El Condado .Santa Clara. Villa Clara. 23 de julio del 2009. El cubano ha estado presente a veces como espectador y en la mayoría de los casos como actor directo en la gran trama. Esta se desarrolla a partir de la continuación de las erróneas políticas económicas dirigidas por el Partido Comunista de Cuba (PCC).
Toda una larga cadena de desaciertos en este sentido ha realizado la dirección política del país, con la cacareada Reforma Agraria, entrega simbólica de tierras a los campesinos en forma individual. Luego mediante planes especiales, integrarlo a la colectivización agrícola donde pierden su independencia como tal.
Las escaseces, limitaciones de productos alimenticios, pocas ofertas que se brindan en el mercado regulado estatal. Unido a las medidas represivas que utilizan contra los campesinos individuales, hacen más drásticas las penurias que enfrenta el emporio en un país eminentemente agrícola.
No es raro el día en que los pobladores de esta ciudad, contemplan estupefactos, como al ir a realizar sus compras al mercado de oferta y demanda, lo encuentran cerrado. Decisión tomada por la burocracia que gobierna en el municipio, los que alegan que los proveedores no cumplen los tramites establecidos.
Enorme es la irritación, que se manifiesta en los hombres y mujeres cuando ven los camiones abarrotados de productos agrícolas que no pueden descargar para su comercialización. La dirección de Comercio del Poder Popular les exige que sean los propios campesinos los que realicen las transacciones, además de imponerles precios topes.
Surgen como es lógico, espontáneas voces de protestas. Los ciudadanos no se explican ésta arbitraria desición gubernamental de que los intermediarios no vendan, sino los campesinos directamente los cuales deben acudir al mercado. Entonces ellos se preguntan ¿Quiénes siembran? ¿Quiénes cultivan y cuidan de los sembrados?
Como siempre el estado benefactor, que lo controla todo, establece la obligación al pequeño agricultor independiente de vender sus cosechas a ACOPIO, para luego llevarlos a las entidades estatales y comercializarlas. El itinerario no transcurre de forma normal. Este organismo no recoge los productos oportunamente.
En múltiples reuniones, plenarias y asambleas, los campesinos tienen la necesidad de plantear que sus productos se pudren en el suelo porque ACOPIO no los recoge. Además que hay atraso en el pago de sus cosechas y constituye una alternativa utilizar al intermediario para que éstos lleguen al pueblo.
Otro grave error del Partido Comunista de Cuba, es implantar precios topados a los productos de los agricultores pequeños. Con esto evidencian una vez más que las entidades gubernamentales no están en condiciones de competir en costos, oferta y calidad con los campesinos privados.
Esta peculiar relación entre los campesinos y el poder estatal, obliga a los primeros, defender sus intereses frente al régimen totalitario. Lo que da lugar a que surjan nuevas opciones, como es la venta de sus cosechas por parte del intermediario en el mercado negro o subterráneo.
Vendedores ilegales, que cada día llevan a la población variados productos de la agricultura, los someten a violentas represiones, les imponen fuertes multas y decomiso de sus mercancías, son amenazados con medidas más drásticas. Debido a que el estado ve en ellos a su mayor enemigo por ser cimientes de la Economía de Mercado.
Una clara enseñanza se desprende de toda esta situación, el estado no puede satisfacer con su escasa disponibilidad de recursos, las necesidades crecientes de la población. Basta ya de culpar al embargo de la triste realidad económica que vive el país. Frente a la nefasta política totalitaria…. el Mercado Negro vive.
Toda una larga cadena de desaciertos en este sentido ha realizado la dirección política del país, con la cacareada Reforma Agraria, entrega simbólica de tierras a los campesinos en forma individual. Luego mediante planes especiales, integrarlo a la colectivización agrícola donde pierden su independencia como tal.
Las escaseces, limitaciones de productos alimenticios, pocas ofertas que se brindan en el mercado regulado estatal. Unido a las medidas represivas que utilizan contra los campesinos individuales, hacen más drásticas las penurias que enfrenta el emporio en un país eminentemente agrícola.
No es raro el día en que los pobladores de esta ciudad, contemplan estupefactos, como al ir a realizar sus compras al mercado de oferta y demanda, lo encuentran cerrado. Decisión tomada por la burocracia que gobierna en el municipio, los que alegan que los proveedores no cumplen los tramites establecidos.
Enorme es la irritación, que se manifiesta en los hombres y mujeres cuando ven los camiones abarrotados de productos agrícolas que no pueden descargar para su comercialización. La dirección de Comercio del Poder Popular les exige que sean los propios campesinos los que realicen las transacciones, además de imponerles precios topes.
Surgen como es lógico, espontáneas voces de protestas. Los ciudadanos no se explican ésta arbitraria desición gubernamental de que los intermediarios no vendan, sino los campesinos directamente los cuales deben acudir al mercado. Entonces ellos se preguntan ¿Quiénes siembran? ¿Quiénes cultivan y cuidan de los sembrados?
Como siempre el estado benefactor, que lo controla todo, establece la obligación al pequeño agricultor independiente de vender sus cosechas a ACOPIO, para luego llevarlos a las entidades estatales y comercializarlas. El itinerario no transcurre de forma normal. Este organismo no recoge los productos oportunamente.
En múltiples reuniones, plenarias y asambleas, los campesinos tienen la necesidad de plantear que sus productos se pudren en el suelo porque ACOPIO no los recoge. Además que hay atraso en el pago de sus cosechas y constituye una alternativa utilizar al intermediario para que éstos lleguen al pueblo.
Otro grave error del Partido Comunista de Cuba, es implantar precios topados a los productos de los agricultores pequeños. Con esto evidencian una vez más que las entidades gubernamentales no están en condiciones de competir en costos, oferta y calidad con los campesinos privados.
Esta peculiar relación entre los campesinos y el poder estatal, obliga a los primeros, defender sus intereses frente al régimen totalitario. Lo que da lugar a que surjan nuevas opciones, como es la venta de sus cosechas por parte del intermediario en el mercado negro o subterráneo.
Vendedores ilegales, que cada día llevan a la población variados productos de la agricultura, los someten a violentas represiones, les imponen fuertes multas y decomiso de sus mercancías, son amenazados con medidas más drásticas. Debido a que el estado ve en ellos a su mayor enemigo por ser cimientes de la Economía de Mercado.
Una clara enseñanza se desprende de toda esta situación, el estado no puede satisfacer con su escasa disponibilidad de recursos, las necesidades crecientes de la población. Basta ya de culpar al embargo de la triste realidad económica que vive el país. Frente a la nefasta política totalitaria…. el Mercado Negro vive.
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