jueves, 29 de octubre de 2009

LA TRANSICION ECONÓMICA NECESARIA. Ramón Jiménez Arencibia.


El Condado, Santa Clara Villa Clara, 1ro de octubre del 2009 (FDC). Querer tratar el tema de los cambios necesarios que deberán ejecutarse en el campo económico en el Pos-Castrismo, resulta difícil y complejo. Colocar al país en el camino del progreso, al mismo nivel alcanzado por otras naciones, exige una dosis de comprensión, claridad y sabiduría.

Condición inexcusable de lo anterior, es la transición política pacifica, que deberá efectuarse con el regreso a la institucionalidad y legalidad democrática. Volver al Estado de Derecho, al respeto de los principios que establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y una Sociedad Civil.

Durante casi todo el siglo XX y principios del XXI, transcurrieron diversos procesos de transformación política, económica y social. En unos, las mutaciones efectuadas representaron vigorizar la iniciativa privada, instalar economías de mercado, desarrollar las fuerzas productivas, incrementar las inversiones extranjeras, lo que redujo del déficit presupuestario.

En otros segmentos del planeta, el panorama fue en extremo diferente, la evolución política realizada condujo a crear estados totalitarios. Eliminaron la propiedad privada, la democracia representativa, la libertad de expresión, el pluralismo político. Bajo este nuevo sistema, los pueblos se hicieron cautivos y perdieron su condición de hombres y mujeres libres.

La Revolución Bolchevique, en el año l9l7, del pasado siglo, dividió al mundo en dos sistemas diametralmente opuestos. El Capitalista y el Socialista, ambos por su esencia son indiscutiblemente encontrados, aunque en el mundo de hoy, el bloque de países que integraban la Cortina de Hierro desaparecieron en Europa, no así en América y Asia.

No obstante lo anterior, los espectros de ese fantasma merodean con fuerza en América Latina. Estos amenazan nuevamente con convertir al ser humano en esclavo del estado, ensayan nuevas modalidades para llegar al poder, establecen alianzas con las izquierdas más extremistas del continente y siguen con la acusación al primer mundo de la pobreza del tercero.

Los marxistas-leninistas cubanos encabezados por su Primer Secretario Fidel Castro Ruz, iniciaron a principios de los años 60, del transcurrido siglo, el transito del Capitalismo sub-desarrollado que existía en Cuba, hacia una economía centralizada dirigida por el estado. Desmontaron todo el andamiaje de la Sociedad Civil, nacionalizaron las industrias y el comercio.

Las consecuencias de esta aberración histórica, la sufre de forma indecible el pueblo. La economía se ha visto paralizada por la escasez de petróleo, fertilizantes, materias primas. La industria azucarera desmantelada, las exportaciones e importaciones disminuyeron, el desempleo y el subempleo aumentan, la crisis económica es crónica y estructural bajo este sistema.

Reforma como la efectuada por el gobierno en 1994, en un intento por sobrevivir desde el punto de vista económico, no es lo que se aspira con una transición. Deben ir al fondo del problema, corregir las ineficiencias que manifiesta el actual ordenamiento, eliminar las restricciones que se aplican a las leyes del mercado.

Como es lógico, las transformaciones económicas no se efectuaran en las actuales condiciones imperantes. Hubo ciertos indicios de que la dirección del país intentaba llevar a cabo una lenta transición desde la economía centralizada, a la que algunos llaman “economía mixta”, integrada por empresas estatales y compañías privadas.

Fidel y Raúl Castro, como exponentes de la línea dura del gobierno nacional, se resisten a la adopción de autenticas reformas de mercado. Tal obstinación encuentra su explicación en el hecho, que una recuperación de la economía que siga pautas del Libre Mercado, producirá una erosión del poder y del control político.

Cual primer supuesto de una alta prioridad para la población cubana, sería el aumento de sus niveles de consumo, uso de la libre expresión de la demanda. Aumento de la producción, empleo, comercio, transporte e inversiones. Son tareas básicas de una transición económica necesaria.





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