La Ceiba, Camajuaní, Villa Clara, 1ro de octubre del 2009 (FDC). Jorge Luís García Pérez (Antúnez) es uno de los líderes más emblemáticos del movimiento pro-democracia en Cuba. Su trayectoria de casi de 20 años en la oposición interna, de los cuales paso más de 17 años en prisión, fundador desde el cautiverio del Movimiento Nacional de Resistencia Cívica “Pedro Luís Boitel”.
Con una visión clara y determinante de la estrategia de resistencia por la libertad y democratización del país, Antúnez es de esos dirigentes de la disidencia dentro de la isla, que le dan un “cometido orgánico de crecer y luchar y una fe indomable en la victoria”. Como enfatiza en atinada tesis el opositor exiliado, Orlando Gutiérrez Boronat.
El llamado de Antúnez desde el interior del país, cuando afirma y cito: “Ayer les decimos y hoy también: No coopere con la represión, hoy les decimos: Cubanos, todos somos resistencia”. Más que una consigna es una muestra elocuente del cambio de aptitud y madurez de un grupo significativo del liderazgo cívico.
Esta convocatoria a la resistencia cívica no-violenta, subraya la imperiosidad de una dinámica que exprese, la necesidad de extender la desobediencia a los amplios segmentos de la población, que se encuentran atrapados en la indolencia, apatía, indiferencia y el escepticismo. Caldo de cultivo esencial para la desmovilización social antitotalitaria.
La implementación de las enseñanzas de Gandhi y Martin Luther King Jr. siempre ha estado presente en el imaginario de los luchadores democráticos cubanos, como herramientas eficaces en la liberalización social. Pero su implementación en ocasiones está mediatizada por enfoques erróneos, apreciaciones simplistas y desconocimientos de esta filosofía de la vida.
Como legado vivo, la lucha no-violenta es susceptible a enriquecerse según lo demanden las circunstancias. Su escenario idóneo debe ser la comunidad, buscar interactuar con las realidades de los ciudadanos para que estos se vean representados y la interioricen en su carácter descentralizado, esta se complementa con otras formas de lucha pacífica.
Percibirla como no factible en el contexto actual demuestra desconocerla, porque su aplicación es universal. La realidad cubana donde se denota la poca voluntad política del régimen en realizar cambios, la convierte en un imperativo permanente. En los grandes retos que tiene por delante la oposición interna, la no-violencia es una herramienta imprescindible de movilización.
Muchos observadores de la realidad cubana coinciden en afirmar un cambio sustancial en las visiones del liderazgo cívico dentro del país. Donde se aprecia la impronta de la juventud, la aparición de líderes afrocubanos y el incremento del desafío cívico como proceso orgánico y catalizador, desde una óptica polivalente.
Cuando Antúnez llamaba a que “todos somos resistencia”, además de una convocatoria, era la expresión de “mayoría de edad” del movimiento prodemocrático y el enfoque contextualizado de lo que demandan las circunstancias. El reemplazo del “Yo soy resistencia”, por el “Todos somos…”, es la sustitución paulatina del singular por el plural en la acción.
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