jueves, 29 de octubre de 2009

LOS PADRES SIN DERECHO A ELEGIR I, Carlos Valhuerdi Obregón.


Santa Catalina, Santa Clara, Villa Clara, 24 de septiembre del 2009 (FDC). La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama en su Artículo # 26, tercer párrafo: “Los padres tendrán el derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. Aspecto este totalmente excluido por el gobierno Castro-comunista desde su génesis.

Este derecho de la familia ha motivado numerosos conflictos con los Estados, que quieren arrogarse el derecho a controlar ideológicamente a los ciudadanos. En Cuba, el nuevo gobierno con disfraz de “humanista” atacó a la familia y a la Iglesia desde su llegada al poder, para conseguir ese objetivo.

Los Obispos cubanos escribían, el 18 de febrero de 1959, el documento “Al pueblo de Cuba”, preocupados ante los rumores de que “se gesta una reforma educacional que desconoce los principios fundamentales del Derecho Natural”. Se hablaba de un control estatal excesivo y de unificación escolar, para eliminar la educación cívica y religiosa.

A finales del año 1960, se comenzó a atacar y calumniar las diferentes instituciones educacionales que no respondían a los intereses del nuevo régimen totalitario. Los Obispos volvieron a alzar su voz de forma colegiada, en una carta abierta al Primer Ministro Dr. Fidel Castro, fechada el 4 de diciembre de 1960.

En este documento expresaban: “Podemos, desde luego, suponer que las críticas que allí se hicieron contra los “colegios de los privilegiados”, no se dirigían a las escuelas católicas, ya que en ellas reciben educación y enseñanza miles y miles y miles de niños y jóvenes de familias modestísimas”.

Más adelante, el mismo escrito señala: “…tenemos que pensar que tampoco se atacó a nuestros colegios cuando se habló de “esos centros en que predica el odio contra la Patria y el odio contra el obrero y el campesino”…costaría trabajo creer que ningún miembro del Gobierno sea capaz de lanzar gratuitamente una calumnia tan burda”.

Clamaba también el Episcopado cubano contra las diatribas injustificadas a la Universidad de Villanueva. Al afirmar: “Villanueva no es una “Universidad de Yanquilandia” sino una Universidad católica y cubana…cuyo profesorado está formado casi íntegramente por cubanos”.

Esa universidad continúa la afirmación de los prelados: “…el aporte extranjero se halla representado por un grupo reducidísimo de padres agustinos, que no vinieron a este país para lucrar con su trabajo, sino servir a Cuba y a invertir en ella el dinero donado en otros países”.

No se podía predecir la magnitud que alcanzarían hechos como estos con la macabra intención de controlar la conciencia ciudadana. Avivábanse los sentimientos más bajos de los seres humanos entre los que sobresalía la envidia, que junto con la mentira y la manipulación oficial se agigantaban y tomaban cursos insospechados.

Ya en el año 1961, todas las escuelas fueron intervenidas por el gobierno y los sacerdotes unidos a las monjas vinculados a la pedagogía, fueron expulsados de la isla, eliminándose así todo pluralismo social. Privada la familia del derecho y el deber original como primario de su función educativa, conforme a sus principios morales y religiosos.

Según el Concilio Vaticano II en la Declaración sobre la Educación Cristiana (Nro 6), se afirma que: “El poder publico que tiene por misión proteger y defender las libertades de los ciudadanos, debe procurar,... que a los padres le sea posible elegir, según su propia conciencia y con verdadera libertad, las escuelas para sus hijos”.

Derechos conculcados en Cuba, al existir una sola escuela, la estatal, al principio profundamente atea y ahora falsamente laica. En un inicio se discriminó a los religiosos en las aulas así como los maestros creyentes, que resultaron expulsados de las escuelas y los educandos impedidos de ir a la universidad, ahora se proclama el laicismo de la educación, pero es totalmente espurio.

El ataque oficial a toda concepción religiosa, a la Iglesia y la discriminación velada de la que son víctima los creyentes, tanto alumnos como profesores, continúa, a estos últimos en encuestas se les ha indagado sobre su filiación religiosa.Evidencia esto que el derecho de los padres sigue quebrantado junto a la libertad de conciencia.

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