jueves, 19 de noviembre de 2009

CANDIL DE LA CALLE……., Clara Pérez Gómez.


Camajuaní, Villa Clara, 5 de noviembre de 2009. (FDC). El cubano, debido a los constantes cambios sufridos en todas las esferas, que como sociedad le ha tocado vivir en estos últimos casi 51 años, se ha degradado mucho como ser humano. Tanto que se arrodillan ante los extranjeros y pisotean a sus coterráneos.

Al norte de esta provincia, perteneciente al municipio Caibarien, se encuentra ubicada una red de hoteles con categoría de “Cinco Estrellas”, solo para el turismo pagado en moneda libremente convertible. Este lugar al estar situado en varios cayos de esta latitud se le conoce como, “La Cayeria Norte de Villa Clara”.

Los jóvenes de esta región se disputan las plazas laborales, allí ofertadas, sin importarles cual fuera el oficio que deben realizar. Mientras más cerca estén del foráneo, mucho mejor, no interesa…. si es para llevarlos al baño, ellos se sienten dignos en el desempeño de su labor como esclavos modernos.

No es que sea deshonroso cualquier trabajo que se realice con amor y respeto, lo bochornoso es ser, como dice el refrán: “Candil de la calle y Oscuridad de la casa”. Estos utilizados se sienten con su ubicación laboral, por encima de cualquier otro obrero en su misma calidad de empleo para nacionales.

Los beneficiados, disponen de un transporte gratis para el traslado desde sus municipios hasta este afamado lugar. Fueron escogidos para este fin los autobuses de procedencia china Yutong, que supuestamente resolverían el problema del transporte poblacional en general del archipiélago cubano.

Y si, los generosos gobernantes criollos dictaron la ley, que estos ómnibus en su recorrido debían recoger pasajes. Solo que el asalariado que tenga que viajar diario igual que ellos entre los municipios Caibarién, Camajuaní, Remedios y Santa Clara, todos ubicados en su ruta de traslación, al abordar uno de estos Yutong, pagan 10 pesos cubanos.

Esto, si los favorecidos dejan que les paren, no obstante luego de haber abonado, están obligados a escuchar sus desavenencias, porque según ellos no pueden ser molestados ya que van o vienen de trabajar… con extranjeros. Se deduce entonces, que aquellos que solo trabajan para sus compatriotas…… no son dignos de recibir tal favor.

Imagínese como se sentiría un medico, que vaya o venga de salvar una vida cubana, al abordar este transporte y oír semejantes insinuaciones contra su dignidad. A estos, por más que les guste su profesión, se apenarán al darse cuenta que no valen nada en su propia tierra…….. solo porque su salario no es en divisas libremente convertibles.

Luego al llegar a cualquier establecimiento comercial, después de haber cambiado sus ahorros de pesos cubanos a estos otros ahora imprescindibles dineros, pueden ser reemplazados en la atención por cualquier extranjero. Pues ellos no deben esperar, son atendidos antes que cualquier natural residente en este país.

El caso es, que ya para el nacional que habita en esta isla, queda muy poca posibilidad de subsistencia como ciudadano honrado y capaz de mantenerse con el sudor de su frente. Las gotas de esta secreción para sentirte un ser honorable, deben provenir del servicio que le hayas prestado a un ajeno dentro o fuera del país.

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