Ranchuelo, Villa Clara, 11 de junio del 2009 (FDC). El desalojo de viviendas, es el método de represión que utiliza el gobierno cubano contra cientos de pobladores que viven de modo ilícito. Ciudadanos que construyen sus domicilios con materiales adquiridos a través del mercado sumergible. Igual procedimiento se ha aplicado a familias que habitan de forma legal.
En el primer trimestre del año 2002, Bárbara Gutiérrez Jiménez en compañía de sus dos hijos Emilio y Raidel Carrión Gutiérrez de 9 y 19 años, realizó una permuta para la morada situada en la Avenida 48 entre 63 y 65, del reparto La Juanita, en la ciudad de Cienfuegos. Procedían del apartamento 1005, del edificio 12 planta # 55, de la cabecera provincial.
Dicho hogar compuesto por sala, dos cuartos, cocina, baño y comedor se filtraba, lo que motivó a la joven de 38 años y tez negra, someter la vivienda a un proceso de reparación general. El cual incluyó la restauración de paredes, techo, piso, portal y cuartos. Asimismo se construyó una nueva habitación.
Seis años después, Bárbara y sus dos vástagos sufrieron un hecho brutal, Odalys Pérez Hernández, subdirectora de la Empresa Provincial de la Vivienda, acompañada de carros bomberos, ambulancias, patrullas, camiones y diez adeptos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), comandados por un oficial con grados de mayor se personaron en el hogar.
Ese 24 de abril del 2008, Pérez Hernández, quien calzaba un par de botas del sexo masculino, rompió el candado que ataba la reja principal del pórtico. Arremetió a patadas contra la puerta frontal del hogar y penetró en su interior. Acto seguido, a empujones expulsó para la calle a la propietaria del inmueble.
Las pertenencias de la familia fueron lanzadas sobre la parte trasera de las dos camionetas en presencia de Raidel, quien al saber lo ocurrido, se fugó de la escuela “Roberto Fleites”, donde cursaba el tercer grado. Frente a las lágrimas que brotaban de los ojos de su madre y la vista de una multitud de personas, que se dio cita en el lugar.
Cerca de las 3 de la tarde, luego de aplicársele una inyección intravenosa dentro del medio de transporte de la salud a Bárbara, porque tenía la presión arterial con mínima en 110. Los expulsados fueron trasladados hacia el apartamento 96, del edificio # 14, en el reparto Pastorita, de la popularmente conocida como Perla del Sur.
Durante el forzoso traslado de una barriada a otra, se rompieron varios objetos familiares. El recorrido de 10 kilómetros, desde la parte norte de la ciudad hasta el este, originó la rotura de parte del mobiliario, espejos, platos, vasos, búcaros, portarretratos, adornos del hogar y hasta la nevera.
Ya en la nueva morada, que solo consta de sala, dos cuartos, cocina, baño y también destila agua. Los miembros de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) tildaron a los recién llegados de antisociales y delincuentes. Le interrumpieron en reiteradas ocasiones el servicio eléctrico y derramaron desechos y excretas en el portal de la vivienda.
A partir de entonces, el trío de dañados padece trastornos psicológicos. Raidel se orina en la cama, Emilio permanece encerrado en el hogar porque resultó expulsado de la Empresa de Astilleros (ASTISUR) por manifestar la injusticia contra su familia y Bárbara sufre insomnio. Todos consumen psicofármacos por prescripción médica.
Por otra parte, el hogar de Bárbara se entregó en calidad de propietario a Rafael Ángel García Muñoz, junto a su hija y yerno, este último subdirector del Molino de Trigo del territorio sureño. Bajo el argumento que el descendiente del matrimonio, un niño de 4 años, enfermo de cáncer, necesitaba un hogar con mejores condiciones. La cual nunca habitó, porque murió hospitalizado.
La señora Gutiérrez Jiménez reclamó el injusto proceder a Jorge Luís Sarría y Migdalia Jiménez González, asesores jurídicos del Partido Comunista de Cuba y el Poder Popular de la localidad. Además a Ismael Díaz Coto, director de la Empresa Provincial de Vivienda y Georgina Barreiro Fajardo, Ministra de Finanzas y Precios, las respuestas siempre son sin lugar.
Sin embargo, Julio Fernández Acea, directivo de la vivienda en la municipalidad, cursa citaciones a la perjudicada para que rubrique con su firma los documentos y el desalojo aparente ser una simple permuta. Cosa no lograda transcurrido más de un año, porque Bárbara plantea: “El gobierno que realiza acciones como estas tiene negras las entrañas”.
En el primer trimestre del año 2002, Bárbara Gutiérrez Jiménez en compañía de sus dos hijos Emilio y Raidel Carrión Gutiérrez de 9 y 19 años, realizó una permuta para la morada situada en la Avenida 48 entre 63 y 65, del reparto La Juanita, en la ciudad de Cienfuegos. Procedían del apartamento 1005, del edificio 12 planta # 55, de la cabecera provincial.
Dicho hogar compuesto por sala, dos cuartos, cocina, baño y comedor se filtraba, lo que motivó a la joven de 38 años y tez negra, someter la vivienda a un proceso de reparación general. El cual incluyó la restauración de paredes, techo, piso, portal y cuartos. Asimismo se construyó una nueva habitación.
Seis años después, Bárbara y sus dos vástagos sufrieron un hecho brutal, Odalys Pérez Hernández, subdirectora de la Empresa Provincial de la Vivienda, acompañada de carros bomberos, ambulancias, patrullas, camiones y diez adeptos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), comandados por un oficial con grados de mayor se personaron en el hogar.
Ese 24 de abril del 2008, Pérez Hernández, quien calzaba un par de botas del sexo masculino, rompió el candado que ataba la reja principal del pórtico. Arremetió a patadas contra la puerta frontal del hogar y penetró en su interior. Acto seguido, a empujones expulsó para la calle a la propietaria del inmueble.
Las pertenencias de la familia fueron lanzadas sobre la parte trasera de las dos camionetas en presencia de Raidel, quien al saber lo ocurrido, se fugó de la escuela “Roberto Fleites”, donde cursaba el tercer grado. Frente a las lágrimas que brotaban de los ojos de su madre y la vista de una multitud de personas, que se dio cita en el lugar.
Cerca de las 3 de la tarde, luego de aplicársele una inyección intravenosa dentro del medio de transporte de la salud a Bárbara, porque tenía la presión arterial con mínima en 110. Los expulsados fueron trasladados hacia el apartamento 96, del edificio # 14, en el reparto Pastorita, de la popularmente conocida como Perla del Sur.
Durante el forzoso traslado de una barriada a otra, se rompieron varios objetos familiares. El recorrido de 10 kilómetros, desde la parte norte de la ciudad hasta el este, originó la rotura de parte del mobiliario, espejos, platos, vasos, búcaros, portarretratos, adornos del hogar y hasta la nevera.
Ya en la nueva morada, que solo consta de sala, dos cuartos, cocina, baño y también destila agua. Los miembros de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) tildaron a los recién llegados de antisociales y delincuentes. Le interrumpieron en reiteradas ocasiones el servicio eléctrico y derramaron desechos y excretas en el portal de la vivienda.
A partir de entonces, el trío de dañados padece trastornos psicológicos. Raidel se orina en la cama, Emilio permanece encerrado en el hogar porque resultó expulsado de la Empresa de Astilleros (ASTISUR) por manifestar la injusticia contra su familia y Bárbara sufre insomnio. Todos consumen psicofármacos por prescripción médica.
Por otra parte, el hogar de Bárbara se entregó en calidad de propietario a Rafael Ángel García Muñoz, junto a su hija y yerno, este último subdirector del Molino de Trigo del territorio sureño. Bajo el argumento que el descendiente del matrimonio, un niño de 4 años, enfermo de cáncer, necesitaba un hogar con mejores condiciones. La cual nunca habitó, porque murió hospitalizado.
La señora Gutiérrez Jiménez reclamó el injusto proceder a Jorge Luís Sarría y Migdalia Jiménez González, asesores jurídicos del Partido Comunista de Cuba y el Poder Popular de la localidad. Además a Ismael Díaz Coto, director de la Empresa Provincial de Vivienda y Georgina Barreiro Fajardo, Ministra de Finanzas y Precios, las respuestas siempre son sin lugar.
Sin embargo, Julio Fernández Acea, directivo de la vivienda en la municipalidad, cursa citaciones a la perjudicada para que rubrique con su firma los documentos y el desalojo aparente ser una simple permuta. Cosa no lograda transcurrido más de un año, porque Bárbara plantea: “El gobierno que realiza acciones como estas tiene negras las entrañas”.
Saludos, amigos
ResponderEliminarOtra vez estoy de visita en su foro.
Nunca pensé que en Cuba pasaran cosas como éstas que acabo de leer.
Me pregunto ¿Dónde está la solidaridad humana?
¿Dónde se escondió la justicia social que no ve lo que está pasando con los hijos de Cuba?
¿Quién es Odalys Pérez Hernandez? ¿ Qué poderes tan extraordinarios tiene ella para irrumpir en una morada y desalojar a sus legitimos dueños?
Creo que las cosas en nuestro país han llegado demasiado lejos, entre otras cosas, por la indiferencia, la apatía y la cobardía con la que actua la gente para no buscarse problemas.
¿por qué los vecinos que presenciaron el desalojo no trataron de impedirlo? Es que acaso no saben que mañana pueden ser ellos los que tengan que pasar por una injusticia así?
A veces me pregunto ¡¿Con el lavado de cerebro que le han hecho al pueblo, también no le habrán cambiado la sangre? Al parecer la gente en Cuba no tiene sangre en las venas, sino agua fría, congelante.
Qué pena con esa señora y más aun con sus hijos. Ojala que sean capaces de levantarse y llenarse de valor para que defiendan con uñas y dientes sus derechos ante esos que cometen tales injusticias.
Esperanza.