jueves, 23 de julio de 2009

TÍTULOS SIN VALORES, Clara Pérez Gómez.

Camajuaní, Villa Clara, 23 de julio de 2009 (FDC). El tema de la salud en este municipio es ya recurrente. Las quejas se escuchan por doquier, lo mismo en una farmacia, consultorio médico, puesto de viandas o terminal de ómnibus, con la frase: “Ya ni estar enfermo se puede”.

Turnos para atenderse con un médico especialista, son tres meses después de padecer una dolencia, si se cuenta con que no se hayan equivocado al anotarte en la recepción o que ese día dicho galeno pueda asistir a la consulta. De lo contrario, prepárese a esperar de nuevo un buen tiempo.

Equipos de pruebas para definir diagnósticos, casi siempre rotos o en mal estado técnico, análisis clínicos extraviados, poco confiables o simplemente no realizados por falta de reactivos. Después de haber madrugado para ser de los primeros, antes que se acaben las jeringuillas estériles.

Los pocos consultorios que quedan en la prestación de servicio, se mantienen llenos las mañanas enteras de personas enfermas o precavidas, que van en busca de recetas. Forma de asegurar los medicamentos que algunos deben consumir de por vida, receta en mano pueden hacer fila de madrugada en la farmacia para cuando llegue los fármacos.

Se aclara que en horario matutino, porque cuando llegan las 12: 00 m, se cierran estas unidades, para que quienes allí atienden se incorporen a las aulas a estudiar, pues deben hacerse especialistas. La verdad es que nadie sabe que tanto estudian, cuando muchos de ellos lo único que hacen es llenar papeles con mentiras y faltas de ortografía.

Ese cuerpo de guardia lleno de futuras licenciadas en enfermería e incluso especialistas, que no saben leer un método prescripto por el facultativo, canalizar una vena o simplemente arreglar una cama de la sala con la técnica reglamentada. Todo un personal especializado según las formalidades, pero en su mayoría indolente y falto de ética.

Ante estos comentarios, siempre se alza una voz envejecida que cuenta como en el pasado, eran escasos los especialistas, se trabajaba con auxiliares de enfermería y casi ningún paramédico había alcanzado el 12 grado. Y aun sin medios diagnósticos sofisticados, todo el que asistía al “policlínico viejo” era bien atendido.

Una señora nombrada Luisa, afirma que sus hijos gemelos, que hoy tienen 40 años, nacieron allí asistidos por la enfermera Nimia, el doctor Marquetti, Caridad la auxiliar de limpieza y Mazundo el chofer de ambulancia. Ese era el abnegado equipo de guardia de ese día, ninguno era gineco-obstetra y no tuvieron que remitirla a un hospital.

Pero se puede venir más cerca, este mismo policlínico en la década del 80, el médico de guardia confiaba a ciegas en su personal de enfermería y no se necesitaba ambulancia de apoyo vital para sacar de un coma aun paciente. Se trabajaba con profesionalidad, entrega, amor y dedicación.

Por eso, no es extraño oír críticas cuando se reúnen un grupo de antiguos trabajadores del Sistema Nacional de Salud en cualquier lugar de este pueblo. Donde ellos comentan, que las medidas alternativas de este gobierno para mantenerse en el poder, han degradado al género humano.

Estos veteranos no cambiarían nunca sus valores humanos con los que trabajaron y algunos aun trabajan para obtener la salvación de las vidas de sus semejantes. Según los pensamientos de estos consagrados al prójimo, no se debe volver la hoja y preocuparse solo por los títulos, con los que hoy se vanaglorian trabajadores…. y gobernantes.

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