jueves, 27 de agosto de 2009

LA CARICATURA EN CONRADO WALTER MASSAGUER, Rafael Pérez González.


Parroquia, Santa Clara, Villa Clara, 27 de agosto del 2009 (FDC). Nació este artista en Cárdenas, provincia de Matanzas, el 3 de marzo de 1889. De 1896 a 1908, vivió con su familia en Yucatán, México. Después ingresó en la Academia Militar de New York, donde obtuvo el grado de subteniente y en 1903, a los 14 años, hizo sus primeros dibujos en The Ramble, órgano de aquella academia.

Con la manera primitiva de educación (gráfica) y la evolución derivada del cambio de ambiente Massaguer, se hizo un tipo sui generis de caricaturista y se creo una escuela propia, con personajes suyos, difíciles de imitar. Por ejemplo los héroes beisboleros conocidos como Jaime Castelfulit y Juan Frenético.

Presidentes de la república fueron llevados a la caricatura por el artista. Tomás Estrada Palma, José Miguel Gómez, Alfredo Zayas, Mario García Menocal y hasta el dictador Gerardo Machado. Dibujaba un comentario mordaz sobre las pugnas entre José Miguel Gómez y Zayas, donde reflejaba la esperanza que los cubanos cifraba en la “Honradez Paz y Trabajo” por Menocal.

En 1907, colaboró con “La Campana de Yucatán”. Para 1908, volvió a Cuba y caricaturizó sucesivamente con “Letras”, “Cuba y América”, “El Fígaro”, “El Hogar” y “El Mundo”. Fue redactor artístico de “La Nación”, “La Prensa”, “Heraldo de Cuba” y “La Lucha”. Hacia el primer cuarto de siglo no eran muchas las exposiciones de caricaturas en Cuba o en el extranjero.

Según crónicas de la época, esto no era usual en los salones habaneros. Anteriormente en París fue organizada una exposición de este tipo por los artitas Roubille y Sem, como una nueva razón social consagrada a la ironía y belleza. Las pupilas avizoras de ellos habían apresado en síntesis formidable, esa es la palabra, el parecido físico y la psicología de cada individuo.

Conrado tuvo su primera exposición de caricaturas, en 1911, en El Ateneo de La Habana. Contribuyó al primer Salón de Carteles. Fundó con Edelman el primer Salón de Bellas Artes, en 1913, Por ese mismo año creó el Salón de Humoristas y La Asociación de Pintores y Escultores. En 1918 preparó sus dardos y realizó otra exposición del mismo género pero esta vez en maderas.

Estuvo certero en ese año con su trabajo, según cronistas de la época: “El caricaturista dio un paso definitivo en su vida artística”. La prensa especializada apuntaba: “No muchos artistas pueden lanzarse a realizar esta clase de trabajos. Las figuras que tienen vigor y hasta gracia en la cartulina, todo lo pierden al ser pasadas a la madera”.

Para lograr esto, convirtió su Atelier en un laboratorio, donde en una rara alquimia innovadora, agrupó colores y líneas sobre las figurillas, allí la sierra laboró sinuosa e intencionadamente. La publicación trimestral de la Secretaria de Instrucción Públicas y Bellas Artes, de octubre diciembre de 1918, hace una encomiástica crítica del artista por su labor en esta exposición.

La pasada actualidad política, social, económica, artística o deportiva en Cuba, fue comentada gráficamente con espíritu intencionado por el creador. Cultivador de afectos a granel, aunque en su profesión de caricaturista, le llevaba a presentar de modo hiperbólico y exagerándolos con gracia los rasgos fisonómicos de cada quién, que caía bajo el influjo de su lápiz demoledor.

Sin embargo ahora, que la caricatura en Cuba no esta en su mejor momento, como se han expresado algunos órganos masivos de difusión oficialistas, la figura de Massaguer parece más lejana aun, perdida en el tiempo y el olvido. Sin embargo, en Santa Clara se puede encontrar lo que pudiéramos considerar un homenaje al artista.

En la céntrica “Shooping” Praga, se puede sentir su presencia en un decorado de trabajos salidos de su pluma. En el segundo piso puede admirar sus diseños, modelos y labor en la propaganda comercial de aquella época. Es posible leer allí, una sintética biografía suya, además de saborear un delicioso café cubano, por el precio ínfimo de 25 centavos de pesos cubanos convertibles.


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