jueves, 22 de octubre de 2009

RAMÓN EL CUBANÓLOGO DE LA CEIBA, Joaquín Cabezas De León.


La Ceiba, Camajuaní, Villa Clara, 10 de septiembre del 2009 (FDC). Ramón siempre soñó con ser un politólogo, su realización personal era haberse graduado en Ciencias Sociales. Pero una cosa son los sueños y otras las realidades, así que el hijo menor de Mongo Oliva se graduó como Técnico Medio en Comercio y Gastronomía y sólo ejerce su pasión en la bodega de su barrio.

Como buen observador de la realidad cubana “Ramón El Cubanólogo” argumenta una serie de consideraciones que se deben tener en cuenta, a la hora de realizar un diagnostico sobre la problemática nacional. Según él, la sucesión de Raúl Castro se efectuó sin sobresaltos sociales, ni ruptura abrupta en el poder, todo fue de “terciopelo”.

Esto garantizó estabilidad en el país y a la elite gobernante, las purgas efectuadas fueron ajustes de cuentas de Raúl, para reacomodar a los llamados Raulistas, consolidar el poder y control de los militares sobre todos los sectores de la nación. Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Carlos Valenciaga y Fernando Remírez de Estenoz, eran hombres muy próximos a Fidel Castro.

Otro elemento importante para Ramón, es que a casi tres años de la asunción de aquel mandato interino, no se han proyectado reformas de ningún tipo, en unas circunstancias que lo exigen a diario y demandan cambios puntuales. Lo que se percibe es una ortodoxia solapada, pues la tenencia de celulares y las entradas a hoteles, son como confituras para que el niño se porte bien.

Raúl Castro, predicen muchos observadores entre ellos el Cubanólogo de La Ceiba, se encuentra atado emocional y políticamente a su hermano Fidel, por lo que mientras este se encuentre con lucidez y razón, seguirá con el control estratégico de la política del país. Raúl lo propuso en la Asamblea Nacional del Poder Popular, que lo invistió formalmente como presidente.

Fidel Castro es un hombre extremadamente ortodoxo y sabe que cualquier cambio por leve que este sea, crea una fisura por donde se puede derrumbar el régimen. El sistema de gobierno cubano no es susceptible a reformas y el más famoso de los Castro es previsor en esto, pues para él reforma es sinónimo de desplome.

El hincapié que el menor de los Castro hace con profundizar la institucionalización, es una forma de reprimir en el marco de la legalidad. Todo el entramado “legal” del país está dispuesto para que los ciudadanos se encuentren asfixiados en una atmósfera que los oprime. La ley es el instrumento de opresión del estado.

Las continuas declaraciones de Raúl Castro de dialogar en igualdad de condiciones con el gobierno de Estados Unidos de América, es pura retórica política para dar una imagen de relaciones públicas. El llamado “Efecto Obama” se diluye ante la férrea voluntad de dominación a sus conciudadanos de los hermanos Castro.

Obama como presidente es en el criterio del gobierno cubano, un enemigo mucho más peligroso que el desafortunado George W. Bush con su política de halcón militarista. Este mandatario rompe muchos mitos de la propaganda castrista, algunos ideólogos del régimen están muy preocupados con las proyecciones y lo que representa el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

A pesar del inmovilismo del castrismo que busca mantenerse en el poder y tiene la capacidad de congelar a la sociedad, para conservarla en una suerte de parálisis, donde prevalece a nivel social el conformismo y la frustración. Subyace en el inconsciente colectivo la necesidad de cambios.

El movimiento pro-democracia en su accionar ha logrado resistir la represión sistemática y se ha extendido por todo el país, con gran reconocimiento internacional y con proyectos que comienzan a convertirse en formulas positivas para buscar soluciones a la crisis. Pero carente todavía de ser una alternativa al poder del régimen.

Los escenarios de la transición a la democracia pueden ser diversos, pero el movimiento pro-democracia para ser un actor básico en cualquier evento, debe ampliar su base social y extender su influencia en la sociedad. Resistir es el primer eslabón, el otro es construir una alternativa viable al castrismo o a su versión raulista.

Una segunda etapa en el gobierno de Raúl Castro debe estar dirigida, a darle forma propia a su régimen sin la tutela de Fidel Castro, cualquier aproximación teórica a lo que pudiera proyectar es pura especulación. La idea básica de Raúl y de los raulistas, es buscar mecanismos que no alteren el balance de poder y garanticen la continuidad.

Ramón El Cubanólogo de La Ceiba, afirma: “No esperen nada que no sean capaces de conquistar” y recuerda aquella máxima de Martin Luther King Jr., que reza: “Sabemos por dolorosa experiencia que la libertad nunca la concede voluntariamente el opresor. Tiene que ser exigida por el oprimido.”

Este hijo de Mongo Oliva no ha tenido debates académicos en foros internacionales sobre Cuba, con especialistas de la talla de Marifeli Pérez-Stable o Jorge Ignacio Domínguez, tampoco ha sido invitado de la Universidad de Miami al “Cuba Transition Proyect”. Él simplemente observa desde la bodega donde trabaja la realidad cubana, pero en todo está muy claro ¿verdad?

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