Camajuaní, Villa Clara, 2 julio del 2009 (FDC). El problema con la vivienda en este municipio rebasa todos los límites, es espeluznante escuchar respecto a los hechos que cuentan sus habitantes sobre este tema. La dificultad habitacional en esta localidad es atroz para muchas familias tan cubanas como cualquiera.
Si desea oír de bocas indignadas por el abuso, maltrato y hasta obscenidades de los funcionarios encargados de atenderlos, según cartel que reza en el vestíbulo del local de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV). Cada jueves a las 8. 00 a.m. lléguese por los alrededores del parque de esta municipalidad y tendrá mucho que ver.
De los que allí atienden a la población se hablan horrores, los más típicos son Cristóbal Castillo unos de los inversionistas, encargado de distribuir los materiales de construcción a los beneficiados por el plan de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). También de Arnaldo Rodríguez Camaño, alias Nardy, director de la entidad, tildados de personajes negativos.
Hay quienes temen, por lo acostumbrados de estos directivos a burlarse de las personas necesitadas, que con todo su derecho acuden a sus oficinas, a sufrir hasta un linchamiento. De ocurrir, solo tendría la culpa el Partido Comunista de Cuba y el Poder Popular, por hacer caso omiso de las quejas que respecto a ellos se presentan.
La Dirección Municipal de la Vivienda cada vez que se desocupa una casa particular en buen estado, sea por fallecimiento o por emigración, comúnmente la transforma en un centro de trabajo. Ejemplos de ello son los espacios de la propia UMIV, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
En mayo de este año, emigró legalmente hacia los Estados Unidos de América, la única descendiente de la familia Montalbán Martínez que quedaba en esta tierra, para reunirse con su estirpe. A su partida dejo una casa capaz de resolver algunos de los problemas habitacionales a los más nesecitados, por su amplitud y buen estado constructivo.
Antes del viaje y como lo exigen las leyes respecto a la vivienda en Cuba, la propietaria tuvo que abandonar su hogar días antes e irse a vivir con algunos amigos cercanos. En esta isla cuando algún ciudadano solicita su Salida Definitiva del País, conocida popularmente como Tarjeta Blanca, no tiene derecho alguno a mantener sus propiedades.
Pero sucedió lo de siempre, antes de tomar el avión la Montalbán Martínez, ya estaban instaladas allí las oficinas del Órgano Municipal del Trabajo y pronto olvidaron que la construcción para esa función específica ya existía. Era mejor usurpar la pretérita morada de los ciudadanos emigrados y desentenderse de las precariedades residenciales de algunos pobladores.
Este movimiento ante los ojos de una ciudadanía carente del derecho humano, que es poseer un techo, volvió como otras tantas veces a causar el disgusto del pueblo. Porque en la mayoría de los casos, quienes dirigen este poblado parecen olvidar, que ellos están para servir al pueblo y no para servirse de ese mismo pueblo.
Hubo entonces una protesta cívica silenciosa, pues una madre acompañada de su bebé, se introdujo en el local que ocupara el mencionado organismo. A las 24 horas de lo ocurrido, esta fue desalojada del inmueble y en el mismo participaron todas las autoridades competentes, ante las miradas de un gran número de camajuanenses.
Pasada una semana, ante el disgusto manifiesto de todos los hijos de Camajuaní, que incluyó hasta los más incondicionales al sistema, se autorizó a la progenitora regresar al lugar. Además dejaron que otros hicieran lo mismo, así es que ahora aquí, se vive en oficinas y…. se trabaja en residencias.
Si desea oír de bocas indignadas por el abuso, maltrato y hasta obscenidades de los funcionarios encargados de atenderlos, según cartel que reza en el vestíbulo del local de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV). Cada jueves a las 8. 00 a.m. lléguese por los alrededores del parque de esta municipalidad y tendrá mucho que ver.
De los que allí atienden a la población se hablan horrores, los más típicos son Cristóbal Castillo unos de los inversionistas, encargado de distribuir los materiales de construcción a los beneficiados por el plan de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). También de Arnaldo Rodríguez Camaño, alias Nardy, director de la entidad, tildados de personajes negativos.
Hay quienes temen, por lo acostumbrados de estos directivos a burlarse de las personas necesitadas, que con todo su derecho acuden a sus oficinas, a sufrir hasta un linchamiento. De ocurrir, solo tendría la culpa el Partido Comunista de Cuba y el Poder Popular, por hacer caso omiso de las quejas que respecto a ellos se presentan.
La Dirección Municipal de la Vivienda cada vez que se desocupa una casa particular en buen estado, sea por fallecimiento o por emigración, comúnmente la transforma en un centro de trabajo. Ejemplos de ello son los espacios de la propia UMIV, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
En mayo de este año, emigró legalmente hacia los Estados Unidos de América, la única descendiente de la familia Montalbán Martínez que quedaba en esta tierra, para reunirse con su estirpe. A su partida dejo una casa capaz de resolver algunos de los problemas habitacionales a los más nesecitados, por su amplitud y buen estado constructivo.
Antes del viaje y como lo exigen las leyes respecto a la vivienda en Cuba, la propietaria tuvo que abandonar su hogar días antes e irse a vivir con algunos amigos cercanos. En esta isla cuando algún ciudadano solicita su Salida Definitiva del País, conocida popularmente como Tarjeta Blanca, no tiene derecho alguno a mantener sus propiedades.
Pero sucedió lo de siempre, antes de tomar el avión la Montalbán Martínez, ya estaban instaladas allí las oficinas del Órgano Municipal del Trabajo y pronto olvidaron que la construcción para esa función específica ya existía. Era mejor usurpar la pretérita morada de los ciudadanos emigrados y desentenderse de las precariedades residenciales de algunos pobladores.
Este movimiento ante los ojos de una ciudadanía carente del derecho humano, que es poseer un techo, volvió como otras tantas veces a causar el disgusto del pueblo. Porque en la mayoría de los casos, quienes dirigen este poblado parecen olvidar, que ellos están para servir al pueblo y no para servirse de ese mismo pueblo.
Hubo entonces una protesta cívica silenciosa, pues una madre acompañada de su bebé, se introdujo en el local que ocupara el mencionado organismo. A las 24 horas de lo ocurrido, esta fue desalojada del inmueble y en el mismo participaron todas las autoridades competentes, ante las miradas de un gran número de camajuanenses.
Pasada una semana, ante el disgusto manifiesto de todos los hijos de Camajuaní, que incluyó hasta los más incondicionales al sistema, se autorizó a la progenitora regresar al lugar. Además dejaron que otros hicieran lo mismo, así es que ahora aquí, se vive en oficinas y…. se trabaja en residencias.
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