jueves, 17 de diciembre de 2009

¿TODOS SERÁN IGUALES? II y FINAL, Licet Zamora Carrandi.


Santa Catalina, Santa Clara, Villa Clara, 3 de diciembre del 2009 (FDC). A partir de la despenalización del dólar nunca más se pudo hablar de igualdad en este país, aunque es bueno aclarar que esta jamás existió verdaderamente. Seria bueno recordar como los ciudadanos que han tenido familiares en el exilio, desde los años 60, siempre fueron privilegiados.

Aunque el uso de vestimentas foráneas constantemente trajo consigo problemas de discriminación en los lugares de estudios y trabajos. Se recordará las depuraciones universitarias en diferentes épocas, después del llamado triunfo de la revolución, solamente por usar un pulóver, pantalones de mezclilla de cualquier marca ya sea Lee, Louis o Levis-Strauss.

Al querer restablecer la disciplina resquebrajada en extremo, por casi 20 años, los dirigentes de todas las instancias del país y fundamentalmente los de educación, han decidido imponerla por la fuerza entre los estudiantes sin previa concientización. Si retomamos las palabras de José de la Luz y Caballero: “Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo”.

Lo primero sería, observar como se visten los pedagogos, hoy en Cuba, no solo los que están frente al aula, sino también algunos de los que salen en las teleclases o son entrevistados para la televisión. Se puede observar el uso de pantalones pelvianos, blusas de tirante, escotadas, tatuajes así como el pelo largo en los hombres y el uso de chancletas en ambos sexos.

Con las nuevas medidas queda prohibido llevar zapatillas de más de 20 pesos convertibles (CUC) y solo en carmelitas, blancas o negras, las medias deben ser blancas y altas, de 85 centavos a 1,00 CUC. También se exigen el uso de mochilas, que su valor fluctúe cercano a los 13 CUC, al igual que cintos para los varones, estos son precios altos para los ingresos de las familias cubanas.

El Hago Constar con el que se puede adquirir el uniforme escolar, solo contempla en el caso de las hembras una blusa y saya, al igual que en los varones una camisa con pantalón. Dicho documento no incluye medias, cintos, zapatos ni mochila, hay que tener en cuenta que en las tiendas de captación de divisas, la mayoría de las veces esos productos no se comercializan.

Por lo que se pone de manifiesto, que las ofertas no son de acuerdo a las demandas y mucho menos el precio se corresponde con el salario promedio de los trabajadores. Lo usual es escuchar a los profesores, directores de las escuelas y municipios, enviar a los padres a hacer estas compras inexistentes en los comercios.

Un ejemplo, estos argumentos se fundamentan con lo ocurrido en el Instituto Politécnico de los Servicios (IPS) “Mirto Milián” de Santa Clara, donde la Directora de la Enseñanza Técnica y Profesional Miriam, junto a la directora de la escuela María Elena, acompañada de los jefes de departamentos, se abalanzaron encima de los estudiantes con bisturí y cuchillas en manos.

Con el pretexto de zafar los dobladillos de las sayas, pinzas de las blusas y camisas, así como el ancho de los pantalones. En su furia rajaron uniformes y arañaron estudiantes, al tiempo que proferían ofensas, amenazas con palabras no dignas de un pedagogo. Revisaron las mochilas, carteras vaciándolas encima de las mesas, para ver sus contenidos, como si fueran delincuentes.

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su Artículo # 12 expresa: “Nadie será objeto de ingerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales ingerencias o ataques”. Estos profesores violentaron este acápite.

Sin embargo, no es preocupación de las autoridades educacionales, que en dicho centro la asignatura de Español del tercer año de Gastronomía no se ha impartido, las demás especialidades como por ejemplo Bibliotecología y Elaboración de Alimentos no han recibido las asignaturas técnicas de dichas especialidades. Entonces surge la inquietud ¿Serán todos iguales?

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