viernes, 12 de febrero de 2010

QUIETA NON MOVERE I, Guillermo Fariñas Hernández.

La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 28 de enero del 2009 (FCP). El pasado año, el diario Granma timó en su sección “Hilo Directo”, a sus lectores con la noticia: “Por acuerdo del Consejo de Estado de la República de Cuba, fue condecorado con la Orden Playa Girón el Teniente General (r) Nicolai Sergueievich Leonov…”.

Y proseguía para terminar con su deliberado engaño noticioso y mediático, el Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba: “…. en ocasión de su 80 cumpleaños y como reconocimiento de su actitud hacia la Revolución cubana, durante más de cinco décadas”.

Debido a lo lacónico de la comunicación, a continuación sólo se puede leer: “La Orden le fue impuesta en acto solemne celebrado en la sede de la embajada de Cuba en la Federación Rusa, por el embajador Juan Valdés Figueroa. En sus palabras de agradecimiento, Leonov definió a la Revolución como única en la historia de la humanidad”.

La información es tan escueta en sí misma, que eso la hace sospechosa para los más suspicaces lectores. Algo muy extraordinario ha hecho este “bolo” para los hermanos Castro. Pero el motivo concreto de tan alta condecoración es críptico. Detrás de cada cuestión silenciada, siempre existe una motivación oculta.

En primer lugar, no se especifica por la redacción de Granma de cuál cuerpo armado el señor Nicolai es todo un Teniente General retirado. Por todo esto caben recelos, pues no se dice, si Leonov es jubilado del Ejercito, la Marina o Aviación de la antigua Unión Soviética. Un Estado totalitario que se caracterizó por su exagerado militarismo.

Lázaro Barredo Medina y Oscar Sánchez Serra, quienes fungen como director y subdirector respectivamente de este medio de prensa, ambos son hombres de confianza de Raúl Castro. Ellos recibieron instrucciones precisas, de no revelar la procedencia de la alta gradación castrense de Nicolai Sergueievich, pues sería contraproducente en un público desinformado a priori.

El problema es que este personaje, también nombrado dentro de la más alta nomenclatura fidelista como: “El Viejo Kolia”, no es un normal Teniente General ruso. Sus grados militares proceden del Comité Estatal de Seguridad del Estado, la famosa KGB, organismo que dirigía a la Contra Inteligencia e Inteligencia civil soviética, para desgracia de muchas de sus víctimas.

Se hace peligrosa toda indagación sobre el Viejo Kolia, su trayectoria puede ser relacionada con la carencia de legitimidad histórica de la Revolución Cubana. Dicen las malas lenguas anticastristas, que Nicolai fungió como el primer entrenador de Raúl Castro. En una fecha no precisada, entre 1953 y 1956, debido a que los archivos de la KGB, aún están bien cerrados.

Cierto es, que en el año 1953, el actual gobernante cubano viajó al bloque comunista. Lo hizo como miembro del Comité Organizador en Cuba del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Bucarest, capital de Rumania. Después, peregrinó por algunos países socialistas indeterminados de Europa del Este, que incluyó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Y como por casualidad, Raúl y Nicolai coincidieron en el mismo barco de regreso hacia América. Allí se hicieron públicos amigos e intercambiaron ideas procomunistas, durante toda la larga travesía. Aparentemente sus caminos se bifurcaron, pues Leonov se camufló como un joven Agregado Cultural en la embajada soviética en México.

Mientras Raúl Castro regresaba a La Habana, a las filas de la Juventud Socialista Popular. Al mismo tiempo, su cofrade Nicolai Sergueievich se posesionaba en su verdadero cargo en la capital azteca, cual oficial de la KGB, para atender a México, América Central y el mar Caribe. La Aduana Cubana de aquella época, reportó por lo menos, unas 8 visitas del joven Kolia a Cuba.

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