jueves, 19 de noviembre de 2009

RAFAEL ROJAS Y SU ISLA SIN FIN, Joaquín Cabezas De León.


La Ceiba, Camajuaní, Villa Clara, 5 de noviembre del 2009 (FDC). En estos 50 años de gobierno Castrista, un gran número de cubanos desde diferentes posiciones y proyecciones intelectuales se han preguntado: ¿Cuáles fueron las causas que la revolución pro- democrática en Cuba en 1959, se convirtiera en un proceso radical hacia el comunismo, en un país, donde los comunistas eran una ínfima minoría sin ningún poder?

A esta interrogante se le han dado varias respuestas, que tratan de explicar el asunto dentro de los marcos de la Guerra Fría o en la dirección de evaluar los propósitos encubiertos de los principales líderes del Movimiento 26 de julio. La ideología oficial argumenta en ambas direcciones sus tesis, para fijar los orígenes de tan paradójico acontecimiento.

Últimamente, el nuevo enfoque proyectado por la historiografía y ensayística cubana de autores jóvenes, que viven fuera del país ha reevaluado los discursos desde una visión crítica y comienzan a desmitificar las lecturas totalizadoras de los metarrelatos e imaginario nacional. Como un espejo distorsionado de la historia sociopolítica y cultural de la isla.

Rafael Rojas, destacado historiador e investigador cubano radicado en México, en su libro “Isla sin Fin”, rehúsa los caminos trillados y reinterpreta la historia nacional, desde una óptica novedosa, bajo el influjo de lo más sagaz del pensamiento contemporáneo. Su análisis es una arqueología de la construcción discursiva de la nación cubana.

Rojas, poseedor de una vasta cultura, traslada las teorías básicas de la “Escuela de Frankfurt” a los discursos que han modelado el ideario de la isla, la llamada “razón técnica e instrumental” (dominio sobre la naturaleza) o “la razón emancipadora” (dominio sobre los hombres). En la insuficiente modernidad insular, son apreciables las dos racionalidades.

Afirma este escritor: “En los últimos dos siglos, la cultura cubana se ha saturado de un imaginario redentor, justiciero e igualitario, que limita las representaciones plenamente liberales de la nación” y agrega: “El metarrelato de la identidad es controlado, pues, por la teleología revolucionaria, por el tópico de la Revolución...”.

La “moral emancipadora” como fundamento de la teleología ética insular, está presente en la discursiva fundacional de De la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí y la moral, instrumental horizonte del capitalismo moderno se inscribe en patricios como Arango y Parreño, José Antonio Saco, Conde de Aguas Dulce y Varona. Esas es la genealogía de los dos discursos.

Hablar que la Revolución Castrista es un fenómeno ajeno a nuestra historia y a los discursos que construyeron la nación, aunque parezca paradójico, es una impresión analítica. Es el resultado de esa voluntad antimoderna, que se percibe en la razón emancipadora, que domina el imaginario nacional y relega la otra racionalidad presente en la historia insular.

“Isla sin fin” es un libro iluminador por proponer una relectura de la cultura e historia de la nación cubana, de manera audaz y novedosa, revela como el espíritu utópico de la teleología insular desplazó, a los instrumentos liberales en los discursos hegemónicos. Rojas advierte cual urgente: “La necesidad de reconstruir históricamente la racionalidad técnico instrumental”.

Ese llamado a la reconstrucción de los enunciados técnico-instrumentales, que está en las reservas simbólicas de la nación cubana, remite a hacer una suerte de “arqueología del saber” e indagar en la tradición liberal de la sacarocracia criolla y todo su horizonte. Esta revisión tiene que resituar la legitimación de una cultura liberal y moderna insular.

Si se quiere aspirar a una Cuba moderna, se debe articular un discurso que active los instrumentos liberales como el mercado, la pequeña y mediana empresa, iniciativa individual, dispositivos que han sido marginados por los discursos utópicos y el poder. Un reclamo inaplazable es buscar en eso que llaman la “patria nueva”.

Octavio Paz, afirmaba: “…. la crítica es el elemento que define a un país y a una cultura como modernas”. Rafael Rojas en su libro “Isla sin fin” contribuye a desmitificar la cultura cubana y sus leyendas y en cierta medida responde la interrogante de cómo una revolución prodemocrática se convirtiera en un experimento comunista radical.

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