Santa Catalina, Santa Clara, Villa Clara, 30 de julio del 2009 (FDC). En la emisión estelar del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana (NTV), el 21 de julio, el ministro de Educación Superior Miguel Díaz-Canel Bermúdez, aseguró: “El curso escolar 2009-2010, será de exigencias en la educación superior porque las Universidades cubanas son para los revolucionarios”.
El periódico “Granma”, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en su edición del 22 de julio, publicó un escrito bajo el titulo “Universidad cubana para todos, pero con calidad”, de la periodista oficialista Leticia Martínez Hernández. Según el titular del artículo se podía vislumbrar los grandes cambios venideros para la Educación Superior.
“Lograr una mayor preparación política e ideológica y perfeccionar el proceso docente educativo devienen hoy prioridad para la Educación Superior, a partir del incremento de las actividades subversivas del enemigo dirigidas al medio académico,……., y la inadecuada estructura de las carreras en las Sedes Municipales entre otros problemas”, acotó Leticia.
Aunque de pronto se puede apreciar como existe una ligera tendencia a reconocer los errores del programa educativo, se observa como siempre la culpa cae en las espaldas de los que nada tienen que ver con las transformaciones en la instrucción cubana. Conocido es por todos, el bien que hacen las criticas, pues permiten rectificar los errores.
“El criterio de que la Universidad es para los revolucionarios será patentizado”, es un discurso bien gastado en los gobernantes de turno. Parece que la primicia en las palabras de los dirigentes como el recién estrenado en el cargo deben ser esas, mantener a cualquier costo bajo control el histórico y rebelde protagonismo universitario.
Lo importante es llegar a saber si verdaderamente los jóvenes quieren conocer, vivir y morir por una desvastada revolución. La juventud universitaria no vive en una urna de cristal y como la mayoría de la población cubana desean residir de forma temporal o permanente en el extranjero, donde tengan libertades economías y políticas.
Según estudiantes preuniversitarios, tecnológicos y universitarios, que han dado su criterio al respecto, la situación no está en si son o no revolucionarios. A juicio de estos muchachos la solución es aspirar a ser mejores profesionales, concientes de su quehacer y resaltar la esfera de los valores no tan politizados sino más humanizados.
Mejorar las arengas para convencer a los candidatos a las universidades de la isla, en cuanto a las disímiles ofertas de carreras de la educación superior. No como ocurre ahora con los distintos programas docentes que presionan a los educandos a entrar a especialidades políticamente necesarias, como es el caso de las pedagógicas y agropecuarias.
Como dijo una antigua maestra normalista antes no existían las video clases y los profesionales sabían con certeza lo que estudiaban y sobre todas las cosas un maestro dominaba la enseñanza y educación a sus alumnos. Nada señores que al entrar a una escuela normalista se estaba seguro de lo que se iba a estudiar, pero hoy en día no se sabe.
Todos no pueden ser pedagogos, ni mucho menos llegar a una enseñanza superior, la vida se ha encargado de demostrar en la práctica que la vocación profesional es lo único que verdaderamente va ha resolver la situación. Los presionados estudiantes están más que agobiado con el tema de las cuasi obligatorias carreras pedagógicas.
Por otra parte prevalece el criterio de callar aunque siempre tengas que otorgar. Todos saben bien lo que significa el expresar sus opiniones, aunque sea en las reuniones convocadas por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que tanto promocionan en las universidades. Lo que huela a crítica siempre es mal visto, debido a que el líder todopoderoso no se puede equivocar.
Dónde están las bondades de la Revolución que siempre se han vociferado por los medios de prensa y que nunca dejaron de ser pronunciadas por el ahora “Compañero Fidel”, en cada discurso como logros alcanzados desde su triunfo. Si se quiere ganar en algo será mejor escuchar: “La universidad es para…. los cubanos, primero que todo”.
Lo primero que debe escuchar un ciudadano en su país son los derechos que les pertenecen y no las llamadas caridades que supuestamente tiene un proceso. Para empezar, como ente digno, tiene el gobierno la obligación de enseñar la Constitución de la República a sus hijos, para que ellos sepan sus derechos y de una vez empiecen a hacerse creíbles las arengas del novísimo ministro.
Si la enseñanza superior cometió tanto errores como dice el periódico, entonces porque achacarle las culpas a las actividades subversivas del enemigo y no a la mala orientación que tuvieron sus programas. Se dieron cuenta que la educación no puede estar dirigida a, si los Cinco Héroes regresan o no. Porque rectificar es cuestión de sabios.
Las matemáticas, ciencias, ortografía, lengua española y otras especialidades nada tienen que ver con las campañas políticas desarrolladas por el gobierno. Efectuarles un diagnostico de gramática a 150 655 estudiantes universitarios, en la que 20 000 no aprobaron y de ellos 7 900 concluían sus estudios, es sinónimo de que la calidad ese sector, no es precisamente un logro.
El periódico “Granma”, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en su edición del 22 de julio, publicó un escrito bajo el titulo “Universidad cubana para todos, pero con calidad”, de la periodista oficialista Leticia Martínez Hernández. Según el titular del artículo se podía vislumbrar los grandes cambios venideros para la Educación Superior.
“Lograr una mayor preparación política e ideológica y perfeccionar el proceso docente educativo devienen hoy prioridad para la Educación Superior, a partir del incremento de las actividades subversivas del enemigo dirigidas al medio académico,……., y la inadecuada estructura de las carreras en las Sedes Municipales entre otros problemas”, acotó Leticia.
Aunque de pronto se puede apreciar como existe una ligera tendencia a reconocer los errores del programa educativo, se observa como siempre la culpa cae en las espaldas de los que nada tienen que ver con las transformaciones en la instrucción cubana. Conocido es por todos, el bien que hacen las criticas, pues permiten rectificar los errores.
“El criterio de que la Universidad es para los revolucionarios será patentizado”, es un discurso bien gastado en los gobernantes de turno. Parece que la primicia en las palabras de los dirigentes como el recién estrenado en el cargo deben ser esas, mantener a cualquier costo bajo control el histórico y rebelde protagonismo universitario.
Lo importante es llegar a saber si verdaderamente los jóvenes quieren conocer, vivir y morir por una desvastada revolución. La juventud universitaria no vive en una urna de cristal y como la mayoría de la población cubana desean residir de forma temporal o permanente en el extranjero, donde tengan libertades economías y políticas.
Según estudiantes preuniversitarios, tecnológicos y universitarios, que han dado su criterio al respecto, la situación no está en si son o no revolucionarios. A juicio de estos muchachos la solución es aspirar a ser mejores profesionales, concientes de su quehacer y resaltar la esfera de los valores no tan politizados sino más humanizados.
Mejorar las arengas para convencer a los candidatos a las universidades de la isla, en cuanto a las disímiles ofertas de carreras de la educación superior. No como ocurre ahora con los distintos programas docentes que presionan a los educandos a entrar a especialidades políticamente necesarias, como es el caso de las pedagógicas y agropecuarias.
Como dijo una antigua maestra normalista antes no existían las video clases y los profesionales sabían con certeza lo que estudiaban y sobre todas las cosas un maestro dominaba la enseñanza y educación a sus alumnos. Nada señores que al entrar a una escuela normalista se estaba seguro de lo que se iba a estudiar, pero hoy en día no se sabe.
Todos no pueden ser pedagogos, ni mucho menos llegar a una enseñanza superior, la vida se ha encargado de demostrar en la práctica que la vocación profesional es lo único que verdaderamente va ha resolver la situación. Los presionados estudiantes están más que agobiado con el tema de las cuasi obligatorias carreras pedagógicas.
Por otra parte prevalece el criterio de callar aunque siempre tengas que otorgar. Todos saben bien lo que significa el expresar sus opiniones, aunque sea en las reuniones convocadas por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que tanto promocionan en las universidades. Lo que huela a crítica siempre es mal visto, debido a que el líder todopoderoso no se puede equivocar.
Dónde están las bondades de la Revolución que siempre se han vociferado por los medios de prensa y que nunca dejaron de ser pronunciadas por el ahora “Compañero Fidel”, en cada discurso como logros alcanzados desde su triunfo. Si se quiere ganar en algo será mejor escuchar: “La universidad es para…. los cubanos, primero que todo”.
Lo primero que debe escuchar un ciudadano en su país son los derechos que les pertenecen y no las llamadas caridades que supuestamente tiene un proceso. Para empezar, como ente digno, tiene el gobierno la obligación de enseñar la Constitución de la República a sus hijos, para que ellos sepan sus derechos y de una vez empiecen a hacerse creíbles las arengas del novísimo ministro.
Si la enseñanza superior cometió tanto errores como dice el periódico, entonces porque achacarle las culpas a las actividades subversivas del enemigo y no a la mala orientación que tuvieron sus programas. Se dieron cuenta que la educación no puede estar dirigida a, si los Cinco Héroes regresan o no. Porque rectificar es cuestión de sabios.
Las matemáticas, ciencias, ortografía, lengua española y otras especialidades nada tienen que ver con las campañas políticas desarrolladas por el gobierno. Efectuarles un diagnostico de gramática a 150 655 estudiantes universitarios, en la que 20 000 no aprobaron y de ellos 7 900 concluían sus estudios, es sinónimo de que la calidad ese sector, no es precisamente un logro.
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