Parroquia, Santa Clara, Villa Clara, 24 de septiembre del 2009 (FDC). Si pudiésemos hincar espuelas a las alas de la imaginación y escoger un lugar para llevar una vida virtual, en un mundo idílico, una buena elección, seria vegetar dentro del Noticiero Nacional de Televisión. Allí solo se ven noticias agradables sobre Cuba y en algunos casos, pequeños problemas resolubles y no muy importantes.
En este espacio televisivo, se vive una casi perenne existencia sublime para los cubanos, sin importar en que condición económica estén, trabajadores, retirados, profesionales o dirigentes. Del resto del orbe solo vemos guerras, terremotos, problemas sociales y en general reseñas no gratas, que dan la impresión de que “fuera” todo es malo.
Pero en estos días, el romántico sueño se trastocó en pesadilla, debido a un reportaje sobre las producciones agrícolas. Allí aparecieron un sinnúmero de carretas cargadas de alimentos para la población y que según se dijo no había transporte para hacerlos llegar a los consumidores. Junto a este mal se sumaba la excesiva manipulación de los productos.
Esto último, conlleva que las mercancías llegaran a sus destinos deterioradas y con una calidad que dejaba mucho que desear. Varios fueron los entrevistados que tenían que ver con el asunto, o sea el traslado, manipulación y en general con la problemática planteada en el reportaje. Tantos funcionarios estatales como pueblo en general, no pudieron vaticinar la solución.
Lo más grave del problema, que no se dijo, es si este delicado asunto se podría resolver rápidamente, antes de que los productos mostrados se echasen a perder. Esto pudiera parecer lo peor de todo, sin embargo, ya el 31 de mayo del 2009, el diario “Juventud Rebelde” trataba el mismo problema y pronosticaba su repetición.
El director de la Unión Nacional de Acopio dejaba entrever, que esta situación se volvería a repetir, en la próxima cosecha, dada la falta de transporte de esta estatal empresa. No se puede argüir aquí el refrán de “guerra avisada no mata soldado”, pues no es la primera y ojala, sea la última vez, que un problema tan candente vuelva a repetirse.
También en estos días pudimos ver en el citado noticiero, una crítica de como en Europa, camiones cisternas botaban miles de litros de leche, lo que de hecho constituye un crimen de lesa humanidad, en un mundo donde hay miles de niños desnutridos en diferentes países del orbe. No obstante a los cubanos… les ocurre algo similar.
No se botan los productos, pero se echan a perder sin llegar al consumidor, después de haber invertido recursos para producir los mismos. Muchas veces estos son deficitarios en el país y hay que importarlos. De ocurrir esto en el futuro de forma cíclica junto con las cosechas, cada vez empeorará más la situación alimentaria de los nacionales.
Si le sumamos a esto, lo dicho el miércoles 23, en la emisión del mediodía de dicho noticiero, en el cual se informó que la edad promedio de los trabajadores agrícolas sobrepasa los 50 años, entonces el problema se agrava. Puesto que si parte de lo que se cosecha se pierde y los jóvenes no quieren trabajar en el campo, entonces ¿que comeremos el día de mañana?
Los cubanos de a pie, ni pueden vivir en el noticiero, ni remediar el problema. Vemos repetirse la crisis de un año para otro y por ello tampoco se ve la solución inmediata. Si fueran los criollos como Matusalén, podrían esperar cinco décadas más, pero no parece lo mejor. Así sólo se puede seguir: “Dándole candela al jarro… hasta que suelte el fondo”.
En este espacio televisivo, se vive una casi perenne existencia sublime para los cubanos, sin importar en que condición económica estén, trabajadores, retirados, profesionales o dirigentes. Del resto del orbe solo vemos guerras, terremotos, problemas sociales y en general reseñas no gratas, que dan la impresión de que “fuera” todo es malo.
Pero en estos días, el romántico sueño se trastocó en pesadilla, debido a un reportaje sobre las producciones agrícolas. Allí aparecieron un sinnúmero de carretas cargadas de alimentos para la población y que según se dijo no había transporte para hacerlos llegar a los consumidores. Junto a este mal se sumaba la excesiva manipulación de los productos.
Esto último, conlleva que las mercancías llegaran a sus destinos deterioradas y con una calidad que dejaba mucho que desear. Varios fueron los entrevistados que tenían que ver con el asunto, o sea el traslado, manipulación y en general con la problemática planteada en el reportaje. Tantos funcionarios estatales como pueblo en general, no pudieron vaticinar la solución.
Lo más grave del problema, que no se dijo, es si este delicado asunto se podría resolver rápidamente, antes de que los productos mostrados se echasen a perder. Esto pudiera parecer lo peor de todo, sin embargo, ya el 31 de mayo del 2009, el diario “Juventud Rebelde” trataba el mismo problema y pronosticaba su repetición.
El director de la Unión Nacional de Acopio dejaba entrever, que esta situación se volvería a repetir, en la próxima cosecha, dada la falta de transporte de esta estatal empresa. No se puede argüir aquí el refrán de “guerra avisada no mata soldado”, pues no es la primera y ojala, sea la última vez, que un problema tan candente vuelva a repetirse.
También en estos días pudimos ver en el citado noticiero, una crítica de como en Europa, camiones cisternas botaban miles de litros de leche, lo que de hecho constituye un crimen de lesa humanidad, en un mundo donde hay miles de niños desnutridos en diferentes países del orbe. No obstante a los cubanos… les ocurre algo similar.
No se botan los productos, pero se echan a perder sin llegar al consumidor, después de haber invertido recursos para producir los mismos. Muchas veces estos son deficitarios en el país y hay que importarlos. De ocurrir esto en el futuro de forma cíclica junto con las cosechas, cada vez empeorará más la situación alimentaria de los nacionales.
Si le sumamos a esto, lo dicho el miércoles 23, en la emisión del mediodía de dicho noticiero, en el cual se informó que la edad promedio de los trabajadores agrícolas sobrepasa los 50 años, entonces el problema se agrava. Puesto que si parte de lo que se cosecha se pierde y los jóvenes no quieren trabajar en el campo, entonces ¿que comeremos el día de mañana?
Los cubanos de a pie, ni pueden vivir en el noticiero, ni remediar el problema. Vemos repetirse la crisis de un año para otro y por ello tampoco se ve la solución inmediata. Si fueran los criollos como Matusalén, podrían esperar cinco décadas más, pero no parece lo mejor. Así sólo se puede seguir: “Dándole candela al jarro… hasta que suelte el fondo”.
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