La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 4 de junio del 2009 (FDC). Los represores de oficio cubanos, por ser supuestamente ateos no creen en aparecidos. Tener grados militares aunque se vistan de civil, un carné con letras rojas que diga: Departamento de Seguridad del Estado y una pistola Makarov en la cintura, es sinónimo de reafirmar el popular refrán: “Donde hay hombres…… no hay fantasmas”.
Con la decisión de Jorge Luís García Pérez (Antúnez) de ir a otra fase de protesta y suspender el ayuno que lo retenía en su hogar de Placetas, Villa Clara. Varios estamentos del gobierno respiraron aliviados por la disposición del apodado “El Diamante Negro” y otros 6 hermanos de ideas en abstinencia de alimentos sólidos.
La protesta había comenzado con una Huelga de Hambre, desde el día 17 de febrero del 2009 y durante su primer mes reunió a un promedio de 50 oponentes al castrismo. Esa cifra podría ser una nimiedad en un país democrático, pero tratándose de Cuba, quienes se encargan de reprimir estuvieron muy alarmados.
Era demasiado peligroso este pequeño conjunto de pacíficos disidentes juntados en una humilde y pequeña vivienda de una municipalidad villaclareña. Su peligrosidad venía dada porque le modelaban a toda una ciudadanía aterrorizada por el sistema político, que era posible perder el miedo y no pasaba nada extraordinario.
También creaba perjuicios debido a que en la casa de Antúnez en La Villa de los Laureles, coincidían contestatarios de las provincias centrales, occidentales y orientales. Las barreras geográficas, históricas, políticas, sociales, raciales y hasta sexuales, que separaban a los antitotalitarios se empezaron a resquebrajar, sin darse cuenta.
Al mes de la protesta civilista la Brigada Especial Nacional de la Policía Nacional Revolucionaria (BEN-PNR) tendió un férreo cerco operativo alrededor para aislar a los ayunantes. Los también conocidos como “Gallitos Negros” tuvieron que aceptar a veces burlados por la ingeniosidad de los prodemócratas.
Peticiones de cubanos exiliados como Huber Matos o Ángel De Fana, junto a líderes de la resistencia interna, estos unidos a personalidades internacionales. Todos abogaron porque Antúnez debería pensar mejor las cosas y cesar su ayuno, para continuar con la sistemática toma de las calles del archipiélago.
Desde el momento que salió de prisión tras algo más de 17 años encarcelado, Antúnez y sus más cercanos seguidores se han caracterizado por imprimirle un nuevo rasgo a su lucha civilista. Este consiste en el rompimiento con los esquemas geográficos de hacer oposición no violenta en Cuba, que hasta ahora existían.
García Pérez ha demostrado un gran espectro de movilidad en todo el territorio nacional. Eso lo indican sus protestas en regiones tan disímiles y alejadas como Holguín, La Habana, Camagüey, Matanzas, Villa Clara y Santiago de Cuba, cosa que realmente mantienen en perenne tensión a las huestes represivas.
El método de hacer disidencia del Diamante Negro radica en manifestarse en plena vía pública, tiene en constante vilo a todo el aparato de control social del estado. Para este placeteño lo esencial en su lucha opositora al fidelismo, consiste en ser visualizado continuamente por la población de la isla.
Se terminaron para los miembros de la Policía Política las noches junto a sus hermosas y comprensivas esposas, así como las madrugadas en compañía de sus apetitosas amantes. Sus pequeños hijos tendrán que hacer las tareas docentes solo con sus progenitoras, siempre con la añoranza de las figuras masculinas en casa.
Esos muchachotes del Departamento Nacional de Enfrentamiento a la Actividad Subversiva Enemiga del Ministerio del Interior intuyen que tendrán bastante trabajo por delante. Porque Antúnez así no lo quieran reconocer, es un “mal aparecido”, ya se les acabaron las jornadas sosegadas, pues está en la calle y el fantasma cabalga de nuevo.
Con la decisión de Jorge Luís García Pérez (Antúnez) de ir a otra fase de protesta y suspender el ayuno que lo retenía en su hogar de Placetas, Villa Clara. Varios estamentos del gobierno respiraron aliviados por la disposición del apodado “El Diamante Negro” y otros 6 hermanos de ideas en abstinencia de alimentos sólidos.
La protesta había comenzado con una Huelga de Hambre, desde el día 17 de febrero del 2009 y durante su primer mes reunió a un promedio de 50 oponentes al castrismo. Esa cifra podría ser una nimiedad en un país democrático, pero tratándose de Cuba, quienes se encargan de reprimir estuvieron muy alarmados.
Era demasiado peligroso este pequeño conjunto de pacíficos disidentes juntados en una humilde y pequeña vivienda de una municipalidad villaclareña. Su peligrosidad venía dada porque le modelaban a toda una ciudadanía aterrorizada por el sistema político, que era posible perder el miedo y no pasaba nada extraordinario.
También creaba perjuicios debido a que en la casa de Antúnez en La Villa de los Laureles, coincidían contestatarios de las provincias centrales, occidentales y orientales. Las barreras geográficas, históricas, políticas, sociales, raciales y hasta sexuales, que separaban a los antitotalitarios se empezaron a resquebrajar, sin darse cuenta.
Al mes de la protesta civilista la Brigada Especial Nacional de la Policía Nacional Revolucionaria (BEN-PNR) tendió un férreo cerco operativo alrededor para aislar a los ayunantes. Los también conocidos como “Gallitos Negros” tuvieron que aceptar a veces burlados por la ingeniosidad de los prodemócratas.
Peticiones de cubanos exiliados como Huber Matos o Ángel De Fana, junto a líderes de la resistencia interna, estos unidos a personalidades internacionales. Todos abogaron porque Antúnez debería pensar mejor las cosas y cesar su ayuno, para continuar con la sistemática toma de las calles del archipiélago.
Desde el momento que salió de prisión tras algo más de 17 años encarcelado, Antúnez y sus más cercanos seguidores se han caracterizado por imprimirle un nuevo rasgo a su lucha civilista. Este consiste en el rompimiento con los esquemas geográficos de hacer oposición no violenta en Cuba, que hasta ahora existían.
García Pérez ha demostrado un gran espectro de movilidad en todo el territorio nacional. Eso lo indican sus protestas en regiones tan disímiles y alejadas como Holguín, La Habana, Camagüey, Matanzas, Villa Clara y Santiago de Cuba, cosa que realmente mantienen en perenne tensión a las huestes represivas.
El método de hacer disidencia del Diamante Negro radica en manifestarse en plena vía pública, tiene en constante vilo a todo el aparato de control social del estado. Para este placeteño lo esencial en su lucha opositora al fidelismo, consiste en ser visualizado continuamente por la población de la isla.
Se terminaron para los miembros de la Policía Política las noches junto a sus hermosas y comprensivas esposas, así como las madrugadas en compañía de sus apetitosas amantes. Sus pequeños hijos tendrán que hacer las tareas docentes solo con sus progenitoras, siempre con la añoranza de las figuras masculinas en casa.
Esos muchachotes del Departamento Nacional de Enfrentamiento a la Actividad Subversiva Enemiga del Ministerio del Interior intuyen que tendrán bastante trabajo por delante. Porque Antúnez así no lo quieran reconocer, es un “mal aparecido”, ya se les acabaron las jornadas sosegadas, pues está en la calle y el fantasma cabalga de nuevo.
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