La ciudadanía cubana pudo observar con marcada incertidumbre, como fueron conmemorados los 138 años del atroz Fusilamiento de los 8 Estudiantes de Medicina. El simbolismo histórico de este día, 27 de noviembre de 1871, llega más vigente que nunca a nuestros días. Debido a que existió un baldío derramamiento de sangre cubana.
Aquella patria sufría, como hoy padece esta misma tierra cubana. Por desgracia solo han cambiado los contextos políticos, históricos, económicos y gubernamentales. Nuestros compatriotas luchaban por salirse de esa esclavitud, que trae apropiada y asociada cualquier tipo de dictadura sobre los hombres y mujeres en este mundo.
Nuestros irredentos antepasados se enfrentaban desde la manigua liberadora, los palenques de cimarrones y el duro exilio al colonialismo español. Aquí, hace más de una centuria apareció la necesidad espiritual de ser ciudadanos libres, por desgracia todavía encaramos el desafío de alcanzar la libertad.
Pero esta libertad no puede ser tal, si los patriotas que conforman al país no lo son también. Pues la libertad de un estado con respecto a otros, solo es cierta, si viene acompañada por la democracia. Esta última condición es la única que hace verdaderamente libres a los ciudadanos y ciudadanas que integran una nación.
Esos universitarios y otros estudiantes que participaron en la marcha caminata, desde la Escalinata de la Universidad de La Habana hasta el monumento a los fusilados al pie del Castillo de la Punta, no son libres. Ellos tienen que lidiar con el mismo fenómeno que bregaron los ejecutados de aquella pasada época.
Este fenómeno es uno, que se ha hecho recurrente a lo largo de toda la historia, tiene varias denominaciones, pero es más fácil llamarlo: Intolerancia. Posee varios sinónimos como pudieran ser: Intransigencia, obstinación, sectarismo, terquedad, fanatismo, oscurantismo, exaltación, superstición y exclusivismo.
Los estudiantes de la enseñanza universitaria en la isla, estén o simulen estar de parte del gobierno castrista, tienen fresca en sus mentes una frase intolerante. Que es repetida hasta el cansancio por los portavoces del régimen totalitario, la cual reza así: “La universidad es solo para los revolucionarios”.
Aquí radica precisamente la carencia de libertades, pues los convocados a homenajear a los mártires contra las pretéritas botas militares ibéricas. En este tiempo temen ser las víctimas de las actuales botas toscas de los uniformados con trajes de verdeolivo y que con marcado fanatismo reprimen a toda voz disidente.
El desfile resultó impresionante para la opinión pública nacional y fundamentalmente la internacional. Como parte de la necesidad de simulación política, cual única manera de sobrevivir en este estado socialista de no derecho. La masa estudiantil que recorrió el largo trecho, admira a los inocentes caídos, pero se ven obligados a hacer las cosas como quiere el oficialismo.
Aunque no eran estudiantes de una carrera tan humana como la Medicina, a muchos compatriotas no se les quitan de sus memorias, el también fusilamiento sumarísimo de Los Tres Negritos de La Habana, en el cercano 2003. Ambos grupos de jóvenes cubanos asesinados, derramaron su sangre por la marcada intolerancia de gobernantes que tuvo y aun tiene Cuba.
FDC.
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