jueves, 16 de julio de 2009

UNA TRISTE REALIDAD, Clara Pérez Gómez.

Camajuaní, Villa Clara, 16 de julio del 2009 (FDC). Según los religiosos se acerca el fin de este mundo. Pero si usted o alguien de su familia necesitan de algún servicio médico en este municipio de la provincia Villa Clara, perciben de inmediato que el apocalipsis bíblico ya lo tenemos aquí.

El gobierno de este país no se cansa de divulgar el eficaz trabajo de sus médicos y personal paramédico en tierras extranjeras. Desde países americanos, africanos y asiáticos los denominados “cooperantes” se encuentran a cada paso, donde no hay casi ninguno es en Cuba.

Lo que no dicen es el objetivo que persiguen tanto cooperantes como gobernantes de esta isla con esta supuesta tarea que implica “sacrificio” y “entrega desinteresada”. La verdad es que los mal llamados internacionalistas van a buscar dinero, el que aquí no les pagan como profesionales de la salud.

No es difícil ver ahora en este lugar y por tanto en todas las localidades cubanas, recurrentes riñas entre compañeros de trabajo que optan por una misión al exterior. Porque es la oportunidad casi única que tienen de asegurar una holgada solvencia financiera, dentro de la ya prolongada crisis de este archipiélago.

Estas son las insuperables ventajas que perciben los mal llamados “internacionalistas” al trabajar en otros países. Pues en cada municipio son construidos residenciales exclusivos para ellos, le venden modernos automóviles y salen por un tiempo de la caldera de presión social, que significa vivir al interior de Cuba.

Otra parte de la aparente ayuda desinteresada son las ganancias del gobierno cubano por el trabajo especializado de los profesionales del Sistema Nacional de Salud. Analistas de la realidad económica deducen el recaudo económico gubernamental en un 90 % de los paupérrimos salarios de quienes arriesgan su estabilidad familiar en el exterior.

Lléguese al policlínico comunitario “Octavio de la Concepción y la Pedraja” de esta localidad en calidad de paciente o de acompañante. No demorará en darse cuenta como somos desatendidos los nacionales en una unidad asistencial de salud y rezamos por ser venezolanos, bolivianos o alguien que viva fuera de nuestras fronteras.

Quejas como estas se oyen a diario de este centro, una vecina fue a la policlínica porque la niña le hizo un sangramiento nasal. El médico de guardia la remitió al otorrinolaringólogo y en información no supieron decirle que ese especialista se encontraba allí de servicio, precisamente ese día.

Otros pacientes-usuarios buscan durante días y semanas documentos como Certificados Médicos, dietas o análisis clínicos, que en reiteradas ocasiones hay que repetirlos porque desaparecen. El departamento responsable del extravío culpa al mensajero y viceversa, mientras tanto el paciente sufre las consecuencias.

El mensajero es un mecanismo que supuestamente ayudaría al paciente, librándolo de viajar entre el Consultorio Médico y el policlínico a trámites burocráticos con estos documentos. Pero como se dice en el buen refranero cubano: “Ha sido peor el remedio que la enfermedad”, como demuestra la práctica nadie es confiable en dicha función.

Historias como estas ya se han hecho cotidianas. En días pasados una mujer de unos 25 años comentaba, mientras esperaba la llegada del médico a su consultorio, que se había realizado 10 días antes unos de los análisis indicados por un especialista en Medicina Interna.

Dichos complementarios le fueron entregados algunos sin ser informados. Pero eso no fue todo, ahora al cabo de ese tiempo y aun sin tratamiento para las dolencias que según los resultados de estos la paciente debía padecer, al repetírselos por la duda, según otro galeno, todo estaba normal ¿Entonces en cuales resultados ella debió confiar?

Al salir del consultorio, con marcado disgusto se refería la paciente a la falta de respeto y ética profesional sufrida durante ya casi dos semanas. En todo ese tiempo no pudo contactar de nuevo con un especialista que le pusiera tratamiento y ahora el medico no sabia de que trataba uno de los análisis entregados.

Podrán darse cuenta queridos lectores, cuan triste puede ser para los cubanos sentarse delante del televisor y oír como sus compatriotas salvan vidas en otras tierras del planeta. Mientras ellos aquí tienen que cargar con la peor parte por falta de personal especializado, conocimientos e interés de los que quedan para curarlos.

Casi todos los hijos de este archipiélago se sienten ofendidos con los maltratos y carencias que reciben al hacer uso de las instituciones del Sistema Nacional de Salud. Para el cubano promedio ya le llegó el fin de los tiempos y de solo pensar en ir a curarse lo embarga la tristeza.

1 comentario:

  1. Lazaro de Camajuani .17 de julio de 2009, 3:55

    Oye deja a los medicos que sobrevivan y se busquen su billetico deja esa amargura y esa envidia que te esta comiendo , tu estas haciendo estas denuncias para que te llegue tu chequecito de 15.00 dolares por noticia y sobrevivir o no te han aumentado el salario mira que la cosa esta mala . Te conocemos bien .

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