viernes, 12 de febrero de 2010

COMO EPIDEMIA, Clara Pérez Gómez.

Camajuaní, Villa Clara, 28 de enero de 2010. (FCP). En Cuba se han enraizado males, que al decir de muchos no se exterminaran, al menos que “esto” y así hacen referencia al régimen imperante, no tome otro camino. Hoy este comentario es común escucharlo sin disfraz, en boca de cualquier obstinado cubano.

En este estado debían encontrarse estas dos mujeres, que sin medir su nivel de compromiso con el gobierno, en plena vía pública y sin importarles quien las pudiera escuchar, desahogaban sus frustraciones profesionales. Las culpas caían sobre la falta de idoneidad de dirigentes en el poder.

Según ellas, ya en este país por más amor que le tengas a tu labor, no te es posible desempeñarlo a cabalidad, porque la indolencia reinante en esta isla desde la más alta nomenclatura gobernante, le ponen trabas a lo que pudiera ayudar a mitigar un poco las penas de este pueblo. Por eso ya les da lo mismo cualquier cosa.

Comentaban como un dirigente del Partido Comunista de Cuba (PCC), con deseos de trabajar, puede llegarse a desalentar, cuando tiene que enfrentarse a la realidad. Pues al querer llevar a la práctica lo que se divulga teóricamente en este país, se dan cuenta que todo es un engaño, se ven atados de pies y manos.

A decir de estas dos féminas, ya se le ha hecho familiar oír de boca de cualquier dirigente gubernamental, cuando van en uso de las facultades que les están conferidas, a solicitar ayuda para cualquier iniciativa en beneficio de la sociedad, la frase: “Una cosa es con guitarra y otra con violín”.

Llevan años en el desempeño de cargos directivos en este municipio y saben muy bien a que se refieren sus superiores al hablarles de esa manera. O sea, que a decir de ellos mismos no se le puede hacer mucho caso, a lo que se le informa a la población por los medios de difusión oficialistas, de lo que muchos se aprovechan en beneficio propio.

Pero todo va a caer sobre las espaldas del bloqueo imperialista, que deja sin recursos y sin vergüenza además, a muchos de estos defensores de su benefactora revolución, para resolver cualquier gestión, que no tenga que ver con su vida privada. Lo que ha llegado a expandirse en esta nación como plaga.

Refiriéndose a este último comentario, hacían alusión a la disminución de las visitas al sanatorio de enfermos mentales Aurora Rivero, en el municipio Corralillo de Villa Clara. Organizadas, por quien le correspondía esta función en el gobierno municipal de Camajuaní, estas se hacían con una periodicidad de tres meses, con personal de Salud Mental y familiares de los enfermos.

Una de las dos parlantes, daba fe del deterioro de aquel lugar, donde reinaba la insalubridad, falta de preparación profesional del personal encargado de atender directamente al paciente y la mala alimentación. A lo que ella no le daba otro nombre, que irresponsabilidad y falta de humanismo.
Relataba una de ellas, que la psiquiatra de allí, ya una persona mayor y su enfermera, decidieron abandonar su labor en aquel centro, porque en estos momentos, ellas estaban cansadas de luchar contra lo imposible e igualmente temían contagiarse con ese mal que se ha propagado como una epidemia. La pérdida de valores humanos.



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