El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 2 de julio del 2009 (FDC). El otro día en la intercepción de las calles Carretera Central y Cuba, dos jóvenes que conducían una motocicleta a exceso de velocidad, no respetaron la señal de Pare. Esto ocasionó la colisión con un automóvil que transitaba por allí, lo cual causó cuantiosos daños materiales.
No transcurrió mucho tiempo y se presentó en el lugar del accidente un carro patrullero de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), con dos uniformados a bordo. Uno de los cuales se dirigió al conductor de la moto pidiéndole su identificación, de forma incorrecta.
¿Como explicar por qué hay latente en la población un perenne estado de irritación, mal humor, frustración, que la hace reaccionar coléricamente ante cualquier situación? ¿Será acaso que las condiciones materiales de la vida y asfixia política a que se ve sometida originan estas reacciones?
Volvamos al hecho anterior: el vigilante increpa al joven por la demora en presentar sus documentos de identidad, el ciudadano contestó de manera airada. Molesto el patrullero lo empujó, lo tiró contra el carro, le colocó las esposas y lo introdujo dentro del mismo.
Aquella actitud injustificable de los agentes del orden público encontró una rápida respuesta en decenas de personas, que se aglomeraron ante el escándalo que produjo. Empezaron a gritarles que el hecho era un abuso y una violación fragante del derecho ciudadano.
También corearon: “Fuera el abuso”, “Castigo a los esbirros”. Mientras otros más osados gritaron: “Abajo la Dictadura”. Parece que la verdadera voz de un pueblo enardecido, impresionó de tal manera a los guardias, que abrieron las puertas del vehiculo y pusieron en libertad al joven. No sin antes hacerle serias advertencias.
La generalización de hechos como éstos ocurre en nuestro país casi a diario, en contraposición a los actos de repudio, organizados por la Seguridad del Estado. A través de hordas fascistoides lanzadas contra los pacíficos disidentes, que solo buscan una salida decorosa a la crisis permanente cubana.
Unos u otros acontecimientos se presentan con matices bien diferentes, en los primeros son servidores incondicionales del sistema totalitario, los cuales cumplen ordenes superiores y golpean a los patriotas. En la otra vertiente, están los que perdieron el miedo y enfrentan la arbitrariedad.
Hay ejemplos elocuentes del cambio de actitud en hombres y mujeres de éste país. Es innegable que la lucha en condiciones desiguales desarrolladas por la oposición pacífica ha ganado conciencia en la ciudadanía, el pueblo sin temor podrá vencer la ola represiva y detener el estado de barbarie.
Razones que convencen, hechos que demuestran la veracidad de estas afirmaciones, se suscitan en diversos barrios de la ciudad de Santa Clara, donde existe una persecución permanente contra los vendedores ilegales del Mercado Negro. Quienes contribuyen a resolver las necesidades insatisfechas de la población.
Los agentes del orden reprimen a éstos violentamente, lo que concita la protesta de los transeúntes y vecinos del lugar, los cuales discuten con los gendarmes. Sobre lo improcedente de sus métodos contra estos comerciantes y llaman a solidarizarse con ellos, lo que crea una barrera infranqueable para los que representan al despotismo.
Decía hace unos días un vecino del Condado: “Si el pueblo respondieran en todo momento con esa firmeza a quienes nos roban la libertad e imponen la opresión y analizáramos los hechos mencionados, donde la ciudadanía reclamó justicia, otro gallo cantaría”.
No transcurrió mucho tiempo y se presentó en el lugar del accidente un carro patrullero de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), con dos uniformados a bordo. Uno de los cuales se dirigió al conductor de la moto pidiéndole su identificación, de forma incorrecta.
¿Como explicar por qué hay latente en la población un perenne estado de irritación, mal humor, frustración, que la hace reaccionar coléricamente ante cualquier situación? ¿Será acaso que las condiciones materiales de la vida y asfixia política a que se ve sometida originan estas reacciones?
Volvamos al hecho anterior: el vigilante increpa al joven por la demora en presentar sus documentos de identidad, el ciudadano contestó de manera airada. Molesto el patrullero lo empujó, lo tiró contra el carro, le colocó las esposas y lo introdujo dentro del mismo.
Aquella actitud injustificable de los agentes del orden público encontró una rápida respuesta en decenas de personas, que se aglomeraron ante el escándalo que produjo. Empezaron a gritarles que el hecho era un abuso y una violación fragante del derecho ciudadano.
También corearon: “Fuera el abuso”, “Castigo a los esbirros”. Mientras otros más osados gritaron: “Abajo la Dictadura”. Parece que la verdadera voz de un pueblo enardecido, impresionó de tal manera a los guardias, que abrieron las puertas del vehiculo y pusieron en libertad al joven. No sin antes hacerle serias advertencias.
La generalización de hechos como éstos ocurre en nuestro país casi a diario, en contraposición a los actos de repudio, organizados por la Seguridad del Estado. A través de hordas fascistoides lanzadas contra los pacíficos disidentes, que solo buscan una salida decorosa a la crisis permanente cubana.
Unos u otros acontecimientos se presentan con matices bien diferentes, en los primeros son servidores incondicionales del sistema totalitario, los cuales cumplen ordenes superiores y golpean a los patriotas. En la otra vertiente, están los que perdieron el miedo y enfrentan la arbitrariedad.
Hay ejemplos elocuentes del cambio de actitud en hombres y mujeres de éste país. Es innegable que la lucha en condiciones desiguales desarrolladas por la oposición pacífica ha ganado conciencia en la ciudadanía, el pueblo sin temor podrá vencer la ola represiva y detener el estado de barbarie.
Razones que convencen, hechos que demuestran la veracidad de estas afirmaciones, se suscitan en diversos barrios de la ciudad de Santa Clara, donde existe una persecución permanente contra los vendedores ilegales del Mercado Negro. Quienes contribuyen a resolver las necesidades insatisfechas de la población.
Los agentes del orden reprimen a éstos violentamente, lo que concita la protesta de los transeúntes y vecinos del lugar, los cuales discuten con los gendarmes. Sobre lo improcedente de sus métodos contra estos comerciantes y llaman a solidarizarse con ellos, lo que crea una barrera infranqueable para los que representan al despotismo.
Decía hace unos días un vecino del Condado: “Si el pueblo respondieran en todo momento con esa firmeza a quienes nos roban la libertad e imponen la opresión y analizáramos los hechos mencionados, donde la ciudadanía reclamó justicia, otro gallo cantaría”.
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