La Chirusa, Santa Clara, Villa Clara, 24 de septiembre del 2009 (FDC). La confrontación directa y provocativa con los Estados Unidos de América es el modus vivendi del payaso de Hugo Chávez Frías. Este ex – golpista teniente coronel de las Fuerzas Armadas de Venezuela necesita estar en el ojo del huracán constantemente.
El día 21 de septiembre del 2009, el mundo supo a través del líder del Socialismo del Siglo XXI, que el derrocado presidente de Honduras José Manuel Zelaya Rosales, se encontraba en Tegucigalpa, la capital hondureña. Solo que no precisamente en suelo de su país, sino en la sede diplomática de la República Federativa de Brasil.
Los distintos analistas de la realidad latinoamericana están divididos en la cuestión esencial, si el ingreso a la legación diplomática brasileña se hizo con el consentimiento o no del presidente de este país, el socialista moderado José Ignacio “Lula” Da Silva. La historia como ciencia para el futuro se encargará de decir la última palabra.
Unos piensan que Lula es un ex – comunista demasiado pragmático para dejarse arrastrar por las locuras histéricas de Chávez. Mientras otros, los más paranoicos por cierto, creen fue una trampa de Chávez y Fidel Castro para comprometer al estadista brasileño ante la izquierda de América Latina, si llega a ceder ante el gobierno hondureño.
No se debe olvidar bajo ningún concepto, que el peor enemigo que tiene el populismo descabellado encabezado por Hugo Chávez y secundado por Evo Morales y Rafael Correa, no son precisamente las posiciones estadounidenses, sean estas moderadas a lo Barack Obama o conservadoras a lo George W. Bush.
Sus verdaderos contrincantes dentro de las actitudes para hacer política en la América hispano parlante, hay que buscarlos entre los gobernantes de la izquierda moderna. Como Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Cristina Fernández, Fernando Lugo y el ya referido Lula Da Silva.
Sería errado olvidar que Chávez y Lula están enfrentados hace varios años, desde la firma por el estadista de Brasil de contratos con los Estados Unidos de América en la producción de alcohol para combustible. Algo que resultó un ataque al dominio y subversión del petróleo y el gas que tienen Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Desde la embajada del gigante sudamericano se pretende desestabilizar al estado centroamericano. El objetivo más importante de todos es la obstrucción de las venideras elecciones presidenciales, a celebrarse allí, el próximo 29 de noviembre del año en curso.
Es de esperar que las máximas autoridades estatales de Honduras, no permitan durante mucho tiempo esta perturbación político-social y en cualquier momento irrumpan en el territorio de Brasil, para apresar a Zelaya Rosales. Lo que sería una violación de la Convención de Viena, respecto a estas cuestiones.
Si esto ocurre, entonces Lula y su gobierno deben tomar medidas mucho más radicales en cuanto al estado hondureño. Para que cada uno de los países de este continente y poco más allá los apoyen o no. Dentro de los que se verán presionados a asumir una posición estará la Casa Blanca y puede que Obama asuma las necesarias posturas imperialistas.
Con esta clandestina introducción de Manuel Zelaya Rosales, no precisamente en las embajadas de Venezuela, Cuba, Bolivia o Ecuador de la capital de Honduras, hace sospechoso el fin que buscan los organizadores de este regreso. Aunque todavía no se conocen los detalles del asunto, ya se puede decir que es otra provocación chavista.
El día 21 de septiembre del 2009, el mundo supo a través del líder del Socialismo del Siglo XXI, que el derrocado presidente de Honduras José Manuel Zelaya Rosales, se encontraba en Tegucigalpa, la capital hondureña. Solo que no precisamente en suelo de su país, sino en la sede diplomática de la República Federativa de Brasil.
Los distintos analistas de la realidad latinoamericana están divididos en la cuestión esencial, si el ingreso a la legación diplomática brasileña se hizo con el consentimiento o no del presidente de este país, el socialista moderado José Ignacio “Lula” Da Silva. La historia como ciencia para el futuro se encargará de decir la última palabra.
Unos piensan que Lula es un ex – comunista demasiado pragmático para dejarse arrastrar por las locuras histéricas de Chávez. Mientras otros, los más paranoicos por cierto, creen fue una trampa de Chávez y Fidel Castro para comprometer al estadista brasileño ante la izquierda de América Latina, si llega a ceder ante el gobierno hondureño.
No se debe olvidar bajo ningún concepto, que el peor enemigo que tiene el populismo descabellado encabezado por Hugo Chávez y secundado por Evo Morales y Rafael Correa, no son precisamente las posiciones estadounidenses, sean estas moderadas a lo Barack Obama o conservadoras a lo George W. Bush.
Sus verdaderos contrincantes dentro de las actitudes para hacer política en la América hispano parlante, hay que buscarlos entre los gobernantes de la izquierda moderna. Como Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Cristina Fernández, Fernando Lugo y el ya referido Lula Da Silva.
Sería errado olvidar que Chávez y Lula están enfrentados hace varios años, desde la firma por el estadista de Brasil de contratos con los Estados Unidos de América en la producción de alcohol para combustible. Algo que resultó un ataque al dominio y subversión del petróleo y el gas que tienen Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Desde la embajada del gigante sudamericano se pretende desestabilizar al estado centroamericano. El objetivo más importante de todos es la obstrucción de las venideras elecciones presidenciales, a celebrarse allí, el próximo 29 de noviembre del año en curso.
Es de esperar que las máximas autoridades estatales de Honduras, no permitan durante mucho tiempo esta perturbación político-social y en cualquier momento irrumpan en el territorio de Brasil, para apresar a Zelaya Rosales. Lo que sería una violación de la Convención de Viena, respecto a estas cuestiones.
Si esto ocurre, entonces Lula y su gobierno deben tomar medidas mucho más radicales en cuanto al estado hondureño. Para que cada uno de los países de este continente y poco más allá los apoyen o no. Dentro de los que se verán presionados a asumir una posición estará la Casa Blanca y puede que Obama asuma las necesarias posturas imperialistas.
Con esta clandestina introducción de Manuel Zelaya Rosales, no precisamente en las embajadas de Venezuela, Cuba, Bolivia o Ecuador de la capital de Honduras, hace sospechoso el fin que buscan los organizadores de este regreso. Aunque todavía no se conocen los detalles del asunto, ya se puede decir que es otra provocación chavista.
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