En una Reunión de Méritos y Deméritos, entre alimentos de la mesa cubana, el sindicato ofertaba dos automóviles de fabricación soviética marca Moskocich, para un total de 4500 afiliados. Y debido a ello los ánimos estaban caldeados, para obtener el derecho a manejar un auto ruso.
De pronto, El Chícharo se autopropuso con estas palabras:
- Creo que debo recibir uno de los estímulos yo, porque los compañeros revolucionarios han podido sobrevivir gracias a mí.
- Pues yo no estoy de acuerdo con eso_ Refutó airado El Arroz.
- ¿En que usted basa su desacuerdo compañero?_ Indagó el presidente de la asamblea sindical.
- En que la base alimentaría de toda esta larga Revolución Socialista he sido yo compañeros_ Esclareció El Arroz.
- Permiso compañeros, yo no puedo estar de acuerdo con ninguno de los dos compañeros que me precedieron al hablar_ Se expresó El Camarón con seguridad en si mismo.
- Compañero Camarón por favor especifique sus meritos ante esta Revolución Cubana_ lo alentó el presidente de la actividad.
- Bueno, personalmente opino que la cúspide de cualquier comunista es cumplir misión internacionalista y la compañera Langosta y yo, llevamos en estos menesteres desde que triunfó la revolución_ Argumentó El Camarón.
El presidente de aquella asamblea dictó sentencia y les gritó a los allí reunidos:
- Si tenemos en cuenta lo discutido aquí, es cierto que La Langosta y El Camarón no son vistos en las mesas de nuestros compatriotas, desde principios de la década de los años 60 del pasado siglo, por tanto son internacionalistas permanentes y yo considero que los dos carros deben ser para ellos.
De pronto, El Chícharo se autopropuso con estas palabras:
- Creo que debo recibir uno de los estímulos yo, porque los compañeros revolucionarios han podido sobrevivir gracias a mí.
- Pues yo no estoy de acuerdo con eso_ Refutó airado El Arroz.
- ¿En que usted basa su desacuerdo compañero?_ Indagó el presidente de la asamblea sindical.
- En que la base alimentaría de toda esta larga Revolución Socialista he sido yo compañeros_ Esclareció El Arroz.
- Permiso compañeros, yo no puedo estar de acuerdo con ninguno de los dos compañeros que me precedieron al hablar_ Se expresó El Camarón con seguridad en si mismo.
- Compañero Camarón por favor especifique sus meritos ante esta Revolución Cubana_ lo alentó el presidente de la actividad.
- Bueno, personalmente opino que la cúspide de cualquier comunista es cumplir misión internacionalista y la compañera Langosta y yo, llevamos en estos menesteres desde que triunfó la revolución_ Argumentó El Camarón.
El presidente de aquella asamblea dictó sentencia y les gritó a los allí reunidos:
- Si tenemos en cuenta lo discutido aquí, es cierto que La Langosta y El Camarón no son vistos en las mesas de nuestros compatriotas, desde principios de la década de los años 60 del pasado siglo, por tanto son internacionalistas permanentes y yo considero que los dos carros deben ser para ellos.
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