Santa Catalina, Santa Clara, Villa Clara, 9 de julio del 2009 (FDC). En Cuba las vacaciones son en verano, los meses de julio y agosto. Es cuando los estudiantes en compañía de sus padres y familiares más cercanos pueden veranear. Sin embargo, en el resto del mundo el periodo vacacional incluye también al invierno, donde los individuos tienden a viajar por el planeta.
Desde los años 70, del pasado Siglo XX, el pueblo tenía como tradición ir de paseo a la playa, luego viajaban al campo, a casa de algún familiar y allí se bañaban en las aguas frías de los ríos para refrescar el intenso calor del verano. Así con ese ir y venir de aquí para allá, es que transcurría los dos meses de descanso escolar.
Los padres preocupados porque los hijos disfrutaran de su merecido descanso, luego de un intenso ajetreo del curso escolar, se mostraban entusiasmados por las venideras aventuras que protagonizarían con sus retoños. Las ideas de lo que harían eran múltiples, todos esperaban el día del viaje con ansiedad.
Largas se tornaban las jornadas para los inmersos en preparativos y estaban pendientes de no olvidar ningún detalle. Era el momento de una participación conjunta de la familia, hasta que por fin llegaba el instante de partir, que había sido esperado por todos, donde se fingía dormir, pero en realidad nadie pegaba un ojo.
Era un momento hermoso, disfrutado por todas las familias cubanas, donde se incluían las que tenían más posibilidades económicas y las que no poseían tantas, pero en fin todos de una forma u otra viajaban y paseaban. Hoy, son muy pocos los estudiantes y trabajadores que pueden disfrutar sus descansos en una playa cubana con todas las condiciones para descansar.
Por orientaciones del “desaparecido” Comandante en Jefe Fidel Castro, fueron creadas las Bases de Campismos Populares, como medio alternativo de vacacionar para el pueblo. Porque según el gobernante, la población se había tornado un poco tradicionalista en cuanto al disfrute de su descanso, entonces cambió el rumbo de las planificaciones del recreo de los cubanos.
Para nadie es un secreto el trabajo que se pasa en el campismo, donde plagas de mosquitos no dejan dormir a los campistas. Explican los responsables que con tanta vegetación es normal que existan enjambres de insectos. Lo anormal es la promoción a las opciones de campismo, sin tomar sencillas decisiones como fumigar.
Estos campismos se encuentran en litorales de mar y zonas montañosas para disfrutar los ríos, a decir verdad no se sabe si es a gusto o a disgusto. Porque después de hacer una cola para la reservación, que dura días con sus noches, hay que llevar una serie de efectos eléctricos como los ventiladores.
Por otra parte, los directivos se refieren a los productos que las bodegas de estas instalaciones van a ofertar para que los usuarios consuman, aunque tienen que elaborarlos en sus cabañas. Por eso se ven obligados a llevar las ollas arroceras y las hornillas eléctricas para poder cocinar, además de platos, vasos y cubiertos.
Entre las medidas de ahorro energético que lleva a cabo el país, se encuentra la prohibición de trasladar refrigeradores, antes permitido e imprescindible para conservar los alimentos. Esta limitación es un inconveniente, ya que muchas familias viajan con niños lactantes, por lo que requieren de neveras que les ayude conservar los alimentos.
Según el director provincial de la Empresa Nacional de Campismo en Villa Clara, en comparecencia en Tele Cubanacan, las reservaciones pendientes eran sin transporte. Algo incomprensible, porque los recursos de transportación esta en poder del gobierno y muy pocos ciudadanos tienen medios para trasladarse.
Para las familias cubanas las vacaciones de verano ya no son las mismas, debido a las vicisitudes por las que tiene que pasar. No se sabe si van a descansar como propagandizan los medios de comunicación del castrismo o por el contrario van a pasar trabajo, solo las diferencian el escenario…. fuera de sus casas.
Desde los años 70, del pasado Siglo XX, el pueblo tenía como tradición ir de paseo a la playa, luego viajaban al campo, a casa de algún familiar y allí se bañaban en las aguas frías de los ríos para refrescar el intenso calor del verano. Así con ese ir y venir de aquí para allá, es que transcurría los dos meses de descanso escolar.
Los padres preocupados porque los hijos disfrutaran de su merecido descanso, luego de un intenso ajetreo del curso escolar, se mostraban entusiasmados por las venideras aventuras que protagonizarían con sus retoños. Las ideas de lo que harían eran múltiples, todos esperaban el día del viaje con ansiedad.
Largas se tornaban las jornadas para los inmersos en preparativos y estaban pendientes de no olvidar ningún detalle. Era el momento de una participación conjunta de la familia, hasta que por fin llegaba el instante de partir, que había sido esperado por todos, donde se fingía dormir, pero en realidad nadie pegaba un ojo.
Era un momento hermoso, disfrutado por todas las familias cubanas, donde se incluían las que tenían más posibilidades económicas y las que no poseían tantas, pero en fin todos de una forma u otra viajaban y paseaban. Hoy, son muy pocos los estudiantes y trabajadores que pueden disfrutar sus descansos en una playa cubana con todas las condiciones para descansar.
Por orientaciones del “desaparecido” Comandante en Jefe Fidel Castro, fueron creadas las Bases de Campismos Populares, como medio alternativo de vacacionar para el pueblo. Porque según el gobernante, la población se había tornado un poco tradicionalista en cuanto al disfrute de su descanso, entonces cambió el rumbo de las planificaciones del recreo de los cubanos.
Para nadie es un secreto el trabajo que se pasa en el campismo, donde plagas de mosquitos no dejan dormir a los campistas. Explican los responsables que con tanta vegetación es normal que existan enjambres de insectos. Lo anormal es la promoción a las opciones de campismo, sin tomar sencillas decisiones como fumigar.
Estos campismos se encuentran en litorales de mar y zonas montañosas para disfrutar los ríos, a decir verdad no se sabe si es a gusto o a disgusto. Porque después de hacer una cola para la reservación, que dura días con sus noches, hay que llevar una serie de efectos eléctricos como los ventiladores.
Por otra parte, los directivos se refieren a los productos que las bodegas de estas instalaciones van a ofertar para que los usuarios consuman, aunque tienen que elaborarlos en sus cabañas. Por eso se ven obligados a llevar las ollas arroceras y las hornillas eléctricas para poder cocinar, además de platos, vasos y cubiertos.
Entre las medidas de ahorro energético que lleva a cabo el país, se encuentra la prohibición de trasladar refrigeradores, antes permitido e imprescindible para conservar los alimentos. Esta limitación es un inconveniente, ya que muchas familias viajan con niños lactantes, por lo que requieren de neveras que les ayude conservar los alimentos.
Según el director provincial de la Empresa Nacional de Campismo en Villa Clara, en comparecencia en Tele Cubanacan, las reservaciones pendientes eran sin transporte. Algo incomprensible, porque los recursos de transportación esta en poder del gobierno y muy pocos ciudadanos tienen medios para trasladarse.
Para las familias cubanas las vacaciones de verano ya no son las mismas, debido a las vicisitudes por las que tiene que pasar. No se sabe si van a descansar como propagandizan los medios de comunicación del castrismo o por el contrario van a pasar trabajo, solo las diferencian el escenario…. fuera de sus casas.
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