termulaLa Ceiba, Camajuaní, Villa Clara, 8 de octubre del 2009 (FDC). El concepto Sociedad Civil ha tenido y tiene diferente significado desde la tradición ilustrada escocesa, Tocqueville, Hegel, Gramsci y autores contemporáneos como Vladimir Tismaneanu y Andrew Arato. Pero al margen de polisemia conceptual, la apropiación que hicieron del mismo los pensadores de Europa Oriental, es vital para entender el derrumbe del Socialismo de Estado, en 1989.
Tismaneanu plantea: “La sociedad civil representa para el sistema postotalitario la configuración de un desafío colectivo desde abajo: el despertar gradual de unas fuerzas profundamente arraigadas, que durante mucho tiempo se han visto frenadas por la presión intimidatoria de la maquinaria burocrática estatal”. Concepto que define su significado “estratégico-funcional”.
En el orden leninista de Europa del Este, las “redes de compromiso cívico” significaron la aparición de un espacio público emergente con replanteamiento, concepciones e imaginario cultural de autoemancipacion social. Una nueva identidad ciudadana al margen del control del estado con autonomía y voz propia, que desde la base social cuestionaba al sistema.
No se puede entender la lógica de los cambios ocurridos en el antiguo mundo comunista, sin analizar el papel del surgimiento de la sociedad civil emergente en esos países. Su aparición erosionó el andamiaje de poder desde unas estrategias civilista que optó por las acciones no violentas y el pensamiento libre para descolonizar a la conciencia.
Dentro de Cuba, las asociaciones independientes es un elemento básico en los diferentes escenarios que se puede lograr la transición democrática. Todos los analistas coinciden en afirmar la necesidad de una sociedad civil pujante, que se convierta en un contrapoder al estado y presione desde abajo en una lógica anti-sistémica como agente básico del cambio.
En la novena década del siglo pasado, a medida que el sistema político cubano se debilitaba y sus valores normativos entraban en crisis, se expandían y proliferaban nuevos actores sociales al margen de las estructuras estatales y paraestatales del poder. Estas agrupaciones independientes en su pluralidad y diversidad constituyen un tejido social autónomo.
Comités de Derechos Humanos, partidos políticos, movimientos sociales, agrupaciones profesionales, agencias de prensa, una variedad de actores independientes portadores de nueva identidad, enmarcada en una redefinición de la solidaridad y la sociabilidad. Estas asociaciones independientes en los últimos 10 años han crecido tanto cuantitativa como cualitativamente.
El gobierno cubano al ver el auge por todo el país de los movimientos cívicos y comenzar estos a aumentar su visibilidad y reconocimiento por parte de la población. En marzo de 2003, lanzó una ola represiva, en la cual arrestaron a 75 de sus líderes y los condenaron en procesos sumarísimos a muchos años de prisión.
Un elemento que resaltó en la composición de los enjuiciados, fue el gran número de periodistas independientes virtualmente puestos fuera de circulación. Al parecer el poder evaluó la actividad de la prensa no oficial como uno de los elementos más peligrosos para el sistema por su mensaje crítico y plural.
Estudiosos de los fenómenos totalitarios como Carl Friedrich y Zbigniew Brzezinski en su libro “Las características generales de la dictadura totalitaria”. Manifestaron: “Un monopolio tecnológicamente condicionado y casi completo por parte del partido y el gobierno, sobre el control de todos los medios de comunicación de masa.”, como uno de los rasgo del sistema.
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