La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 20 de agosto del 2009 (FDC). Los dirigentes cubanos se creen dueños y señores de la vida de los peloteros nacionales. Pudiéramos parafrasear al propio Fidel Castro Ruz, respecto a estos atletas: “Para poder practicar béisbol en Cuba, con la Revolución todo y sin la Revolución nada”.
Con la ancianidad los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz se han transformado en individuos más rígidos respecto a sus cánones de tolerancia política. Ellos no quieren aceptar que el mundo en general cambió y en particular una actividad como la deportiva, que atrae tanta atención a nivel planetario, ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos que transcurren.
El amateurismo encabezado por la autodesaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se evaporó junto con el campo socialista europeo. Pero la retrograda nomenclatura de la isla que aceptó este duro golpe y todavía arrastra las consecuencias en lo económico, político y social, no admite asimilar que los deportes también ahorcaron los hábitos.
Por eso las deserciones son una constante entre los practicantes de esta actividad muscular tan arraigada en la nacionalidad cubana. Por lo general el destino es el mismo, las admiradas y a la vez codiciadas Grandes Ligas de Béisbol de los Estados Unidos de América, donde son mostrados por lo general los mejores talentos del orbe.
La cuestión es sentirse entre los superiores en la práctica de este deporte, cosa que desde el punto psicológico ayuda a ser portador de un estado de autorrealización personal. Porque además pisar territorio estadounidense conlleva ser acarreador y beneficiario de todos los derechos respetados en esa sociedad capitalista, entre ellos la libertad de expresión.
Además de recibir por las excelencias en el desempeño atlético una renumeración en dinero constante y sonante, que por lo general pasa de los varios millones de dólares. ¿A qué joven de cualquier parte del mundo, no le gustaría entrar por la puerta ancha, en una sociedad tan competitiva como la norteamericana?
Si esos mismos adolescentes escuchan unos desfasados discursos de sus dirigentes, donde en público critican a una oficialmente satanizada sociedad de consumo. Sin embargo, esos mismos líderes conducen automóviles de factura capitalista y son portadores de un consumismo desenfrenado, que corroe a la cúspide fidelista.
Pues Fidel y Raúl junto a sus principales acólitos se transportan en sofisticados autos marca Mercedes-Benz. Que dentro de los parámetros en la solvencia de los ciudadanos en sociedades del mundo capitalista, representan a las más rancias de las opulencias y son un indiscutible símbolo del capitalismo como sistema económico.
¿Por qué encapricharse en no dejar hacerse multimillonarios a los peloteros cubanos que quieren demostrar su valía en las “Big League”? Esa tozudez de los líderes de la Revolución Cubana conduce a un abismo irremediable para el futuro del deporte nacional, porque en su rigidez no entienden que van contra la propia esencia del género humano, que es la constante superación.
Muchos no comprenden por qué precisamente con los deportes se es tan riguroso, si con los artistas esas mismas máximas autoridades se conducen con mayor tolerancia. Para nadie es un secreto, que son varios los escritores, pintores, músicos y otros creadores, que poseen cuentas multimillonarias dentro de Cuba y en los últimos tiempos en bancos extranjeros.
Incluso la respuesta ante el creciente número de escapadas de atletas no ha sido flexible en ningún momento. La réplica tiene un carácter esencialmente represivo, al crearse desde finales de los años 90, del pasado siglo XX, lo que es hoy el Departamento “Honor y Dignidad” de la Seguridad del Estado cubana, bajo el mando del coronel Jorge Luís Rabel.
Que tiene entre sus tareas principales impedir las fugas hacia el exterior de deportistas nacionales y se hace énfasis especial en los peloteros de la isla. Esta entidad es portadora de metodologías preventivas a niveles operativos, para frustrar ante que se produzcan las salidas ilegales de los aspirantes a peloteros profesionales.
Ahí radica el gran problema del asunto, puesto que dentro de las recomendaciones de los insomnes guardianes de la pureza del Socialismo Cubano siempre está la separación de por vida de los tronchados. Cosa que constantemente saca a potenciales prospectos de las filas de los equipos que conforman la Serie Nacional, por lo que disminuye constantemente su calidad.
Se ha podido conocer que este departamento punitivo del Ministerio del Interior, ahora previene mediante investigaciones familiares, desde que los muchachos ya están en las EIDE. Si un talentoso adolescente no vive en un contexto familiar de devoción al régimen político, tendrá muy pocas posibilidades de ser escogido para integrar equipos a eventos internacionales.
Con la ancianidad los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz se han transformado en individuos más rígidos respecto a sus cánones de tolerancia política. Ellos no quieren aceptar que el mundo en general cambió y en particular una actividad como la deportiva, que atrae tanta atención a nivel planetario, ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos que transcurren.
El amateurismo encabezado por la autodesaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se evaporó junto con el campo socialista europeo. Pero la retrograda nomenclatura de la isla que aceptó este duro golpe y todavía arrastra las consecuencias en lo económico, político y social, no admite asimilar que los deportes también ahorcaron los hábitos.
Por eso las deserciones son una constante entre los practicantes de esta actividad muscular tan arraigada en la nacionalidad cubana. Por lo general el destino es el mismo, las admiradas y a la vez codiciadas Grandes Ligas de Béisbol de los Estados Unidos de América, donde son mostrados por lo general los mejores talentos del orbe.
La cuestión es sentirse entre los superiores en la práctica de este deporte, cosa que desde el punto psicológico ayuda a ser portador de un estado de autorrealización personal. Porque además pisar territorio estadounidense conlleva ser acarreador y beneficiario de todos los derechos respetados en esa sociedad capitalista, entre ellos la libertad de expresión.
Además de recibir por las excelencias en el desempeño atlético una renumeración en dinero constante y sonante, que por lo general pasa de los varios millones de dólares. ¿A qué joven de cualquier parte del mundo, no le gustaría entrar por la puerta ancha, en una sociedad tan competitiva como la norteamericana?
Si esos mismos adolescentes escuchan unos desfasados discursos de sus dirigentes, donde en público critican a una oficialmente satanizada sociedad de consumo. Sin embargo, esos mismos líderes conducen automóviles de factura capitalista y son portadores de un consumismo desenfrenado, que corroe a la cúspide fidelista.
Pues Fidel y Raúl junto a sus principales acólitos se transportan en sofisticados autos marca Mercedes-Benz. Que dentro de los parámetros en la solvencia de los ciudadanos en sociedades del mundo capitalista, representan a las más rancias de las opulencias y son un indiscutible símbolo del capitalismo como sistema económico.
¿Por qué encapricharse en no dejar hacerse multimillonarios a los peloteros cubanos que quieren demostrar su valía en las “Big League”? Esa tozudez de los líderes de la Revolución Cubana conduce a un abismo irremediable para el futuro del deporte nacional, porque en su rigidez no entienden que van contra la propia esencia del género humano, que es la constante superación.
Muchos no comprenden por qué precisamente con los deportes se es tan riguroso, si con los artistas esas mismas máximas autoridades se conducen con mayor tolerancia. Para nadie es un secreto, que son varios los escritores, pintores, músicos y otros creadores, que poseen cuentas multimillonarias dentro de Cuba y en los últimos tiempos en bancos extranjeros.
Incluso la respuesta ante el creciente número de escapadas de atletas no ha sido flexible en ningún momento. La réplica tiene un carácter esencialmente represivo, al crearse desde finales de los años 90, del pasado siglo XX, lo que es hoy el Departamento “Honor y Dignidad” de la Seguridad del Estado cubana, bajo el mando del coronel Jorge Luís Rabel.
Que tiene entre sus tareas principales impedir las fugas hacia el exterior de deportistas nacionales y se hace énfasis especial en los peloteros de la isla. Esta entidad es portadora de metodologías preventivas a niveles operativos, para frustrar ante que se produzcan las salidas ilegales de los aspirantes a peloteros profesionales.
Ahí radica el gran problema del asunto, puesto que dentro de las recomendaciones de los insomnes guardianes de la pureza del Socialismo Cubano siempre está la separación de por vida de los tronchados. Cosa que constantemente saca a potenciales prospectos de las filas de los equipos que conforman la Serie Nacional, por lo que disminuye constantemente su calidad.
Se ha podido conocer que este departamento punitivo del Ministerio del Interior, ahora previene mediante investigaciones familiares, desde que los muchachos ya están en las EIDE. Si un talentoso adolescente no vive en un contexto familiar de devoción al régimen político, tendrá muy pocas posibilidades de ser escogido para integrar equipos a eventos internacionales.
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