El Condado, Santa Clara, Villa Clara, 17 de septiembre del 2009 (FDC). El próximo día 28 de septiembre, se cumplirá el 49 Aniversario de la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), hecho ocurrido en fecha tan temprana, del año l960. Cuando surgían los primeros enfrentamientos entre el régimen recién estrenado y sus enemigos políticos.
Aquella noche, Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, llamó a la creación de esta nueva organización de masas. Nadie imaginó que se abría un capítulo tenebroso en la historia de este país, cuyo balance a la vuelta de casi medio siglo arroja un saldo escalofriante en la represión y división del pueblo.
¿Cuántos ciudadanos en esta república no han sido víctimas de la delación infame y la insidia de estas nuevas hordas fascistas? En su política de dominio y control absoluto sobre las personas, esta novedosa organización se proyectó inicialmente a nivel de cuadra, puesto que su principal tarea era la vigilancia del prójimo.
Pero como todo en éste país se burocratiza, el nuevo instrumento de control creó de inmediato un andamiaje burocrático. Surgieron miles de funcionarios en los diferentes niveles. El organigrama tomó la división político –administrativo de la isla de 1976, o sea, partió de la cuadra de base hasta los ejecutivos municipales, provinciales y la Coordinación Nacional.
Los CDR han sido la entidad represiva visible, que alcanza más directamente a cada hogar. El hecho de estar localizados en cada cuadra, les permite actuar con eficacia en el aplastamiento de los focos y de la actividad insurreccional, llevada a cabo por las organizaciones opuestas al sistema comunista.
En ayuda del incipiente aparato policiaco-represivo acudieron estos comités, que procuraron incorporar la mayor cantidad posible de personas a la estructura estatal. Para dar inicio a la mayor cacería política e ideológica, sólo comparable, por las realizadas por el nazismo, fascismo y el estalinismo como formas de totalitarismo
Se conoce que el objetivo principal de ésta entidad de masas es el punitivo. No obstante existe una dirección compuesta por responsables de las distintas esferas, como son Organización, Propaganda, Ideología, Educación, Salud, Recolección de Materias Primas, entre otras. El comité de cuadra está dirigido por un presidente, pero el cargo clave es el de Vigilancia.
Al igual que el resto de las agrupaciones que existen en esta nación, los CDR se subordinan plenamente al Partido Comunista de Cuba. Aportan el personal que hace la guardia nocturna, informan a la Policía Política de cualquier reunión que en alguna casa se realice, de movimientos sospechosos de entrada y salidas de objetos de un lugar.
Entre las tareas insoslayables de esta formación política, está pedir los documentos de identidad a cualquier sospechoso en su área. La Seguridad de Estado solicita información a sus miembros sobre determinados individuos a quienes investiga. Para la ciudadanía no integrada a la Revolución, los dirigentes de estos comités son vulgares “Chivatos”.
Cual primer gran papel implacable de los CDR, tuvo lugar, según el sociólogo Juan Clark, en su libro “Mito y Realidad”, al efectuarse el desembarco por Bahía de Cochinos, en 1961, donde afirma textualmente: “… en aquella ocasión ayudaron masivamente a los cuerpos policiales a la detención de decenas de miles de ciudadanos considerados contrarrevolucionarios”.
Hoy, cuando la actividad insurreccional violenta ha cesado y la disidencia en Cuba apuesta por una transición pacifica, el papel de los comités es otro. La vigilancia contra los opositores pacíficos, el mercado negro, en esto la eficiencia de los CDR ha disminuido, debido a que muchos de sus miembros participan de estas actividades y se dejan corromper.
Muchos aún lloran las funestas consecuencias del papel jugado por esta organización. Aunque ya el cederista no es una persona dispuesta a defender una revolución en la que no cree, sino alguien que ha sido obligado a integrarse a ella. Por eso reflexiona profundamente en este otro triste aniversario.
Aquella noche, Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, llamó a la creación de esta nueva organización de masas. Nadie imaginó que se abría un capítulo tenebroso en la historia de este país, cuyo balance a la vuelta de casi medio siglo arroja un saldo escalofriante en la represión y división del pueblo.
¿Cuántos ciudadanos en esta república no han sido víctimas de la delación infame y la insidia de estas nuevas hordas fascistas? En su política de dominio y control absoluto sobre las personas, esta novedosa organización se proyectó inicialmente a nivel de cuadra, puesto que su principal tarea era la vigilancia del prójimo.
Pero como todo en éste país se burocratiza, el nuevo instrumento de control creó de inmediato un andamiaje burocrático. Surgieron miles de funcionarios en los diferentes niveles. El organigrama tomó la división político –administrativo de la isla de 1976, o sea, partió de la cuadra de base hasta los ejecutivos municipales, provinciales y la Coordinación Nacional.
Los CDR han sido la entidad represiva visible, que alcanza más directamente a cada hogar. El hecho de estar localizados en cada cuadra, les permite actuar con eficacia en el aplastamiento de los focos y de la actividad insurreccional, llevada a cabo por las organizaciones opuestas al sistema comunista.
En ayuda del incipiente aparato policiaco-represivo acudieron estos comités, que procuraron incorporar la mayor cantidad posible de personas a la estructura estatal. Para dar inicio a la mayor cacería política e ideológica, sólo comparable, por las realizadas por el nazismo, fascismo y el estalinismo como formas de totalitarismo
Se conoce que el objetivo principal de ésta entidad de masas es el punitivo. No obstante existe una dirección compuesta por responsables de las distintas esferas, como son Organización, Propaganda, Ideología, Educación, Salud, Recolección de Materias Primas, entre otras. El comité de cuadra está dirigido por un presidente, pero el cargo clave es el de Vigilancia.
Al igual que el resto de las agrupaciones que existen en esta nación, los CDR se subordinan plenamente al Partido Comunista de Cuba. Aportan el personal que hace la guardia nocturna, informan a la Policía Política de cualquier reunión que en alguna casa se realice, de movimientos sospechosos de entrada y salidas de objetos de un lugar.
Entre las tareas insoslayables de esta formación política, está pedir los documentos de identidad a cualquier sospechoso en su área. La Seguridad de Estado solicita información a sus miembros sobre determinados individuos a quienes investiga. Para la ciudadanía no integrada a la Revolución, los dirigentes de estos comités son vulgares “Chivatos”.
Cual primer gran papel implacable de los CDR, tuvo lugar, según el sociólogo Juan Clark, en su libro “Mito y Realidad”, al efectuarse el desembarco por Bahía de Cochinos, en 1961, donde afirma textualmente: “… en aquella ocasión ayudaron masivamente a los cuerpos policiales a la detención de decenas de miles de ciudadanos considerados contrarrevolucionarios”.
Hoy, cuando la actividad insurreccional violenta ha cesado y la disidencia en Cuba apuesta por una transición pacifica, el papel de los comités es otro. La vigilancia contra los opositores pacíficos, el mercado negro, en esto la eficiencia de los CDR ha disminuido, debido a que muchos de sus miembros participan de estas actividades y se dejan corromper.
Muchos aún lloran las funestas consecuencias del papel jugado por esta organización. Aunque ya el cederista no es una persona dispuesta a defender una revolución en la que no cree, sino alguien que ha sido obligado a integrarse a ella. Por eso reflexiona profundamente en este otro triste aniversario.
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