El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 20 de agosto del 2009 (FDC). La miopía es una enfermedad que afecta en la actualidad a una gran parte de las personas en los diferentes países, sus secuelas se dejan sentir en todos los aspectos de la vida social. Muchos hoy, son cortos de vista y no llegan a ver la dimensión de los acontecimientos.
Esta dolencia parece que aflige a líderes políticos de las más diversas tendencias. Resulta increíble que no vean o es que no quieren ver a las fuerzas que en este continente enarbolan la igualdad, el precio justo, la justicia social, derriban las instituciones democráticas, salvaguardan los Estados de Derecho.
Gran revuelo ha provocado la destitución del ex - presidente de Honduras Manuel Zelaya Rosales. En pocos días se celebraron varias cumbres regionales de jefes de estados y de gobiernos. Los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Américas (ALBA) encabezaban la insurgencia contra el nuevo estamento.
Se repite con insistencia y casi en forma unánime por la Organización de Estados Americanos (OEA), que se regrese al orden constitucional, para que vuelva asumir la presidencia de la república el depuesto mandatario. Incluso el presidente de los Estados Unidos Barack Obama ha formulado declaraciones al respecto.
Admirable es contemplar como en esta cruzada marchan unidos los amigos y los enemigos de la democracia ¿Que milagros los unió? ¿Acaso el hacer de las nuevas autoridades hondureñas que según se afirma destruyeron la constitución de ese estado? La preocupación que los cohesiona, es que puede crear un mal precedente a imitar por otros.
Si eres victima de la miopía no puedes distinguir a distancia la diferencia que existe entre una cosa u otra. Ese mal de solo ver a corta distancia, es lo que ha determinado asumir posiciones erróneas, ante problemas tan complejos como los de esa nación centroamericana.
Cuantos discursos pomposos, declaraciones, amenazas, sanciones de todos los organismos financieros, medidas drásticas adoptadas por la Unión Europea. Así suspensión de las visas a los miembros del gobierno provisional por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos y el no reconocimiento diplomático por parte de la comunidad internacional
Solo el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, Premio Nóbel por la Paz, como esclarecido líder político, lanzó la iniciativa de un diálogo entre las partes. Representantes de los países que apuestan por la vuelta de Zelaya al poder sin condiciones, acusan al prestigioso mandatario de cumplir órdenes de la Casa Blanca.
Un balance provisional de todo lo ocurrido desde la expulsión de Zelaya Rosales, ofrece lo siguiente. A pesar de la enorme presión que ejerce la comunidad internacional, no ha logrado asfixiar al nuevo gobierno. La continuación de manifestaciones con un carácter más violento no consigue hacer retroceder al equipo de Roberto Micheletti.
El ex - gobierno de Manuel Zelaya formó parte del ALBA, como uno de sus integrantes más connotado, quiso imitar lo realizado por Hugo Chávez Frías en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Fidel Castro en Cuba, al intentar consumar un referéndum para modificar la constitución, que les permitiría perpetuarse en el poder indefinidamente.
Asombra ver como la miopía y ceguera política no deja ver a muchos gobernantes donde están los verdaderos defensores de la libertad. Lo sucedido en Honduras vino a romper la cadena de golpes contra las constituciones y los estados de derecho, que propina la extrema izquierda en este hemisferio.
A la mayor brevedad los gobernantes, estadistas, intelectuales de esta región deben comprarse nuevos espejuelos políticos. La miopía que sufren los lleva a cometer costosos errores históricos. Esta recomendación debe ser extensiva al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, el cual producto de presiones olvidó los principios de la Carta Interamericana de Naciones.
Esta dolencia parece que aflige a líderes políticos de las más diversas tendencias. Resulta increíble que no vean o es que no quieren ver a las fuerzas que en este continente enarbolan la igualdad, el precio justo, la justicia social, derriban las instituciones democráticas, salvaguardan los Estados de Derecho.
Gran revuelo ha provocado la destitución del ex - presidente de Honduras Manuel Zelaya Rosales. En pocos días se celebraron varias cumbres regionales de jefes de estados y de gobiernos. Los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Américas (ALBA) encabezaban la insurgencia contra el nuevo estamento.
Se repite con insistencia y casi en forma unánime por la Organización de Estados Americanos (OEA), que se regrese al orden constitucional, para que vuelva asumir la presidencia de la república el depuesto mandatario. Incluso el presidente de los Estados Unidos Barack Obama ha formulado declaraciones al respecto.
Admirable es contemplar como en esta cruzada marchan unidos los amigos y los enemigos de la democracia ¿Que milagros los unió? ¿Acaso el hacer de las nuevas autoridades hondureñas que según se afirma destruyeron la constitución de ese estado? La preocupación que los cohesiona, es que puede crear un mal precedente a imitar por otros.
Si eres victima de la miopía no puedes distinguir a distancia la diferencia que existe entre una cosa u otra. Ese mal de solo ver a corta distancia, es lo que ha determinado asumir posiciones erróneas, ante problemas tan complejos como los de esa nación centroamericana.
Cuantos discursos pomposos, declaraciones, amenazas, sanciones de todos los organismos financieros, medidas drásticas adoptadas por la Unión Europea. Así suspensión de las visas a los miembros del gobierno provisional por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos y el no reconocimiento diplomático por parte de la comunidad internacional
Solo el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, Premio Nóbel por la Paz, como esclarecido líder político, lanzó la iniciativa de un diálogo entre las partes. Representantes de los países que apuestan por la vuelta de Zelaya al poder sin condiciones, acusan al prestigioso mandatario de cumplir órdenes de la Casa Blanca.
Un balance provisional de todo lo ocurrido desde la expulsión de Zelaya Rosales, ofrece lo siguiente. A pesar de la enorme presión que ejerce la comunidad internacional, no ha logrado asfixiar al nuevo gobierno. La continuación de manifestaciones con un carácter más violento no consigue hacer retroceder al equipo de Roberto Micheletti.
El ex - gobierno de Manuel Zelaya formó parte del ALBA, como uno de sus integrantes más connotado, quiso imitar lo realizado por Hugo Chávez Frías en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Fidel Castro en Cuba, al intentar consumar un referéndum para modificar la constitución, que les permitiría perpetuarse en el poder indefinidamente.
Asombra ver como la miopía y ceguera política no deja ver a muchos gobernantes donde están los verdaderos defensores de la libertad. Lo sucedido en Honduras vino a romper la cadena de golpes contra las constituciones y los estados de derecho, que propina la extrema izquierda en este hemisferio.
A la mayor brevedad los gobernantes, estadistas, intelectuales de esta región deben comprarse nuevos espejuelos políticos. La miopía que sufren los lleva a cometer costosos errores históricos. Esta recomendación debe ser extensiva al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, el cual producto de presiones olvidó los principios de la Carta Interamericana de Naciones.
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