La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 6 de agosto del 2009 (FDC). El colega Ciro Bianchi Ross quien escribe en el diario Juventud Rebelde, es una persona que sin lugar a dudas se ha ganado la admiración de muchos cubanos. Bianchi Ross tiene una veta de investigador-historiador- periodista excelente y hasta envidiable.
Ciro, debe en lo fundamental su bien conquistada fama por sus trabajos periodísticos, después convertidos en libros muy comprados, por la escrutación casi milimétrica de la historia de la Mafia Italo-Norteamericana en Cuba. Con sus escritos los nombres de Lucky Luciano, Al Capone o Meyer Lansky se transforman en seres cotidianos para los lectores cubanos.
Por estos días, estuvo enfrascado en unos artículos respecto a la vida y muerte de cada uno de los presidentes que tuvo Cuba, tras estos dejar el sillón presidencial. Bianchi Ross tituló a estos trabajos ¿Qué se hizo de…? De estos, el que ha llamado la atención de muchos compatriotas algo entrados en años es el último, nombrado ¿Qué se hizo de…? (III y final).
En el redactado, el domingo 26 de julio del 2009, hace referencia a como terminaron las vidas de los ex – presidentes Federico Laredo Bru, Ramón Grau San Martín, Carlos Prío Socarrás y Fulgencio Batista y Zaldivar. Los detalles en cuanto a los años finales de estos estadistas han sido muy pormenorizados e ilustrativos.
Solo un detalle se le va al homólogo Ciro Bianchi y es al redactar bajo el subtitulo “El Invierno Largo” en el párrafo número tres, donde escribe con una ambigüedad que se contradice con toda la otra parte del artículo. Esto hace entrar en sospechas a los más paranoicos de los asiduos lectores con que cuenta este journalista en la región central del país.
Bianchi dice textualmente: “Gracias a una coalición de liberales y demócratas fue electo en ausencia, en 1948, senador por la provincia de Las Villas, y el presidente Prío le ofreció todas las garantías para que regresara al país; le dio incluso la posibilidad de que escogiera a los militares que formarían su escolta”.
Ahí precisamente está el quid de la manipulación del comunicador social ante los cubanos o extranjeros que lo lean. Pues salta a la vista, si el periodista hasta ese momento fue explicito y obsesivamente detallista en su artículo, es obvia la información omitida por quienes vigilan a la prensa nacional para descubrir mensajes tras los obligatorios dobles discursos.
No se debe reprochar a este correligionario en el periodismo por el supuesto descuido en su escrito, porque de seguro esto no sea obra de él. Pues sobre los medios de difusión masiva del archipiélago está constantemente un omnisciente aparato censor, que responde a las directivas del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Rolando Alfonso Borges, el hiperortodoxo jefe de este aparataje, nunca podría permitirse el lujo de consentir que se explicitara la labor mayoritaria del Partido Socialista Popular (Comunista) en esa elección del general Batista y Zaldivar, en el año 1948. Porque ese dictador siempre contó con la ayuda de los viejos comunistas, donde militaba ya, el hoy gobernante Raúl Castro Ruz.
La posición de los comunistas de esta isla al lado del “batistato” es una cuestión que se quiere sepultar por parte del aparato de control social y político del castrismo. Debido a que sacaría una pestilencia deshonrosa del actual liderazgo histórico, todavía en el poder, pues hasta el líder Fidel Castro Ruz, era colaborador de los viejos comunistas, a través de Secundino Guerra.
Existe un libro esclarecedor respecto a estos malos manejos titulado “Útiles Después De Muertos”, escrito por el cubano-español Carlos Manuel Pellecer, aquí se pueden palpar todas las bajezas de los veteranos comunistas para apoderarse del poder. Fuera muy recomendable que alguna editorial en el extranjero lo editase y la disidencia pudiera repartirlo dentro de Cuba.
A los persistentes leedores de la prensa oficialista cubana les resultó altamente suspicaz el cambio de ritmo en la redacción de este singular artículo periodístico. La vaguedad en el término “…. una coalición de liberales y demócratas….” atrajo los recelos de muchos y preguntaron a los de mayor edad, entonces se percataron que era una omisión conveniente.
Ciro, debe en lo fundamental su bien conquistada fama por sus trabajos periodísticos, después convertidos en libros muy comprados, por la escrutación casi milimétrica de la historia de la Mafia Italo-Norteamericana en Cuba. Con sus escritos los nombres de Lucky Luciano, Al Capone o Meyer Lansky se transforman en seres cotidianos para los lectores cubanos.
Por estos días, estuvo enfrascado en unos artículos respecto a la vida y muerte de cada uno de los presidentes que tuvo Cuba, tras estos dejar el sillón presidencial. Bianchi Ross tituló a estos trabajos ¿Qué se hizo de…? De estos, el que ha llamado la atención de muchos compatriotas algo entrados en años es el último, nombrado ¿Qué se hizo de…? (III y final).
En el redactado, el domingo 26 de julio del 2009, hace referencia a como terminaron las vidas de los ex – presidentes Federico Laredo Bru, Ramón Grau San Martín, Carlos Prío Socarrás y Fulgencio Batista y Zaldivar. Los detalles en cuanto a los años finales de estos estadistas han sido muy pormenorizados e ilustrativos.
Solo un detalle se le va al homólogo Ciro Bianchi y es al redactar bajo el subtitulo “El Invierno Largo” en el párrafo número tres, donde escribe con una ambigüedad que se contradice con toda la otra parte del artículo. Esto hace entrar en sospechas a los más paranoicos de los asiduos lectores con que cuenta este journalista en la región central del país.
Bianchi dice textualmente: “Gracias a una coalición de liberales y demócratas fue electo en ausencia, en 1948, senador por la provincia de Las Villas, y el presidente Prío le ofreció todas las garantías para que regresara al país; le dio incluso la posibilidad de que escogiera a los militares que formarían su escolta”.
Ahí precisamente está el quid de la manipulación del comunicador social ante los cubanos o extranjeros que lo lean. Pues salta a la vista, si el periodista hasta ese momento fue explicito y obsesivamente detallista en su artículo, es obvia la información omitida por quienes vigilan a la prensa nacional para descubrir mensajes tras los obligatorios dobles discursos.
No se debe reprochar a este correligionario en el periodismo por el supuesto descuido en su escrito, porque de seguro esto no sea obra de él. Pues sobre los medios de difusión masiva del archipiélago está constantemente un omnisciente aparato censor, que responde a las directivas del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Rolando Alfonso Borges, el hiperortodoxo jefe de este aparataje, nunca podría permitirse el lujo de consentir que se explicitara la labor mayoritaria del Partido Socialista Popular (Comunista) en esa elección del general Batista y Zaldivar, en el año 1948. Porque ese dictador siempre contó con la ayuda de los viejos comunistas, donde militaba ya, el hoy gobernante Raúl Castro Ruz.
La posición de los comunistas de esta isla al lado del “batistato” es una cuestión que se quiere sepultar por parte del aparato de control social y político del castrismo. Debido a que sacaría una pestilencia deshonrosa del actual liderazgo histórico, todavía en el poder, pues hasta el líder Fidel Castro Ruz, era colaborador de los viejos comunistas, a través de Secundino Guerra.
Existe un libro esclarecedor respecto a estos malos manejos titulado “Útiles Después De Muertos”, escrito por el cubano-español Carlos Manuel Pellecer, aquí se pueden palpar todas las bajezas de los veteranos comunistas para apoderarse del poder. Fuera muy recomendable que alguna editorial en el extranjero lo editase y la disidencia pudiera repartirlo dentro de Cuba.
A los persistentes leedores de la prensa oficialista cubana les resultó altamente suspicaz el cambio de ritmo en la redacción de este singular artículo periodístico. La vaguedad en el término “…. una coalición de liberales y demócratas….” atrajo los recelos de muchos y preguntaron a los de mayor edad, entonces se percataron que era una omisión conveniente.
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