jueves, 29 de octubre de 2009

EPÍSTOLA DE LA REDACCIÓN, No: 18



Hace unas cuantas semanas que una polémica divide a aquellos cubanos que se enfrentan al castrismo. Unos hijos de esta tierra están de acuerdo con el concierto “Paz sin Fronteras” promovido y coordinado por el cantante colombiano Juanes. Según los anuncios televisivos este es el segundo encuentro con estas características.

Lo doloroso de la cuestión tratada, es que tanto en las filas del exilio como de la oposición pacífica al interior de Cuba, las opiniones al respecto se encuentran atomizadas. Un tema como este se transforma en indiscutiblemente distorsionador de la verdadera realidad nacional del archipiélago.

Como propugnadores de la democracia representativa todos los anticastristas deben aceptar la existencia de otras maneras de pensar. Una de las esencias de este modo de gobierno, que por suerte está extendido por la inmensa mayoría de los estados del planeta, es precisamente que sobreviva la libertad de opinión.

Muchos son los ciudadanos que residen aquí, que observan con malos ojos las imágenes de quemar, destruir o aplastar con una aplanadora los discos de Juanes y otros cantores que han declarado vendrán a cualquier costo al concierto de marras. La difusión de estas secuencias por el gobierno cubano ayuda a exacerbar el miedo a la intolerancia y el no perdón.

Fuera mucho mejor que los compatriotas de la diáspora se pronunciasen públicamente, pues este es su derecho, pero sin caer en los vistos y repetidos hasta la saciedad actos de fanatismo. Porque de verdad que cualquier persona que mira y no conoce el contexto, sin dudas le recuerda a las quemas de libros realizadas por las hordas fascistas.

Si se habla de contexto histórico, sería buena idea recordar que esos cubanos exaltados han sufrido en carne propia las más crueles torturas por parte de fanáticos seguidores de Fidel Castro Ruz. Dentro de estos encontraremos ex – presos políticos, familiares de fusilados o ahogados en el mar por las fuerzas del totalitarismo al escapar de su patria.

Los promotores de la cantoría deberían conocer, que en la otrora Plaza Cívica “José Martí” muchos pacíficos opositores e intelectuales cubanos han sido pateados, por el simple hecho de reclamar sus derechos, sin violencia alguna. Que busquen en las noticias de internet como fueron arrastradas de allí, Las Damas de Blanco o el escritor Juan Almeida Martínez.

Es una cuestión inmoral de parte de Juanes y quienes lo secundaran, ponerse a cantar o venir a hacer arte para lograr “Paz sin Fronteras”, en una denominada Plaza de la Revolución, donde se han justificado por parte de los gobernantes pasados y presentes, unas ahora olvidadas invasiones guerreristas a naciones de África, Asia y América.

También es civilizado reconocer que Juanes y compañía tienen todo el derecho a cantar en La Habana, como que los cubanos residentes dentro y fuera de la isla pueden apoyarlos o no. Lo importante es hacerles saber que van a ser manipulados por un gobierno totalitario, que ha engañado durante más de 50 años a todo un pueblo.

Los cubanos en cualquier parte del mundo que se localicen deben tener bien claro, que el gran problema de la patria no es, si un tal Juanes va a interpretar o no unas melodías en la habanera Plaza de la Revolución. Lo importante es la liberación de los prisioneros políticos y de conciencia, para entonces empezar la democratización de Cuba.

FDC.


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