EL FERROCARIL EN SANTA CLARA, Feliberto Pérez Del Sol.

Sakenaff, Santa Clara, Villa Clara, 13 de agosto del 2009 (FDC). Cuba como todos debieran saber, tuvo la primicia del ferrocarril de toda América Latina, 11 años antes que España, su metrópoli colonial. El mismo se inauguró un 19 de noviembre de 1837, el primer tramo de vía, con la extensión de 29 kilómetros, unió a la Habana con Bejucal.

El primero de los países con tener este novedoso medio de transporte fue el Reino Unido, concretamente Inglaterra, cubrió la distancia entre Sto Ckton-Darlington. Durante el otoño de 1825, se pudo disfrutar del invento, una utilización práctica y ejemplo de aprovechamiento incluidos, del ingeniero inglés George Stephenson.

En este país los hacendados azucareros siguieron con inusitado interés el desarrollo de la invención pues, aunque la carreta comparada con el arría era un gran adelanto, necesitaban algo como aquello. Representaba la solución largamente buscada a la apremiante necesidad de abaratar costos y acelerar las entregas del ingenio al puerto.

Durante la primera mitad del siglo XIX, el ferrocarril en Cuba se había convertido en un empeño con resultados notables, ya que lejanos destinos se reducían a términos de horas. El quehacer ferroviario sumó un nuevo tramo a las líneas de occidente y el 8 de octubre de 1847, propietarios de ingenios y comerciantes inscribieron la Compañía Cienfuegos-Santa Clara.

Este propio consorcio creó, el 21 de octubre de 1851, el trecho Cienfuegos-Remedios y un poco mas tarde apareció el Caibarién-Remedios. Para 1855 se constituyó el recorrido Carahatas-Sierra Morena. Caibarién se unió con Camajuaní en 1866 y al fundarse la vía Arabos- Santo Domingo en 1871, quedaron unidas por ferrocarril la provincia de Matanzas con Santa Clara.

Santa Clara tuvo su primera estación ferroviaria en 1860, la cual poseyó una estructura de madera que fue devorada por un incendio, en su lugar se construyó un segundo edificio aún en época colonial. Años mas tarde Marta Abreu, insigne patricia que práctico la filantropía, inauguró un local para viajeros, adicionado a la antigua terminal que habilitaba los trenes en tránsito.

Una ley propuesta por el gobierno de la república, en 1906, autorizó una subvención de 6000 pesos por cada kilómetro de vía férrea construido, la misma facultaba al ejecutivo a contratar constructores y empresarios. Bajo este manto surgió el señor Van Horner principal impulsor de la The Cuban Railroad Company, constructora años después de la línea Santa Clara-Santiago.

A la Comisión de Ferrocarriles de Santa Clara se le presentó un proyecto, el 5 de marzo de 1924, para la construcción de una nueva estación dado el mal estado de este. El plan acatado con premura se consumó en la segunda mitad de 1925, en el mismo lugar donde habían estado las anteriores y en el cual continua hoy.

Nuevas vías se sumaron a la circulación de trenes y con ello continuo el ferrocarril su humana labor de facilitar la locomoción a los nacionales. Santa Clara y Chambas se unieron, el 15 de Diciembre de 1927, por esta misma fecha entraban y salían de la ciudad de Marta 38 trenes diarios, que incluían Santiago de Cuba y La Habana, con dos y tres salidas respectivamente.

Aunque el camino de hierro sufrió un ligero declive con la apertura de la Carretera Central y la entrada al país, durante los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, de 10 000 autos ligeros cada año, este insistió en su actividad. La estación de Santa Clara prosiguió como centro neurológico de las comunicaciones, al enlazar el oriente con el occidente cubano.

Con el advenimiento de la Revolución Cubana, en 1959, comenzó el desastre de una actividad que contaba más de 120 años de experiencia. Se hizo habitual que la hora de salida o llegada de un tren se retrasara, también fue común la suspensión del viaje o que este fuese sometido a largas penurias por roturas, que podían ser ausencia de agua o alimentos.

Corría el año 1985, cuando se decidió practicar una remodelación al viejo paradero santaclareño, pues este seguiría en esta función hasta que concluyeran la nueva terminal en las postrimerías del siglo XX, que todavía espera ser levantada en la intercepción de Carretera de Circunvalación y Carretera de Malezas.

En la consabida reconstrucción se demolió la rampa de la entrada principal y se restituyó la escalinata original. Casi una década después de la fecha anunciada para la novedosa estación, solo quedan algunos vestigios de la edificación y malos recuerdos de una promesa, por suerte incumplida debido a la lejanía y las dificultades del transporte en la ciudad.

La actual crisis que sufre el país, desde inicio de los años 90 del siglo pasado, acentuó más el padecer de los que por motivos económicos usan este medio de transporte. Hoy contrario a hace 70 años, el destino Habana no tiene salidas desde esta ciudad, por su parte Santiago de Cuba tiene un viaje cada tres días.

Hasta aquí este apretado trayecto escrito de la llegada del ferrocarril a Santa Clara y la historia de su único paradero. Que las rimbombantes frases de los dirigentes y funcionarios castristas, se toman el irrespeto de denominarla Estación de Santa Clara, muchos críticos del régimen defienden el termino peyorativo de “Apeadero de Santa Clara”.