viernes, 12 de febrero de 2010

EPÍSTOLA DE LA REDACCIÓN, No: 33


El dolor invade las almas de la inmensa mayoría de los hombres y mujeres del planeta Tierra, tras el devastador terremoto ocurrido en Haití. Esta pesadumbre es tan dolorosa, porque se padece con mezcla de clara impotencia y sufrimiento de tantos seres humanos muertos, por los caprichos de la naturaleza.

Ahora, es el momento de apoyar a los haitianos con alimentos, medicinas y todo tipo de recursos materiales, para que se puedan resarcir prontamente de esta calamidad por la que hoy pasan. Los damnificados necesitan curaciones de especialistas en medicina y poder paliar la hambruna que soportan cotidianamente.

Es algo inhumano, por parte de algunos gobernantes de este desalmado mundo, el tratar de ponerse a combinar posiciones políticas a tenor de la catástrofe. Nadie tiene derecho a aprovecharse de las muertes, mutilaciones y desapariciones acaecidas en esa nación, como modo de lograr victorias políticas ante sus adversarios.

Esto precisamente es lo que hacen Fidel Castro Ruz y sus seguidores dentro del archipiélago, con respecto a lo que sucede en ese país hermano. Algo parecido o peor ejecuta el primer mandatario venezolano Hugo Chávez Frías, sin dejar de mencionar a los incondicionales estadistas de la izquierda radical Rafael Correa, Evo Morales y el inefable Daniel Ortega.

La anteriormente mencionada amalgama de presidentes seudo - comunistas latinoamericanos, han centrado sus ataques contra el actuar del gobierno de los Estados Unidos de América, para con los damnificados allí. En sus constantes declaraciones hechas a la prensa nacional o extranjera, solo se perciben críticas versus las autoridades yanquis.

Los teleespectadores cubanos que siguen mediante los medios oficiales de información nacionales esa debacle humana. Que para desgracia discurre en la tierra de Jean Jacques Dessalines, se llevan la falsa impresión, que a ese pueblo vecino, solo lo ayudan los países de la Alternativa Bolivariana para Nuestros Pueblos de América (ALBA).

Aquí solo se denosta contra el ejecutivo encabezado por Barack Obama, sin decirle al público cubano, que Estados Unidos donó 100 millones de dólares. Además a los residentes en la mayor isla del Mar Caribe se les esconde, la labor humanitaria de los ciudadanos estadounidenses en cada uno de los condados de aquella gran nación.

Cuales falsos solidarios que son, tampoco se han atrevido, a dar a conocer a los cubanos, que Washington ha enviado a sus tropas elites, los marines, a solicitud del presidente haitiano René Préval. Porque la máxima figura de la política de aquel desvastado país considera, que para garantizar una tranquilidad ciudadana estos soldados son imprescindibles.

¿Por qué Fidel Castro o Hugo Chávez no le comunican a sus respectivos seguidores toda la verdad sobre las tropas norteamericanas en Haití? ¿Cuál es el malsano objetivo de no difundir, que entre esos militares fueron desplegadas varias Divisiones Ingenieras del Ejército de los Estados Unidos de América?

Ellos como uniformados serán quienes reconstruirán las destrozadas carreteras, puentes y otras edificaciones desplomadas. Es cierto, que son tropas militares movilizadas en ese dantesco escenario, pero no para atacar o invadir a ningún ciudadano haitiano, sino para ayudar a levantar a un destruido pueblo.

Se hace vergonzoso y lamentable en estos terribles instantes, el usar de manera oportunista al credo político, pues se camina sobre más 100 000 muertos por el momento. Es hora de respetar el desgarramiento de las familias haitianas, y así juntar hombro con hombro a los de izquierda con los de derecha, puesto que las batallas políticas siempre pueden esperar.


FCP.

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