jueves, 18 de junio de 2009

CULTURA CON POLÍTICA, Guillermo Fariñas Hernández.

La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 25 de junio del 2009 (FDC). Para varias generaciones de cubanos existen dos figuras de la música harto emblemáticas en esta tierra por ser contestatarias. Ellos son los archifamosos cantautores y trovadores Pablo Milanes y Silvio Rodríguez.

Atrás quedaron aquellos tiempos en que por la heterodoxia de sus cantos ambos fueron prisioneros de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP). Una especies de campos de concentración fascistas, para que los soldados del Servicio Militar Obligatorio (SMO) y políticamente poco confiables trabajaran cual esclavos.

Ahora, casi nadie desea recordarse como lograron la protección de la Heroína de la Revolución Cubana Haydee Santamaría Cuadrado. Quien desde su puesto como directora y promotora de las artes del Centro Cultural “Casa de las Américas”, les abrió a esta pareja de intérpretes las puertas necesarias para triunfar.

Detrás están los momentos de rancia humillación a la espera con las guitarras en ristre dentro de un estudio de televisión, porque algún artista de categoría no acudiese para ellos poder llenar el espacio. Siempre bajo la mirada vigilante y de desprecio de los delatores, allí puestos por los extremistas dirigentes José Serguera o Nivaldo Herrera.

Pretéritos también ya son los instantes, en que para demostrar que ellos eran unos castristas hasta las últimas consecuencias, se subieron a navegar durante varios meses junto a los pescadores de la Flota Cubana de Pesca (FCP). O participaron en disímiles “trabajos voluntarios” como predicaba el Che Guevara los comunistas debían hacer.

Todas estas actitudes no estereotipadas en el rígido contexto de la construcción del socialismo a lo Fidel Castro, fueron consideradas por sus coetáneos de su tiempo como posiciones disidentes. Tanto Milanes como Rodríguez ante la juventud poseyeron una proyección de rebeldes en el estrecho marco del fidelismo.

Ya en las cercanías del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el año 1975 del pasado siglo XX, las letras de sus canciones comenzaron a ser usadas convenientemente por el Aparato de Control Social. Incluso, muchos combatientes de la guerra en Angola y Etiopía fueron a combatir bajo estos acordes.

El colofón de sus carreras artístico-revolucionarias arribó con los viajes cuales figuras cimeras de Brigadas Artísticas del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias a escenarios de conflictos bélicos. Así sus composiciones resultaron escuchadas en vivo por combatientes en Angola, Etiopía y Nicaragua.

A partir de ahí, todo fue para estos juglares como un gran sueño por mucho tiempo deseado. Sobrevinieron enormes conciertos en Buenos Aires, Ciudad México, Caracas o Madrid y las grabaciones unido a la masiva distribución de acetatos lujosos por prestigiosas casas discográficas en idiomas hispanos.

Con la caída del campo socialista europeo, a finales de la década de los años 80, sus imágenes fueron utilizadas para explotar la popularidad a ellas intrínseca, cual modo de aferramiento por parte de la nomenclatura en el poder. Pablo y Silvio juntaron sus voces ante miles de asistentes a los discursos antihistóricos del doctor Fidel Castro.

Ya estos autores de profundas y melódicas canciones no son para nada aquellos pobres diablos de antaño, en este momento ambos poseen suficiente dinero patrimonial como para ser considerados millonarios. Claro unas finanzas adecuadamente ubicadas en el exterior de Cuba, por si acaso la estabilidad social se deteriora.

Silvio aunque no ha dejado de componer y cantar para sus admiradores, cada día lo hace de un modo más esporádico. El cantor Rodríguez está sumamente involucrado en su emporio de grabaciones “Estudios Abdala” y refieren sus colegas que las sumas cobradas por los servicios les resultan tan altas como grabar en el extranjero.

Por su parte Pablo, quien está aquejado de un tipo de cáncer óseo, permanece cual un autentico juglar en la constante realización de giras en suelo exterior y a veces dentro de la nación. Donde mezcla excelentemente solicitados textos antológicos con nuevas composiciones melódicas.

Un único punto de inflexión entre este par de personalidades del arte, se da en el nivel critica al sistema social implantado en la isla. Mientras Silvio Rodríguez defiende a ultranza al castrismo y justifica todos los desmanes del régimen con unas opiniones previamente consultadas con los de mayor intransigencia dentro del gobierno.

Por el contrario Pablo Milanes solicita aperturas económicas, políticas y sociales a los ancianos entronizados en los mandos de Cuba, por la nimiedad de medio siglo. Estos reclamos los ha hecho tanto al interior del archipiélago como desde cualquier sitio extranjero donde deleita con sus composiciones y voz.

Ese simbolismo que equipara a los creadores de las canciones para pensar, que nunca dejan de ser Pablo y Silvio, al unísono que los separa la percepción ante la tragedia padecida por la mayoría del pueblo cubano, despierta curiosidad morbosa. Porque la esencia de la disociación entre ellos, es la interpretación de cultura con política.

1 comentario:

  1. Saludos,
    Para mí, ambos son los trovadores " que los pobres quilo a quilo los volvieron millonarios" como dice una de las canciones del grupo Buena Fe, (lo que no sé si se refirie a ellos)
    Silvio es un borracho ciego y sordo que desde hace muchas décadas se divorció de su pueblo para adularle a los de arriba, olvidándose de que los quilos de los pobres llenaban sus bolsillos. Es una lástima que haya menospreciado su talento. Cuando las cosas cambien en Cuba siempre se le asociará con la palabras mezquino, cobarde, traidor...
    Pablo es por el estilo solo que menos alcoholico, mas cuerdo y se ha dado cuenta que el barco se hunde. Es un gran talento desgraciadamente al servicio de un sistema en el cual confía, porque aunque haya hecho y haga declaraciones, todavía defiende el socialismo. No le basta el medio siglo en que los comunistas han estado ensayando, demostrando en cada cosa que ponen sus manos y sus ideas, que son unos incapaces por incompetentes. Para Pablo parece que los años no cuentan, tampoco se ha percatado que ese sistema es obsoleto, que no funciona que solo genera miseria destrucción, odio, rencillas y mucho sufrimiento humano..
    Que pena por ambos y más todavía por ese pueblo al que le impusieron esas figuras como máximos valores de la trova cubana y que pasivamente los aceptó dándole la espalda a otros con tanto o mas talento que ellos, solo que no pusieron su arte al servicio de la cupula dominante.
    Esperanza.

    ResponderEliminar