierda en Cuba constituye un desafío y un problema que no sólo necesita aclaraciones conceptuales, sino aproximaciones teóricas, que complica cualquier debate que aspire a proyectar luz sobre práctica política. El gobierno cubano se autodefine de izquierda y el grueso significativo de sus adversarios se sitúa en otra zona de la geografía política.
Retrasado por la voluntad férrea de los ortodoxos y por la incapacidad de reformistas sistémicos y demócratas, un escenario probable para Cuba será la transición hacia la democracia. Como ha planteado el politólogo Haroldo Dilla Alfonso: “no es fundamentalmente una transición hacia la democracia, sino ante todo una transición hacia el capitalismo periférico”, esto abre un debate.
El debate, del papel de la izquierda en la posible transición cubana a la democracia, izquierda que debe emerger del sector reformista dentro de la fila del gobierno y del movimiento pro-democracia. Esta tendencia política necesita articular una crítica seria y profunda al socialismo de estado, junto a la lógica del neoliberalismo y su versión periférica.
La población cubana, en el proceso de transición estará sujeta a las dinámicas e incertidumbres propias de estos eventos y la transformación de sus instituciones políticas hacia la democracia liberal, lo cual será un paso positivo para alcanzar libertades políticas y civiles. Pero tendrá que lidiar con posibles retrocesos de las conquistas sociales.
Una izquierda cubana, sería una fuerza imprescindible en la transición, con un rol definido por una alternativa socialista. Pero tendrá ante sí enormes desafíos, por la erosión del imaginario de izquierda ante la población, por las prácticas autoritarias del socialismo de estado. Definir estrategias y buscar consensos dentro de su reformulación, es su primer paso.
En un contexto de transición, una izquierda debe luchar contra la lógica de ciertos capitalismos periféricos, que pretenden legitimar la pobreza y la exclusión social en nombre de la democracia. Tener una visión flexible de la realidad social y de la multiplicidad de actores y voces que la componen para construir propuestas, alternativas viables.
Con la caída del muro de Berlín las certezas del marxismo y el proyecto de una sociedad futura libre de dominación, perdieron vigencia y la legitimación del neoliberalismo parecía el fin de su práctica y de los discursos de izquierda. Pero por suerte para la democracia y la humanidad eso fue solo un espejismo.
La transición a la futura democracia cubana precisa de la izquierda para construir sus instituciones, en un país que su probable transición se realice del socialismo de estado al capitalismo periférico. Se necesita de una izquierda con un imaginario político más libertario y plural para que tenga como contingencia constructiva la radicalización de la democracia.
Hablar de izquierda en Cuba constituye un desafío, pero también un necesario actor, que está llamado a lanzar sus alternativas, en una transición que más temprano que tarde reclamará de la diversidad de actores, que compitan con sus propuestas. Tal vez, en la filas del Partido Comunista Cubano surgirá un sector importante de esos actores, ¡ojala!
La redefinición de paradigmas sociopolíticos pareciera ser exclusiva competencia de politólogos (entiéndase desde el que solo corta y pega verborrea sociológica hasta el que es capaz de combinarla con algún sentido) Das por sentado la existencia de una izquierda en Cuba, sin embargo el cubano promedio no ve a esas izquierda como legítimos representantes de sus intereses sino como otro grupo luchando por en poder, o esperando a que este les caiga en las manos debido al tan esperado colapso del gobierno-saurio cubano.
ResponderEliminarSin embargo la historia (y sobre todo en Cuba) enseña que las izquierdas solo concretaron sus reclamos en cuanto estos eran la voz inmediata de los reclamos del pueblo. El carisma de los lideres fue efectivo en cuanto estos encarnaban los valores de la mayoría y sus esperanzas frente a situaciones extremas (digamos derechas extremas también) EL PUEBLO TIENE SUS PROPIOS PARADIGMAS, AUNQUE POR AHOA DUERMAN.
En buen cubano: Si te veo en la Ceiba, en una buena bicicleta montañesa capaz de soportar el peso de una barriga hipertrofiada y tu laptop cargada de de términos rimbombantes (ambas cosas tienen mucho que ver entre si) y los lujillos de tu buena casa (comparada al resto de la Ceiba) diría yo que ser politólogo es mejor que hacer zapatos pero seguiría haciendo zapatos, por orgullito criollo o por miedo a la derecha de la izquierda que pega como Savon cuando se trata de disidentes comprometidos (no “poliglotologos”, esos no tiene primaveras negras)
De todas formas enhorabuena Juanquinito, peor seria agitar banderas en la plaza. Y DE ALGO TIENEN QUE VIVIR ALGUNOS EN LA DIASPORA, SIN TALENTO PROPIO PARA LAS POLIGLOTOLOGIA. TE QUIERO BIEN.
POLIGLOTOLOGIA. Arte de hablar mierda con arte.
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