Las trompetas de la guerra suenan con fuerza y por desgracia a las puertas del continente americano, un inminente enfrentamiento entre Colombia y Venezuela se ve venir a grandes pasos. Son las consecuencias del desmedido populismo arraigado en América Latina que tuvo como pionero al inefable Hugo Rafael Chávez Frías.
Para los izquierdistas radicales latinoamericanos es algo normal, el atreverse a cuestionar la decisión soberana del presidente electo democráticamente por los colombianos Álvaro Uribe Vélez. Quien llegó a un acuerdo con los Estados Unidos de América para usar en conjunto unas siete bases militares, para combatir el narcotráfico o el terrorismo.
Nadie, salvo los propios compatriotas de Uribe Vélez pueden inmiscuirse en los asuntos internos de Colombia, lo demás es injerencismo barato de izquierda, mezclado con un raigal oportunismo. A los presidentes Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y en menor medida José Ignacio Lula Da Silva, Cristina Fernández y Fernando Lugo ahora prefieren no acordarse del apoyo de algunos estadistas de la región a las narcoguerrillas colombianas.
Algo que ha generado varios incidentes diplomáticos sumamente desagradables y peligrosos entre gobiernos latinoamericanos. Porque si un pueblo como el colombiano vota consecutivamente por la opción derechita y liberal que representa Álvaro Uribe, los izquierdistas de la región deben respetarla, pues es la voluntad de la ciudadanía de ese hermano país.
Para preservar su integridad territorial y la democracia representativa pluripartidista, por la que han apostado sucesivamente la mayoría de los votantes colombianos, el poder ejecutivo de esa nación tiene un indiscutible derecho a solicitar ayuda al país que considere pertinente. Esto es libre determinación y todo lo otro son pavadas.
A los gobiernos ultraizquierdistas aglutinados en la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), les viene como anillo al dedo el asunto referido, para así poder crear un gran problema contra los políticos derechistas de nuestro continente. Y por derivación con el satanizado Imperialismo Yanqui, a cuyo desarrollo económico e influencia ante sus respectivas ciudadanías, realmente temen estos candidatos a dictadores.
Estos discípulos de Fidel Castro Ruz saben que ya sus pueblos se sienten engañados, porque el socialismo en cualquier parte del mundo siempre ha acarreado dos cosas fundamentales; la primera mucha represión y la segunda precariedad materiales para los gobernados. Si de pronto tienen el pretexto de aumentar la carrera armamentista y de desatar conflictos armados, como justificación a las visicitudes económicas por la que ya pasan sus pueblos.
Ya los izquierdistas radicales encabezados por el inefable Hugo Chávez Frías, sienten que comienzan a perder a las grandes mayorías otrora engañadas y manipuladas por ellos en “Nuestra América” y no aceptan que un día tendrán que perder ese poder. Para ello crean subterfugios para exacerbar los sentimientos nacionalistas en sus países. Como ejemplo claro, está el recién electo Correa Delgado, quien solo alcanzó el 52 % de los sufragios de sus compatriotas.
¿Por qué el señor Chávez y su coro de desfasados de cuasitotalitarios que ejercen el poder no se concentran en satisfacer las necesidades acuciantes de sus respectivos pueblos? ¿Es mejor comprarles sofisticados armamentos a Rusia que alimentos a los venezolanos, nicaragüenses, ecuatorianos o bolivianos? Nadie tiene derecho a nombre de fracasadas ideologías embarcar sus coterráneos en caminos sin regreso.
Veremos pronto, si los aventureros de la izquierda inescrupulosa de América se atreven a desatar una guerra armada. Dios quiera que no sea así, porque todos los residentes en este empobrecido continente saldrían perjudicados, cuando lo necesario es luchar para autosuperarse como seres humanos y respetar los derechos civiles, económicos y políticos de los latinoamericanos. Se hace necesario decir como tituló Ernest Hemingway a una famosa novela suya “Adiós a las Armas”.
FDC.
Saludos, amigos,
ResponderEliminarComo siempre los sigo leyendo. Gracias por todas las informaciones que están publicando.
Como sé que ustedes son un equipo muy competente, les voy a pedir que me ayuden con algo que no puedo realizar por mí misma ya que no cuento con la bibliografía adecuada.
Se trata de la Plaza Civica, Monumento Nacional a la Memoria de José Julián Martí Pérez, construída durante el segundo mandato (tiranía) de Fulgencio Batista. Construcción que se inició en 1953 y se terminó en 1958, unos meses antes de la entrada de Fidel Castro y su tropa guerrillera a La Habana.
Plaza Civica que la tiranía convirtió en la Plaza de la Revolución.
Todo lo que ustedes puedan investigar y publicar sobre esto es importante porque me he dado cuenta que las nuevas generaciones de cubanos creen que esa plaza la hizo la tiranía castrista.
Es hora de rescatar este espacio civico.
Sé que la mayor parte del dinero que se gastó en la construcción de la misma, provino de donaciones hechas por cubanos. Pero no sé los nombres de la comisión organizadora, ni quienes fungieron como jurados en los concursos convocados para seleccionar el mejor proyecto...
Todo lo que puedan publicar sobre esto es importante.
Esperanza E Serrano