viernes, 12 de febrero de 2010

EPÍSTOLA DE LA REDACCIÓN, No: 34


La libertad como concepto es una cuestión tangible y abstracta entre los seres humanos del planeta tierra. Lo paradójico del caso es, que todos los gobiernos del mundo proclaman, que les dan a sus ciudadanos libertades y nunca opresiones. Sin embargo, lo difícil de hacer ejecutar la libertad es llevándola a la praxis.

¿Cuándo se pueden considerar a un hombre o mujer entes sociales verdaderamente libres en este planeta? ¿Existe algún patrón para medir a la libertad humana de este mundo? o ¿Es una verdadera tarea imposible determinar el nivel de libertad intrínseco a los seres concientes y parlantes?

No son pocos aquellos, los cuales argumentan que la posesión o no de la libertad, es algo perfectamente computable para la raza humana. Si se tiene en cuenta, la tergiversación o no de los preceptos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un documento para ser cumplido respecto a todos los seres humanos de este planeta.

Ser libre, por tanto es un real derecho de cada semejante y las autoridades de cualquier país deben hacer lo posible, porque sus ciudadanos perciban a la libertad a cada paso. No obstante, tampoco ellos deben aspirar a la libertad sin restricciones, pues entonces podrían caer en la más rotunda de las anarquías.

Sopesar la existencia o no de la libertad en una sociedad dada, solo es evaluable, cuando la libertad de expresión pacífica se hace practicable. Y que un individuo o un grupo de estos no sufran consecuencias coercitivas, al comunicar públicamente a sus semejantes, opiniones que estén en desacuerdo con los que ostentan el poder ejecutivo allí.

O sea, una nación auténticamente libre es aquella, donde se practique por parte de los gobernantes la tolerancia más raigal. Nadie puede aspirar a asegurar que hay una nación libre, sin que los hijos que la componen, puedan manifestarse y proyectase cuales seres en completa libertad de expresarse.

Esos caducos y manipulatorios conceptos de “diversionismo ideológico”, “tendencias capitalistas” o “desviaciones consumistas” son un gran saco, para echar todo lo que les convenga a los gobernantes de turno. También sería bueno recordar los delitos de “Propaganda Enemiga”, “Propaganda Antisoviética” y “Impresión de Propaganda Enemiga”.

Disfrutar de la libertad plena, cual ser humano que se es, no puede ser mirado nunca como una concepción de los que gobiernan respecto a los gobernados. Ser una persona libre implica, que cada cual posee este derecho y quienes detentan el poder ejecutivo, están en la obligación de hacer consumar esta libertad.

Precisamente, por eso, estar en plena emancipación encarna tanto para ciudadanos como a las autoridades, el hecho esencial de mirar a la libertad, siempre como un derecho inalienable de todos, jamás como un deber o concesión hacia los subordinados.

Donde se puede palpar a la libertad cotidianamente, es en su práctica diaria en las ciudades, poblados y caseríos de esta isla estrecha y larga, que sus aborígenes nombraron Cuba. Hacer a cada hombre o mujer cada día un poco más libre, debiera ser la meta de toda sociedad, pues la libertad es tan vital, como el aire que respiramos.


FCP.




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