Parroquia, Santa Clara, Villa Clara, 1ro de octubre del 2009 (FDC). Los fenómenos sociales no son como muchos de la Física, en los cuales si se saben determinados valores de las variables que intervienen en el mismo, se calcula la variable desconocida mediante una o algunas fórmulas. Pero en los primeros una variación del estado inicial o de partida, puede generar una reacción inesperada por completo.
La semana pasada el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista Cubano, informó que se empieza a modo de prueba, en cuatro grandes ministerios, la sustitución del almuerzo de los trabajadores por la cantidad en metálico de 15 pesos, para que estos sufraguen su alimentación, por ser este el costo aproximado en pesos cubanos del valor en c.u.c. de una ración.
Para los trabajadores, este refrigerio es fundamental y hasta algo por lo que vale la pena trabajar en un lugar o trasladarse para el mismo. Esto le ahorra en su casa una comida al día, si es uno solo el que labora en el hogar o una por cada miembro que lo haga. Tanto es así, que cuando todos están de vacaciones, las amas de casa se tiran de los pelos, pues la comida no alcanza.
Según la fuente, esta medida se extenderá a casi tres millones y medio de trabajadores. Con un sencillo cálculo, 15 por esta última cantidad es igual a 52.5 millones de pesos diarios y esto por aproximadamente 300 días laborales al año, asciende a la suma de 15750 millones de pesos, que entraran anualmente al torrente circulatorio del país, donde ya reina una gran inflación.
Este dinero no tiene respaldo productivo y los criollos que antes se “defendían” con el ahorro del arroz que no consumían, por almorzar en sus empleos, tendrán ahora que comprarlo, debido a que deberán llevar algo para comer. En la calle ahora prácticamente no hay nada, así que cuando todos salgan a una hora determinada, a ingerir algo en un tiempo reducido ¿qué pasará?
Los precios de la calle están en general por encima de los 15 pesos, todo esto en los comercios particulares, pues en los estatales casi no alcanza. La cantidad de estos comestibles no serán suficientes, pues son para un mercado reducido y sus vendedores al tener mucho más clientes según la ley del mercado “sui generis” que reina en Cuba, le subirían el costo.
Miles de personas que laboran en los comedores quedaran sin empleos. Todos estos resuelven su alimentación en los mismos y en la mayoría de los casos venden sus cuotas, pues se autoabastecen de “su almacén” y muchos no solo lo hacen, sino que venden productos como aceite, azúcar, frijoles y arroz, estas ventas ilícitas desaparecerán.
Entonces como dice el refrán: “Muerto el perro se acabo la rabia” y el mercado negro recibirá un golpe demoledor, lo que pudiera producir, que el precio del arroz y el aceite productos de amplia demanda, al verse desaparecidos en gran proporción del subterráneo mercado, suban de precio en el mismo, donde los cubanos sin moneda convertible los adquieren.
En una economía capitalista o socialista, un aumento de salarios de esta magnitud puede provocar inestabilidad en el sistema. En Cuba los obreros reciben de sueldo aproximadamente entre 250 y 500 pesos cubanos. Así 300 pesos más al mes, significan casi un incremento del doble. Aunque el gobierno no considera esto como aumento de sueldo, en la práctica fungirá como tal
Otro viejo refrán cubano reza así: “Una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero”. El estado analiza el problema desde su propia óptica. Elimina miles de empleados que cobran un sueldo sin producir nada. Y ahorra miles de litros de combustible, así como alimentos que tiene que importar en moneda libremente convertible.
Quizás la solución final sea trabajar hasta las 2: OO p.m. El tiempo es inflexible y dentro de poco se vera que sucederá. Quiera Dios, que este cambio en el sistema no provoque una reacción desastrosa. Pues lo descrito anteriormente, podría generar aumentos de precios y más escasez de alimentos, con menos dinero en los bolsillos de los cubanos, de por sí ya extenuados.
La semana pasada el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista Cubano, informó que se empieza a modo de prueba, en cuatro grandes ministerios, la sustitución del almuerzo de los trabajadores por la cantidad en metálico de 15 pesos, para que estos sufraguen su alimentación, por ser este el costo aproximado en pesos cubanos del valor en c.u.c. de una ración.
Para los trabajadores, este refrigerio es fundamental y hasta algo por lo que vale la pena trabajar en un lugar o trasladarse para el mismo. Esto le ahorra en su casa una comida al día, si es uno solo el que labora en el hogar o una por cada miembro que lo haga. Tanto es así, que cuando todos están de vacaciones, las amas de casa se tiran de los pelos, pues la comida no alcanza.
Según la fuente, esta medida se extenderá a casi tres millones y medio de trabajadores. Con un sencillo cálculo, 15 por esta última cantidad es igual a 52.5 millones de pesos diarios y esto por aproximadamente 300 días laborales al año, asciende a la suma de 15750 millones de pesos, que entraran anualmente al torrente circulatorio del país, donde ya reina una gran inflación.
Este dinero no tiene respaldo productivo y los criollos que antes se “defendían” con el ahorro del arroz que no consumían, por almorzar en sus empleos, tendrán ahora que comprarlo, debido a que deberán llevar algo para comer. En la calle ahora prácticamente no hay nada, así que cuando todos salgan a una hora determinada, a ingerir algo en un tiempo reducido ¿qué pasará?
Los precios de la calle están en general por encima de los 15 pesos, todo esto en los comercios particulares, pues en los estatales casi no alcanza. La cantidad de estos comestibles no serán suficientes, pues son para un mercado reducido y sus vendedores al tener mucho más clientes según la ley del mercado “sui generis” que reina en Cuba, le subirían el costo.
Miles de personas que laboran en los comedores quedaran sin empleos. Todos estos resuelven su alimentación en los mismos y en la mayoría de los casos venden sus cuotas, pues se autoabastecen de “su almacén” y muchos no solo lo hacen, sino que venden productos como aceite, azúcar, frijoles y arroz, estas ventas ilícitas desaparecerán.
Entonces como dice el refrán: “Muerto el perro se acabo la rabia” y el mercado negro recibirá un golpe demoledor, lo que pudiera producir, que el precio del arroz y el aceite productos de amplia demanda, al verse desaparecidos en gran proporción del subterráneo mercado, suban de precio en el mismo, donde los cubanos sin moneda convertible los adquieren.
En una economía capitalista o socialista, un aumento de salarios de esta magnitud puede provocar inestabilidad en el sistema. En Cuba los obreros reciben de sueldo aproximadamente entre 250 y 500 pesos cubanos. Así 300 pesos más al mes, significan casi un incremento del doble. Aunque el gobierno no considera esto como aumento de sueldo, en la práctica fungirá como tal
Otro viejo refrán cubano reza así: “Una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero”. El estado analiza el problema desde su propia óptica. Elimina miles de empleados que cobran un sueldo sin producir nada. Y ahorra miles de litros de combustible, así como alimentos que tiene que importar en moneda libremente convertible.
Quizás la solución final sea trabajar hasta las 2: OO p.m. El tiempo es inflexible y dentro de poco se vera que sucederá. Quiera Dios, que este cambio en el sistema no provoque una reacción desastrosa. Pues lo descrito anteriormente, podría generar aumentos de precios y más escasez de alimentos, con menos dinero en los bolsillos de los cubanos, de por sí ya extenuados.
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