Parroquia, Santa Clara, Villa Clara, 28 de enero de 2009 (FCP). En la parte suroeste de la ciudad de Santa Clara, a la terminación de la calle de Marta Abreu, por donde se extiende la llamada “Carretera Central”, se encuentra un pequeño monumento conocido como la “Ceibita”. Consiste este, en una cerca y verjas de hierro que circundan a una vieja ceiba, donde se halla también una tarja, un punto de obligada referencia en la ciudad.
Este histórico árbol, rememora la entrada de los libertadores, el 31 de diciembre del 1898. Se debió, a la noble iniciativa del Club Juan Bruno Zayas, el haber sembrado la misma en el lugar donde existía una alambrada de 52 pelos, con fortines intercalados, que fue cortada en la alegre mañana del 3l de diciembre, para el paso triunfal de las tropas mambisas en Villaclara.
En los instantes, en que el pueblo enardecido y lleno de emoción, esperaba con vítores a los heroicos soldados de la patria, por el lado opuesto de la ciudad, en dirección a la estación de ferrocarril, evacuaban las tropas españolas. Abandonaban la ciudad, que hasta entonces había sido esclava y se podía contemplar en los mástiles de las viviendas, la gloriosa enseña cubana.
Los vecinos de Villaclara, congregados junto a la “ceiba”, hoy en día histórica, dieron entusiasta bienvenida a los libertadores. Habló en tan memorable acto el Licenciado José Benito Pérez de Alejo, en representación del comité patriótico de la ciudad y el Dr. Pedro Cué y Pérez, en nombre del Club Juan Bruno Zayas.
Por parte de los mambises contestaron al discurso del Dr. Cué, los generales José de J. Monteagudo y José B. Alemán, recibieron en aquellos instantes de honda emoción, la sincera salutación del pueblo agradecido, que los aclamaba como paladines triunfantes de la libertad. Las tropas las formaban los regimientos de caballería Zayas y VillaClara, el de infantería, Libertad.
Formaban parte de las tropas también, el personal sanitario que prestaba servicios en el hospital de sangre, establecido en la finca Vila, cercana a la ciudad. Al frente de este hospital, marchaba el ilustre Comandante Médico, Dr. Jorge Vega la Mar. Se encontraba presente, además de los generales antes mencionados, el general Gerardo Machado y Morales.
También hicieron acto de presencia el coronel Carlos Aguiar, los comandantes Jorge Vega la Mar y Francisco Gómez Espinosa y, los capitanes Justiniano Pedraza, José Delgado, Rigoberto F. Lecuona y Aurelio Cervantes y los tenientes Israel Consuegra, Solano Romero, Luís Torres, Francisco Pérez y Waldo Planas. Todos figuras muy conocidas en la villa.
Constituía la mayor parte, de esta briosa y selecta oficialidad, la noble contribución que Villaclara había aportado a la revolución, ofrecía así, sus más valientes y distinguidos hijos, para la lucha en defensa de la libertad. Movimiento libertario que surgió, en parte, en la “Botica de Don Cristo”, ubicada en aquel entonces en el centro de la ciudad.
Para contribuir con lucimiento y esplendor a las iniciativas de la Patriótica Sociedad Liceo, que preparaba las fiestas, para conmemorar el segundo aniversario de la entrada de los libertadores a Santa Clara, se pensó en colocar una lápida en el lugar en que se picó la alambrada. Y resguardar así al histórico árbol, con una verja de hierro.
Este histórico árbol, rememora la entrada de los libertadores, el 31 de diciembre del 1898. Se debió, a la noble iniciativa del Club Juan Bruno Zayas, el haber sembrado la misma en el lugar donde existía una alambrada de 52 pelos, con fortines intercalados, que fue cortada en la alegre mañana del 3l de diciembre, para el paso triunfal de las tropas mambisas en Villaclara.
En los instantes, en que el pueblo enardecido y lleno de emoción, esperaba con vítores a los heroicos soldados de la patria, por el lado opuesto de la ciudad, en dirección a la estación de ferrocarril, evacuaban las tropas españolas. Abandonaban la ciudad, que hasta entonces había sido esclava y se podía contemplar en los mástiles de las viviendas, la gloriosa enseña cubana.
Los vecinos de Villaclara, congregados junto a la “ceiba”, hoy en día histórica, dieron entusiasta bienvenida a los libertadores. Habló en tan memorable acto el Licenciado José Benito Pérez de Alejo, en representación del comité patriótico de la ciudad y el Dr. Pedro Cué y Pérez, en nombre del Club Juan Bruno Zayas.
Por parte de los mambises contestaron al discurso del Dr. Cué, los generales José de J. Monteagudo y José B. Alemán, recibieron en aquellos instantes de honda emoción, la sincera salutación del pueblo agradecido, que los aclamaba como paladines triunfantes de la libertad. Las tropas las formaban los regimientos de caballería Zayas y VillaClara, el de infantería, Libertad.
Formaban parte de las tropas también, el personal sanitario que prestaba servicios en el hospital de sangre, establecido en la finca Vila, cercana a la ciudad. Al frente de este hospital, marchaba el ilustre Comandante Médico, Dr. Jorge Vega la Mar. Se encontraba presente, además de los generales antes mencionados, el general Gerardo Machado y Morales.
También hicieron acto de presencia el coronel Carlos Aguiar, los comandantes Jorge Vega la Mar y Francisco Gómez Espinosa y, los capitanes Justiniano Pedraza, José Delgado, Rigoberto F. Lecuona y Aurelio Cervantes y los tenientes Israel Consuegra, Solano Romero, Luís Torres, Francisco Pérez y Waldo Planas. Todos figuras muy conocidas en la villa.
Constituía la mayor parte, de esta briosa y selecta oficialidad, la noble contribución que Villaclara había aportado a la revolución, ofrecía así, sus más valientes y distinguidos hijos, para la lucha en defensa de la libertad. Movimiento libertario que surgió, en parte, en la “Botica de Don Cristo”, ubicada en aquel entonces en el centro de la ciudad.
Para contribuir con lucimiento y esplendor a las iniciativas de la Patriótica Sociedad Liceo, que preparaba las fiestas, para conmemorar el segundo aniversario de la entrada de los libertadores a Santa Clara, se pensó en colocar una lápida en el lugar en que se picó la alambrada. Y resguardar así al histórico árbol, con una verja de hierro.
Además, se propuso plantar una alameda de árboles, desde la ceiba hasta el puente cercano a la entrada de la ciudad. Se dotaría de cuantas condiciones de embellecimiento requería un paseo público, el cual llevaría el simbólico nombre de Avenida de la Libertad.
Así, el 30 de noviembre de 1900, el concejal villaclareño Don Enrique del Cañal, siempre alerta a las nobles iniciativas de su Villaclara, hizo presente al cabildo la colocación de una lápida en el lugar antes referido, a nombre del Club Juan Bruno Zayas. La proposición fue aceptada por unanimidad y acordada con el mayor agrado.
A fines de cada año, el pueblo de Villaclara en patriótica peregrinación, se dirigía al histórico monumento y junto con los veteranos, que con devoción patria se acercaban, por la Avenida de la Libertad, hacia el simbólico árbol. Así se confundían en amalgamas de sentimientos, los viejos actores y testigos de la remota mañana del 98, con los de las nuevas generaciones.
Aquellas nuevas descendencias, supieron continuar la tradición y venerar en el transcurso de su existencia, a aquellos viejos gladiadores de las libertades patria. La lápida conmemorativa enclavada en el sitio de referencia dice: “EI Club Juan Bruno Zayas señala con esta ceiba el lugar de la alambrada que se picó, para entrar el Ejército Libertador, el día 31 de diciembre de 1898”.
Sin embargo, hoy han desaparecido los desfiles al lugar, solamente se le conoce como punto de referencia para quien desee orientarse o como lugar de reunión para los que marchan al extranjero y son recogidos allí por los autobuses. Aunque actualmente, se hacen infinidad de llamados a recordar las tradiciones de lucha de este pueblo,” La Ceibita” se ha quedado fuera de ese reclamo.
Así, el 30 de noviembre de 1900, el concejal villaclareño Don Enrique del Cañal, siempre alerta a las nobles iniciativas de su Villaclara, hizo presente al cabildo la colocación de una lápida en el lugar antes referido, a nombre del Club Juan Bruno Zayas. La proposición fue aceptada por unanimidad y acordada con el mayor agrado.
A fines de cada año, el pueblo de Villaclara en patriótica peregrinación, se dirigía al histórico monumento y junto con los veteranos, que con devoción patria se acercaban, por la Avenida de la Libertad, hacia el simbólico árbol. Así se confundían en amalgamas de sentimientos, los viejos actores y testigos de la remota mañana del 98, con los de las nuevas generaciones.
Aquellas nuevas descendencias, supieron continuar la tradición y venerar en el transcurso de su existencia, a aquellos viejos gladiadores de las libertades patria. La lápida conmemorativa enclavada en el sitio de referencia dice: “EI Club Juan Bruno Zayas señala con esta ceiba el lugar de la alambrada que se picó, para entrar el Ejército Libertador, el día 31 de diciembre de 1898”.
Sin embargo, hoy han desaparecido los desfiles al lugar, solamente se le conoce como punto de referencia para quien desee orientarse o como lugar de reunión para los que marchan al extranjero y son recogidos allí por los autobuses. Aunque actualmente, se hacen infinidad de llamados a recordar las tradiciones de lucha de este pueblo,” La Ceibita” se ha quedado fuera de ese reclamo.
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