
- Chino, tú tienes cara de bueno y yo soy católica, por lo que he pecado ante Dios con el dueño de la casa donde trabajo.
- ¿Qué usted ha hecho joven?- Indagó El Chino chismoso.
- Pues estoy embarazada y necesito me preste 5 pesos para hacerme un legrado- Le confesó consternada.
- De verdad que no se los puedo prestar joven, la situación económica aquí es difícil, además usted y yo no somos ni familia ni amigos-Fue la respuesta del Chino.
Pasados 34 años, aquel asiático había prosperado y era el dueño de varias tiendas en la región de Gibara, de la mencionada provincia y vió un día, a aquella a la que no le quiso prestar 5 pesos. La que ahora era madre del primer ministro Fidel Castro Ruz. Y a habían comenzado las intervenciones de los negocios privados por toda Cuba y el país iba hacía el comunismo. El chino desesperado abordó a la otrora conocida y le dijo:
- Buenos días doña Lina…. ¿Se acuerda de mí?
- Si como no, usted es el chino más tacaño que he conocido_ respondió con aspereza doña Lina.
- Le pido perdón por aquella vez…. ¿Pero no podría usted hablar con su hijo para que no continúe quitándonos nuestros negocios?_ Le solicito con desesperación El Chino.
- ¿Usted no se recuerda que no me presto los 5 pesos?-Fue la respuesta en forma de pregunta.
- Pero doña Lina, usted me dijo que era católica y Dios nos enseña a perdonar al prójimo_ Argumentó El Chino.
- Yo no te guardo rencor Chino, solo que los 5 pesos eran precisamente para sacarme a mi hijo, al que nombré Fidel.
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